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Llega cuerpo de Mara a Xalapa; la velan familiares



Sábado 16 de Septiembre de 2017 10:09 pm

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Familiares y compañeros asistieron al velatorio Bosques del Recuerdo para darle el último adiós a la joven, asesinada presuntamente por un conductor de la empresa Cabify

La fotografía de una joven en jeans, con una blusa blanca y una pose despreocupada reposa sobre la madera del féretro que resguarda los restos de Mara Fernanda, la joven estudiante universitaria que fue recibida con corazones rotos en su natal Xalapa. 

Veracruz recibió así, en su último viaje, a una de sus hijas: Mara, la estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) que tras una noche de diversión fue asesinada presuntamente por un conductor de la empresa Cabify.

En la sala de velación 5 de Bosques del Recuerdo, los asistentes se enfrentaron a la imagen desoladora de una muerte sin sentido, de la pérdida irreparable de una vida y el corazón desecho de familiares que intentan con poco éxito parar de llorar y de sufrir. 

En el fondo de la sala muchos se funden en un abrazo como para consolarse por la partida de esa niña de 19 años de edad, pero la quietud jamás llega y menos para la madre de Mara, la señora Gabriela Miranda, quién sucumbió en varias ocasiones a la pérdida de su hija. 

El contraste de la muerte: por un lado la imagen sonriente en la foto con el féretro cerrado que guarda a la pequeña que alguna vez cargó en sus brazos y logró consolar ,y por el otro una madre desecha, casi "muerta" en vida.

Sólo ella agoniza al grado de preguntarse qué clase de "monstruo" fue capaz de arrebatar la vida de Mara, cuyo único delito fue hacer lo que recomiendan cuando los jóvenes salen de esta: buscar un taxi seguro que los lleve a casa y nadie pudo anticipar que ese sería el último viaje de Mara.

La bóveda del cofre contiene la imagen grabada de la María de los eles católicos, y alrededor decenas de ores blancas, coronas y arreglos que dan cuenta del amor que muchos sienten por la joven que fue asesinada luego de salir de un bar en Cholula, Puebla.

El sacerdote católico, Quintín López Cessa, intentó con pocos resultados dar consuelo a la familia y a la madre Gabriela Miranda López, cuya vida se pausó desde el 8 de septiembre, el día que desapareció su hija.

El clérigo recordó el pasaje bíblico del apóstol Juan que narra la llegada de Jesús a Betania, donde su amigo Lázaro había fallecido hacía varios días; contó cómo una de sus hermanas de nombre Marta le reclamó la tardanza y luego les recordó que Jesús resucitó a Lázaro.

El Universal



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