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Describen estructura celular del parásito causante de diarrea



Conacyt

Martes 20 de Septiembre de 2016 2:35 pm

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En México, un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en colaboración con el Instituto Nacional de Pediatría (INP), estudia desde hace varios años este parásito, con la idea de buscar nuevos blancos moleculares para el tratamiento de la giardiasis.

Giardia lamblia es el parásito causante de la giardiasis, una enfermedad diarreica que afecta a individuos de todas las edades, pero por sus implicaciones clínicas cobra relevancia en la población infantil. Aunque en muchas ocasiones las personas infectadas son asintomáticos, en algunos casos se manifiestan trastornos en el crecimiento, trastornos digestivos y diarrea crónica.

En México, un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en colaboración con el Instituto Nacional de Pediatría (INP), estudia desde hace varios años este parásito, con la idea de buscar nuevos blancos moleculares para el tratamiento de la giardiasis.

Y es que, de acuerdo con Gabriel López Velázquez, doctor en ciencias e investigador del Laboratorio de Bioquímica Genética del INP, los medicamentos actuales para hacer frente a la giardiasis generan importantes efectos secundarios, dolores de cabeza y náuseas. Aunado a lo anterior, el parásito intestinal que la ocasiona ha mostrado resistencia a los fármacos recetados para su tratamiento.

Análisis y nuevas evidencias científicas

En los últimos años, el grupo de investigación encabezado por el doctor Luis Felipe Jiménez, de la Facultad de Ciencias de la UNAM, ha realizado el seguimiento del ciclo celular de Giardia lamblia para determinar su funcionamiento al paso de este. Recientemente, los científicos descubrieron que el parásito tiene el nucléolo más pequeño de todos los organismos eucariontes, y se mantiene constante durante todo este proceso celular.

 “Encontramos que el ciclo celular de G. lamblia se comporta de forma diferente al de los demás organismos eucariontes: es una estructura constante, no se fragmenta o sufre una serie de cambios como en el caso de los eucariontes superiores. En nuestras células, por ejemplo, el nucléolo se dispersa cuando se divide la célula. En Giardia se conserva al paso del ciclo celular y, por lo tanto, planteamos que esta estructura es vital para el organismo”, explicó López Velázquez, también académico de la UNAM.

Los resultados de esta investigación se publicaron recientemente en la revista especializada The Anatomical Record. Los hallazgos hacen pensar a los científicos mexicanos en la posibilidad de un blanco molecular para el desarrollo de nuevos medicamentos dirigidos a atacar el parásito.

La investigación sobre Giardia lamblia nació con la inquietud de corroborar datos proporcionados por grupos de investigación internacionales. De acuerdo con el también investigador nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), a principios de este siglo, estudios internacionales daban cuenta de la inexistencia de un nucléolo en este parásito, situación que llevó a los científicos mexicanos a cuestionar esta información. Así, en 2008 lograron demostrar la presencia de este organelo.

“Para demostrar la existencia del nucléolo hicimos análisis ultraestructurales y de citoquímica, dimos seguimiento a moléculas relacionadas con el funcionamiento de los nucléolos. Logramos demostrar que efectivamente sí existe un nucléolo. Lo describimos como el más pequeño y arcaico que existe en los eucariontes”, comentó.

En la actualidad, este grupo de investigación es considerado pionero en el estudio del nucléolo de Giardia lamblia. “A pesar de ser uno de los primeros organismos que se vieron en el microscopio por Leeuwenhoek, sigue siendo un parásito muy estudiado debido al daño que ocasiona, pero no hemos podido erradicarlo, es un grave problema”, concluyó.

Cómo se transmite la giardiasis

La infección por G. lamblia se transmite a través de la ingesta de agua o alimentos contaminados y por contagio interpersonal, por las heces de una persona o animal infectado. Los síntomas van desde una diarrea leve o aguda, calambres estomacales, hinchazón, pérdida de peso y fatiga.

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