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Fotógrafos, oficio que está por desaparecer



FOTO INTERNET

Sábado 05 de Noviembre de 2016 7:48 pm

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Las nuevas tecnologías, además de cámaras más sofisticadas y digitales han hecho posible que cualquier persona, incluidos niños de seis años, traigan en sus manos un artefacto mediante el cual pueden hacer tomas incluidos las denominadas selfies.


Progreso y beneficios para unos, fin de un ciclo para otros. Las nuevas tecnologías aparentemente representan el término de una etapa para los fotógrafos ambulantes, que poco a poco se han ido extinguiendo, pues todo mundo trae cámara.

Las nuevas tecnologías, además de cámaras más sofisticadas y digitales han hecho posible que cualquier persona, incluidos niños de seis años, traigan en sus manos un artefacto mediante el cual pueden hacer tomas incluidos las denominadas selfies.

El fotógrafo ambulante, aquel que en el pasado se apostaba en la entrada de un establecimiento comercial concurrido, en los templos, así como en los lugares turísticos como playas y circos, poco a poco se han ido extinguiendo, hasta su casi aniquilamiento.

En los lugares concurridos, en los que hace 20, 30 y 40 años era común ver a un fotógrafo ambulante ofreciendo sus productos con aquellas famosas cámaras Polaroid, ahora son puntos de referencia, menciones históricas de quienes vivieron esas generaciones.

En Playas de Tijuana, en la década de los años 60 y 70, era común ver hasta 10 fotógrafos portando sus, en aquel entonces, sofisticadas cámaras, que tenían la magia de hacer que de la nada, aparecieran imágenes de un cartoncillo extraído de la Polaroid.

Bastaba con extraer el cartoncillo, aletearlo un poco en el aire y la imagen iba apareciendo, ante la mirada atónita de los clientes, que en ese tiempo pagaban hasta tres dólares por mantener, mediante esa fotografía, el recuerdo del momento.

Sobraban los fotógrafos ambulantes en esa playa, especialmente entre los meses de junio y agosto, cuando por la temporada veraniega se antojaba ir al mar. Muchas familias de aquella época guardan aún aquellas fotografías tomadas por un profesional.

Lo mismo ocurría en la zona centro de Tijuana, ahí en la calle Segunda, frente al Mercado El Popo, en donde un fotógrafo ambulante tomaba la fotografía, le daba una contraseña al transeúnte y éste, si así lo quería, regresaba por el recuerdo.

Muchos tijuanenses fueron sorprendidos por ese fotógrafo cuando transitaban por esa calle. Otros, pasaban a propósito para que fueran captados por la lente, incluso se ponían sus mejores galas para aparecer de la mejor forma en el momento que fueran captados.

Fotógrafos ambulantes había también en los festejos escolares, el Día de las Madres, el Día del Niño y todos aquellos festivales que se hacían en las escuelas y que eran la ocasión propicia para que los profesionales de la lente hicieran su agosto.

Aquellos tiempos han quedado atrás. Ahora lo que se puede ver en los lugares concurridos o aquellos que por su calidad turística congregan a multitudes, es a los paseantes con sus cámaras o teléfonos celulares haciendo tomas.

Apenas en esta década, se hicieron famosas las llamadas selfies, que son fotografías captadas por el mismo portador del teléfono celular o la cámara y que se capta a sí mismo, teniendo como fondo el lugar en el que está tomando la fotografía.

Si es un grupo de personas, se agrupan en algún lugar, frente al monumento o edificio que quieren que aparezca en el fondo, mientras uno de ellos toma la fotografía que después compartirán por las redes sociales.

Muy popular es la selfie que uno de los integrantes del grupo toma teniendo como fondo al resto de sus acompañantes y que basta con portar un Smartphone, un teléfono celular que tiene integrada una cámara fotográfica en el anverso y el reverso.

Lo que la tecnología ha hecho fácil para algunos, ha significado la extinción para otros, en este caso los fotógrafos ambulantes, que ante la imposibilidad de reinventarse, han tenido que desplazarse hacia otras ocupaciones y vivir de los recuerdos.

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