Mexiac en Colima
Elena DEL TORO
Domingo 29 de Julio de 2018 8:09 am
+ -EL Poliforum Cultural Mexiac resguarda y difunde las casi 3 mil piezas del grabador mexicano Adolfo Mexiac, que marcan toda la historia del artista originario de Michoacán y lo convierten en acervo cultural único en México.
EL Poliforum Cultural Mexiac resguarda
y difunde las casi 3 mil piezas del grabador mexicano Adolfo Mexiac, que marcan
toda la historia del artista originario de Michoacán y lo convierten en acervo
cultural único en México.
Al fondo del Jardín Corregidora, de
esta ciudad, se encuentra el Poliforum, inaugurado el 10 de junio de 2016.
Antes fue el Centro Cultural Adolfo Mexiac, que abrió sus puertas en 2008, con
la exposición de obra permanente del artista.
El recinto actual incluye un Auditorio
con capacidad para 110 personas, Sala de Exposiciones y Taller de Artes
Plásticas, especial para enseñar los principios básicos de grabado a niños de
primaria y secundaria.
Perteneciente a una familia campesina,
Adolfo Mexiac nació en Cuto de la Esperanza, Michoacán, en agosto de 1927.
Durante su infancia realizó tareas del campo, cuidó becerros, pepenó maíz y
vendió leña. Mientras jugaba con carretes de hilo o dormía junto a una fogata,
soñaba que viajaba en una máquina de vapor para descubrir nuevas tierras.
Tiempo después, su creación fue el boleto que lo llevó a recorrer el mundo.
A temprana edad, emigró a la Ciudad de
México e ingresó al Taller de Gráfica Popular (TGP), donde convivió con
destacados grabadores y pintores, como Luis Arenal, Pablo O’Higgins y Leopoldo
Méndez.
Años más tarde, trabajó en el Centro
Coordinador Indigenista en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Como encargado
de apoyos visuales realizó carteles, cartillas bilingües y otras publicaciones
en tzotzil y tzeltal ilustradas con grabados, así como escenografías para el
teatro guiñol que dirigía Rosario Castellanos.
En 1955 retomó su participación en el
TGP y colaboró con el Instituto Nacional Indigenista, lo que le permitió
recorrer el país haciendo trabajos en zonas indígenas, desde la Tarahumara
hasta Yucatán. Trabajó al lado de intelectuales de la talla de Juan Rulfo, Tito
Monterroso, Gastón García Cantú, Alí Chumacero y Fernando Benítez, entre otros.
“Conocer México de esa manera me
permitió entender la diversidad y complejidad sociocultural de nuestro país”,
indica en un escrito, y agrega: “A partir de ese momento, mi actividad
profesional ha sido constante y diversa, e igualmente diversa la temática
abordada en mi obra: la clase obrera, los campesinos, la historia, la política
y mis propios estados anímicos; también el paisaje, los animales y en especial
los insectos”.
Cuenta que experimentó con las
técnicas del grabado, particularmente la xilografía, y las de pintura de
caballete y mural. Simultáneamente, impartió clases, durante 27 años, en la
Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM.