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El pozole, un platillo prehispánico



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Domingo 05 de Agosto de 2018 9:09 am

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Uno de los platillos preferidos de los mexicanos es el pozole. Se consume en grandes cantidades en septiembre, mes en el cual se festeja la independencia de nuestro país.

Uno de los platillos preferidos de los mexicanos es el pozole. Se consume en grandes cantidades en septiembre, mes en el cual se festeja la independencia de nuestro país.

Existen diversas variantes de este platillo a través del territorio nacional, las cuales se pueden catalogar en dos grandes grupos; los no condimentados que tienen la intención que el propio comensal lo prepare a su gusto integrándole chile piquín o alguna salsa molcajeteada; el segundo grupo es el condimentado, por ejemplo el pozole rojo y el verde que adquiere su coloración al integrarle pepita molida y chiles.

Lo curioso de este platillo es que tiene sus orígenes dentro de la sociedad mexica, cuando era consumido ritualmente durante la fiesta de Nuestro Señor Desollado, Xipe Tótec.

La veintena dedicada a esta deidad llevaba por nombre Tlacaxipehualiztli y significaba en náhuatl “desollamiento de hombres”. Cabe mencionar que Xipe Tótec era una deidad asociada a la primavera, a la regeneración vegetal y a la guerra. Era el patrono de los orfebres y su templo se ubicaba en el barrio de Yopico. Y sí, literalmente durante estas festividades religiosas se sacrificaban hombres para posteriormente desollarlos.



Su nombre viene del náhuatl potzonalli, apotzontli que significa espumoso y espuma, haciendo alusión a su delicioso caldo. Dentro del contexto ritual el nombre del platillo era Tlacatlaolli, “maíz desgranado de hombres”. Tuvo este nombre debido a que la carne que se usaba era humana, principalmente de cautivos que habían sido sacrificados en algún templo mediante la extracción del corazón.

Posteriormente el cuerpo era entregado a quien lo había capturado en batalla para que pudiera brindar un banquete con el fin de fortalecer sus lazos sociales, congraciarse con sus patrocinadores o con las élites de su barrio. Antes de llevarse el cuerpo, tenía que obsequiar el muslo derecho al gobernante de Tenochtitlán. Era una tradición para reconocer el poder y apoyo del Huey Tlahtoani.

A pesar de lo impactante que pueda parecer, a través de la evidencia arqueológica se sabe que muchos grupos mesoamericanos practicaban la antropofagia ritual. Algunos autores han tratado de justificar este comportamiento a través de teorías absurdas como que no existía la suficiente proteína en los alimentos consumidos en el día a día por los nahuas del posclasico, cuando era todo lo contrario.



La dieta de un mexica tenía las suficientes proteínas requeridas por su propio cuerpo e incluso podemos decir que era mucho más variada y sana que la que actualmente tenemos. La realidad es que consumían carne humana de los hombres sacrificados en los templos por una cuestión religiosa. Estos ejecutados habían entrado en contacto con lo divino, con las deidades, por lo tanto su carne había sido expuesta a lo divino, estaba sacralizada. Se trata de la transmutación de elementos por la intervención divina.

Es muy probable que el platillo también se consumiera fuera del ritual ceremonial con carne de guajolote o de algún perro xolotlitzcuintli o tlalchichi. Pero ¿cuál era la relación de esta deidad y del desollamiento de hombres con este platillo?  La realidad es que están relacionados debido al proceso que se tiene que llevar a cabo para su preparación.

El maíz usado en el pozole, tanto de la actualidad como de aquellos tiempos, lleva por nombre cacahuazintle. Para lograr que el maíz perdiera su dura y fibrosa cáscara era cocido previamente en agua con cal por un par de horas. En otras palabras, era desollado. A este proceso se llama nixtamalización y en la actualidad se sigue realizando en muchos países de América Latina para preparar la masa para las tortillas y otros platillos. Incluso, para los antiguos mexicas quitarle las hojas a la mazorca del maíz también era un proceso de desollamiento o descarnación.

Muchos se preguntarán, ¿cómo puedes afirmar que el pozole se preparaba con carne humana? Esta información ha sido corroborada por diversos hallazgos de osamentas dentro de contextos arqueológicos, siendo el más representativo una zona ubicada cerca de Calpulalpan, en el actual estado de Tlaxcala, llamada Sultepec, el Cerro de las Golondrinas. Debido a los sucesos que ahí acontecieron en el año de 1520  posteriormente se le conoció como Tecoaque, “el lugar donde los dioses fueron devorados”.

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