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Los 10 mexicanos más ricos ganan lo que 60 millones de mexicanos pobres



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Miércoles 29 de Agosto de 2018 4:49 pm

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El rector de la UNAM, Enrique Graue, afirmó que la lacerante inequidad es como un monstruo que se alimenta a sí mismo, ‘y si no la combatimos, nos destruirá’

En 2017 los recursos de los 10 mexicanos más ricos equivalían al total de ingresos del 50% de los más pobres, es decir, de casi 60 millones de personas. “Y mientras en 2002 la fortuna de los cuatro mexicanos más ricos representaba el 2% del Producto Interno Bruto (PIB), para 2014 ascendió al 9%”, afirmó el rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers.

En la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) fue presentado el informe “La ineficacia de la desigualdad”, elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en el que se analizan y miden los efectos de la falta de acceso a la salud, la educación, los ingresos y la discriminación por género o condición étnico-racial en una de las regiones más desiguales del mundo.

El rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, afirmó que el documento refleja la lacerante inequidad, que es como un monstruo que se alimenta a sí mismo, “y si no la combatimos, nos destruirá por su propia ineficiencia”.

“Al crecer la pobreza y acrecentarse la brecha de desigualdad, las oportunidades escasean, la desesperanza crece; se generan tensiones sociales y con ello inseguridad. La cultura del privilegio alimenta la corrupción y las carencias de los satisfactores sociales conllevan a un deterioro ambiental”, aseveró Graue Wiechers.

 La secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, indicó que la igualdad es un valor fundamental, un principio ético irreductible y condición esencial para un modelo de desarrollo centrado en el cierre de brechas.

En el auditorio “Maestro Jesús Silva Herzog”, del posgrado de la Facultad de Economía, la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, explicó que el documento propone una nueva generación de políticas fiscales con énfasis en el gasto público, pero, sobre todo, en el combate a la evasión fiscal y los fondos ilícitos.

Además, establece que la igualdad es un valor fundamental, un principio ético irreductible y condición esencial para un modelo de desarrollo centrado en el cierre de brechas.

“Se trata de igualar para crecer, porque la desigualdad es injusta, ineficiente e insostenible, y genera instituciones que no promueven la productividad y la innovación; porque castiga la pertenencia de clase, etnia, género, y lleva a su máxima consecuencia la cultura del privilegio que naturaliza las desigualdades, lo que es inaceptable”, aseveró la secretaria ejecutiva de la CEPAL.

Es necesario, prosiguió Bárcena, eliminar la cultura de los privilegios, que afecta principalmente a la mujer.

“Si somos capaces de ir de la cultura del privilegio a la cultura de la igualdad, podremos lograr un beneficio social que incluya no sólo a las generaciones actuales, sino también a las futuras”, comentó Alicia Bárcena.

En su oportunidad, Gerardo Esquivel, académico de la Facultad de Economía (FE), expuso que el documento esboza una nueva visión macroeconómica, la construcción paulatina de un estado de bienestar y una economía sostenible, así como instrumentos para lograrlo. Esto, prosiguió, es importante en el momento que atraviesa el país, en el que una nueva administración construye sus políticas públicas.

En México, las recomendaciones de la CEPAL son más que pertinentes, pues el país ha tenido un crecimiento económico insuficiente, desarticulado, con incapacidad para generar los empleos requeridos, con debilidad fiscal y asimetrías territoriales.

En tanto, Eduardo Vega López, director de la FE, destacó que en el informe se analizan las diferentes expresiones sociales, fiscales, financieras, territoriales e institucionales de la ineficiencia de la desigualdad.

En México, las recomendaciones de la CEPAL son más que pertinentes, pues el país ha tenido un crecimiento económico insuficiente, desarticulado, con incapacidad para generar los empleos requeridos, con debilidad fiscal y asimetrías territoriales.

El documento, agregó, propone “una macroeconomía que, sin despreocuparse del control de la inflación y la gestión cautelosa de las finanzas públicas, se base en fiscalidad progresiva, el gasto con prioridad en la provisión de bienes públicos, el aprovechamiento productivo de las capacidades laborales, el fomento de una política industrial para la innovación y el equipamiento y construcción de infraestructura ambientalmente conveniente”.

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