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El valor de las artesanías


Blanca Magallón elabora artesanías con productos de la palma de coco, con lo cual busca dar identidad a Colima.

Elena DEL TORO

Domingo 16 de Septiembre de 2018 8:28 am

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Blanca Eugenia Magallón Ramírez, Irma Sapien, Lizette Crotte y Rosa Preciado Rodríguez, coinciden en la falta de difusión de las artesanías en nuestro estado y la lucha diaria para vender sus productos.

MUJERES artesanas de Colima, luchan porque sus creaciones sean reconocidas y respetadas por la gente, de tal forma que no les sigan regateando en la compra de sus productos, pues con ello sienten que menosprecian su trabajo.

Blanca Eugenia Magallón Ramírez, Irma Sapien, Lizette Crotte y Rosa Preciado Rodríguez, coinciden en la falta de difusión de las artesanías en nuestro estado y la lucha diaria para vender sus productos.

Blanca Eugenia elabora artesanías con productos de la palma de coco y le apasiona su labor, pero considera que los artículos chinos, así como los de otros estados del país, están “aplastando” a los colimenses.

Mientras que Lizette, junto con su mamá, Irma, crean artesanías con fibras naturales y porcelana rusa; ambas trabajan por necesidad, pero también les encanta lo que hacen y están orgullosas de que sus creaciones han llegado a Estados Unidos, Rusia y Dinamarca.

Rosa, por su parte, realiza pintura en manta, además de bordado en hilo y listón, y refiere que quienes se dedican a este tipo de trabajo atraviesan momentos difíciles porque las ventas ya no son muy buenas, pero en su caso particular, con lo poco que gana, logra sobrevivir.

Las cuatro artesanas venden sus creaciones en el Tianguis Cultural “Ana Martell”, ubicado en el Jardín Torres Quintero, en el centro de esta capital, pero con el relevo de cada administración municipal, enfrentan la incertidumbre de no saber si quienes llegan pretendan retirarlas del espacio público.

 

PRODUCTOS CON PALMA DE COCO

 

Las artesanías elaboradas con productos de la palma de coco se encuentran en el puesto de Blanca Eugenia Magallón, donde hay desde lámparas con diseños coloridos, servilleteros con flores con angeo y cuadros con mensajes, hasta pulseras, collares y recipientes hechos con la cáscara de coco.

Originaria de Armería, Blanca menciona que desde niña tuvo inclinación por las artes, pero el gusto por las artesanías lo encontró a los 30 años. “Estuve buscando, practicando con materiales que me sirvieran para proyectar lo que quería, trabajé la hoja de maíz, el papel crepé y otro tipo de materiales, hasta que me topé con el coco”, cuenta.

Empezó con una técnica de su autoría de ixtle sobre angeo, con la cual hacía cuadros; posteriormente participó en un concurso de diseño artesanal, en el cual pedían trabajar con coco o fibra de coco, y aunque no ganó, eso la impulsó a diseñar con el coco.

“Mi objetivo como artesana es dar identidad a nuestro estado, porque a nivel nacional no tenemos identidad cuando se trata de competir con artesanías de otros estados, por ello me di a la tarea de hacer diseños distintos con el coco a los que hacen en Guerrero”, precisa.

Además del Tianguis Cultural “Ana Martell”, también comercializa sus productos en la tienda de artesanías Huentli y otras dos de Comala, así como en ferias locales y nacionales. Blanca considera que falta mayor difusión de las artesanías, porque muchas veces el turista busca lo del estado para llevar un detalle y no sabe dónde encontrarlo.

 

PORCELANA RUSA

 

Lizette Crotte y su mamá, Irma Sapien, realizan artesanías a base de fibras naturales y porcelana rusa.

Alhajeros, servilleteros, peinetas, floreros, portarretratos, collares y aretes con flores con porcelana rusa; así como servilleteros y floreros con fibras naturales, son algunos de sus productos.

Lizette indica que la artesana principal es su mamá, quien tiene casi 30 años en este oficio a base de fibras naturales y porcelana rusa, que es parecida a lo que antes llamaban migajón, aunque se trata de una pasta completamente diferente, elaborada con fécula de maíz cocida con otros ingredientes.

Añade: “Mi mamá hace desde la pasta hasta el término de la pieza, y yo le ayudo, estamos en el tianguis cultural Ana Martell desde hace 22 años, somos de las fundadoras”.

Sus productos se han ido al extranjero, principalmente a Estados Unidos, pero también a Dinamarca y Rusia, país este último donde “les llamó la atención el nombre, y se les explicó que no tiene nada ver con ese país, pero les encantó la artesanía y se la llevaron”.

Coincide que falta mayor difusión de las artesanías de Colima, principalmente hacer conciencia en la gente de que “nuestro trabajo merece respeto, que no nos regateen, es algo con lo que hemos batallado y luchando durante bastante tiempo”.

Lizette explica que la elaboración de las artesanías lleva su tiempo, pues las piezas de porcelana tardan en terminarse hasta una semana.

 

BORDADOS Y PINTURA

 

Rosa Preciado Rodríguez realiza pintura en manta, así como bordado en hilo y listón, juegos de baño pintados a mano, servilletas bordadas en punto de cruz, blusas y vestidos bordados, rebosos, huipiles y bolsas, entre otras muchas cosas.

Tiene aproximadamente 23 años vendiendo en el Tianguis Cultural, pero varios años atrás empezó a buscar lugares para expender sus productos; también ha dado cursos a personas de escasos recursos, para que aprendan a bordar y obtengan ingresos.

Menciona que actualmente las ventas están muy bajas, pues hay poco turismo, “no hay compradores, nos ha afectado, ya no son las ventas de antes, le batallamos mucho para ganar unos cuantos pesos”. Sin embargo, refiere, con sus artesanías sobrevive, “poquito que sea, ya es algo”.

También se enfrenta al regateo, pero “yo les hago saber que en artesanías no se regatea porque se lleva su tiempo, y a veces por vender algo, malbaratamos nuestro producto”.

Aunque la pintura es rápida, el bordado es más laborioso. “Es muy poca la persona que reconoce o valora nuestra trabajo”, se queja.

A pesar de que tiene muchos años vendiendo en el Tianguis Cultural “Ana Martell”, Rosa concluye que en el relevo de cada administración municipal tienen la incertidumbre de no saber a lo que se enfrentarán, pues siempre está latente la amenaza de que los retiren de su espacio en el jardín Gregorio Torres Quintero, atrás de la Catedral de Colima.

Elena DEL TORO



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