¿Qué tan saludables son las tortillas y panes que comemos?
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Sábado 29 de Septiembre de 2018 6:52 pm
+ -En México los niños y adultos obesos ocupan un nada honroso primer y segundo lugar mundial, respectivamente, según datos de la ONU
México es un país amante
de los tacos, las tortas y de todo lo que incluya harina en sus ingredientes.
México, por consiguiente, es un país de obesos. Los niños y adultos en esta
condición ocupan un nada honroso primer y segundo lugar mundial,
respectivamente, según datos de la Organización de las Naciones Unidas.
Dicha gordura no es
sinónimo de buena alimentación, sino todo lo contrario. Un estudio llamado
Harina de otro costal, realizado por la fundación internacional Changing
Markets, en colaboración con investigadores independientes, dio a conocer que
los grados de anemia y falta de hierro en los mexicanos son alarmantes.
Y mucho de ello, según
Vanessa de la Cruz, Doctora en Ciencias de la Nutrición por la Universidad
Veracruzana y colaboradora del proyecto, tiene que ver con el tipo de harinas
que se consumen.
Éstas suelen producirse
con muy bajo contenido nutrimental y se descubrió que la estructura química del
hierro que contienen estos productos, ‘bloquean’ la absorción de nutrimentos de
los otros alimentos con que se acompañan. Si a esto se le suma que son ingeridos
en exceso, se entiende perfectamente que ello provoque daños considerables en
la salud.
Según el informe, en
México dichas consecuencias son sufridas en mayor medida por mujeres en etapa
reproductiva. Por eso, el panorama de los hijos que pudieran tener es
preocupante.
“En los bebés, por
ejemplo, suele manifestarse como riesgo de muerte o prematurez al nacer, un
sistema inmune débil, talla baja. Y si ello no se detecta y corrige antes de
los dos años de vida, puede ser irreversible”, asegura de la Cruz.
LOS NUTRIMENTOS QUE SE PERDIERON EN EL CAMINO
Una alternativa que ha
funcionado en otros países, y que se ha implementado ya en México, es el de la
fortificación de dichas harinas con ácido fólico, hierro y zinc. Sin embargo,
su aplicación actual aquí dista mucho de ser lo que fue al inicio de la
estrategia.
Hace años las autoridades
obligaron a las fábricas que las producían a fortificarlas al 100 por ciento. Y
así lo hicieron.
Los empaques de estos
productos fueron debidamente señalizados y, según los reportes de la Comisión
Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), todo marchaba
bien. Luego las empresas gradualmente fueron bajando esas proporciones y, en
2015, llegaron a la dramática cifra de 30 por ciento.
De acuerdo con Alice
Delemare, activista adscrita a Changing Markets, los resultados del informe
indican que hay numerosos vacíos gubernamentales en la materia.
“Encontramos que la supervisión
de la COFEPRIS es insuficiente. Sus evaluaciones son cada vez menos confiables,
abarcadoras y transparentes. Hace falta establecer hasta dónde llegan sus
responsabilidades al realizar este monitoreo en las harinas, así como las
sanciones que se deben aplicar una vez que se detecten fallas”, explica
Delemare.
EL DERECHO A TENER MEJORES HARINAS
Por eso es que la parte
final de Harina de otro costal va más allá de la crítica, y se enfoca en las
propuestas. El equipo que realizó el estudio dirige estas recomendaciones,
principalmente, al gobierno mexicano.
En el documento sugieren
clarificar qué dependencias oficiales son responsables de esta materia, así
como destinar suficiente presupuesto y recursos humanos para el monitoreo de
calidad de las harinas.
“Cada mexicano consume
cerca de 62 kilos de tortillas al año, por mencionar sólo un ejemplo. Eso es
mucho y, por lo tanto, en tanto el Estado no se empeñe en que la situación
mejore, la obesidad seguirá siendo un problema de salud pública que podría
empeorar dramáticamente”, asegura Vanessa de la Cruz.