Los tesoros rangelianos
Mario CASTILLO DERBEZ
Domingo 23 de Septiembre de 2018 8:36 am
+ -Con su labor de rescate de vestigios arqueológicos, Alejandro Rangel Hidalgo recopiló piezas de gran calidad visual y valor incalculable.
NOGUERAS,
Colima.- Esta pequeña
población de Comala alberga un tesoro de incalculable valor. Se trata de una
exquisita colección de obras de arte que van desde el tiempo prehispánico de
Colima, hasta nuestra época contemporánea.
El poblado ubicado a 2 kilómetros de la
cabecera municipal de Comala, tiene bajo su resguardo una colección de piezas
arqueológicas de increíble diseño, que literalmente fueron rescatadas de manos
de los saqueadores, gracias al ingenio y al amor que por estas tierras y su
cultura tuvo Alejandro Rangel Hidalgo.
EL ARTISTA
Hablamos de uno de los artistas más
destacados a nivel nacional por su arduo trabajo como pintor, diseñador y
artesano. Y es que Rangel Hidalgo tuvo la oportunidad de viajar a España y
Francia cuando apenas contaba con 24 años de edad, por lo que pudo empaparse de
las artes europeas; incluso trabajó en el viejo continente como escenógrafo
para ballets y óperas.
De regreso a México, comenzó como ilustrador
de escritores mexicanos y extranjeros, una buena herramienta para refrendar su
estilo pictórico muy particular; también hizo escenografías. Su fama
internacional empezó cuando creó una series de tarjetas navideñas mexicanas,
ganando premios y distinciones en el extranjero, como el de la UNICEF y el de
la New York Graphic Society en 1962, con temas de costumbres y tradiciones de
México, como la colección de Ángeles Pre-hispánicos y Ángeles de Este Mundo,
que son niños y niñas adornados con los trajes característicos de cada sitio
representativo.
Rangel Hidalgo le dio un toque particular a
las artesanías locales, realizando gran labor en la pintura sobre madera, así
como en el hierro y el mueble; gracias a este trabajo recibió en un premio en
la Exposición del Mueble en París. Por este reconocimiento fue elegido para
decorar la residencia oficial de Los Pinos.
Comenzó su carrera de diseñador creando la
escuela “Artesanías de Comala”, donde se trabajaba en madera, lámina, metales,
hierro, vidrio, joyería e incluso vitrales. Obtuvo el Premio Estatal de Artes y
Humanidades 1993.
Alejandro Rangel Hidalgo murió en el año
2000, dejando un legado inigualable y reconocido en todo el mundo. Heredó para
la posteridad el estilo rangeliano en sus obras pictóricas y artesanales, hoy
altamente codiciadas en el mundo del arte.
LA COLECCIÓN
En 1955, Alejandro Rangel Hidalgo arribó a la
comunidad de Nogueras y no faltó mucho tiempo para que comenzara a escuchar
infinidad de historias de los saqueadores de piezas arqueológicas de la región,
era gente que se dedicaba a buscar vestigios en los montes. Incluso le llegó el
rumor de que muchas de esas invaluables piezas se utilizaban para realizar
piñatas, y otras más eran vendidas a los turistas, por lo que Alejandro comenzó
a comprar piezas a los saqueadores, con el afán de mantenerlas en la región y
que no salieran del estado ni del país. Su idea fundamental era que se quedaran
en Nogueras.
Las personas que se dedicaban a buscar estos
objetos, que eran los mismos pobladores de Comala y de toda la región a la
redonda, comenzaron a saber que Alejandro compraba los artilugios, por lo que
iban a su encuentro a ofrecerle las piezas, donde él escogía las mejores, las
adquiría y se las quedaba. Por tanto, la colección de este artista destacado
comenzó desde la década de los 50, realizando la tarea por alrededor de 40
años.
Para aquellas épocas no existía alguna
institución que regulara ni resguardara los tesoros arqueológicos, pues la
delegación del Instituto Nacional de Antropología e Historia llegó a Colima en
los años 70, tiempo para el cual ya se había dado un saqueo abrumador en el
estado.
EL MUSEO
En 1996, Rangel Hidalgo decidió sacar a la
luz su codiciada e invaluable colección, con la idea de que permaneciera en
Nogueras por siempre, a la vez de darla a conocer públicamente, por lo que
junto con las piezas, obsequió una pequeña finca a la Universidad de Colima
para hacer un museo. Así surgió el Museo Universitario “Alejandro Rangel Hidalgo”.
El solemne artista no tenía pensado que ese
recinto cultural albergara algunas de sus más notables pinturas o diseños
mobiliarios, pero quien fungía como rector de la UdeC en aquel entonces,
Fernando Moreno Peña, hizo una gran labor de convencimiento.
Fue así que Rangel Hidalgo creó la
museografía del espacio, estuvo a cargo de la restauración de la casa, e
incluso el jardín y los baños son diseños originales de Alejandro. Cada
espacio, cada rincón de este lugar, tiene su marca distintiva.
Dentro de estos muros se encuentran cinco
salas que contienen la colección de piezas prehispánicas, pero también se
exhibe una colección de sus obras artísticas, como dibujos, pinturas originales
y muebles diseñados por Rangel Hidalgo y realizados en la Escuela de Artesanías
Comala, así como las numerosas tarjetas de navidad premiadas y divulgadas por
la UNICEF.
Y por supuesto, ahí está su colección tan
codiciada de restos arqueológicos que recolectó por décadas, expuestas en dos
exquisitas salas. Todas las piezas cuentan una historia, se pueden observar
escenas de la vida diaria de la época: hombres con herramientas para excavar
tierra, mujeres representadas con finas vestimentas (lo que da testimonio del
conocimiento avanzado de los textiles), personificación de enfermos, mujeres
cargando vasijas y ollas, una pareja caminando, sujetos cargando un tronco, un
niño jugando con un perro Itzcuintli, entre muchas más.
También hay un gran zoológico, caracterizado
por más de 50 figurillas de diversos animales e impecable manufactura. Hay
perros, caracoles, armadillos, pericos, serpientes y hasta lo que parece ser un
tiburón.
En 2002, la directora del museo, María Emilia
Rangel, abrió el “Estudio del Artista”, un proyecto que tenía Alejandro en
mente, donde se muestran muebles rangelianos, antigüedades de la familia, así
como una exhibición temporal de pinturas originales de Alejandro Rangel
Hidalgo.
El museo es un lugar imperdible, no sólo para
admirar la pulcra creatividad de Rangel Hidalgo plasmada en sus pinturas y
muebles, sino también para testificar la labor que realizó el artista para
rescatar una gran colección de piezas arqueológicas de manos furtivas y
heredarlas a los colimenses.