Consumir mucho alcohol causa pérdida de memoria y antojos
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Viernes 26 de Octubre de 2018 4:34 pm
+ -Un estudio publicado en la revista ‘Neuron’ indica que existe una relación entre el alto consumo de bebidas alcohólicas y la pérdida de memoria
Uno de los muchos desafíos con la lucha contra la adicción al alcohol y
otros trastornos por abuso de sustancias es el riesgo de recaída, incluso
después del progreso hacia la recuperación. Incluso, las molestas moscas de la
fruta anhelan el alcohol, y debido a que las señales moleculares involucradas
en la formación de recuerdos de recompensa y evitación de recuerdos son muy
parecidas a las de los humanos, son un buen modelo para el estudio.
Una nueva investigación en moscas encuentra que el alcohol secuestra
esta vía de formación de recuerdos y cambia las proteínas expresadas en las
neuronas, formando antojos. Solo unas pocas copas en una noche cambian la forma
en que se forman los recuerdos en el nivel molecular fundamental, según se
informa en un artículo sobre el trabajo publicado este jueves en la revista Neuron.
La autora principal del artículo, Karla Kaun, profesora asistente de
Neurociencia en la Universidad de Brown, en Estados Unidos, trabajó con un
equipo de estudiantes universitarios, técnicos e investigadores postdoctorales
para descubrir las vías de señalización molecular y los cambios en la expresión
genética involucrados en la creación y el mantenimiento de recuerdos de
recompensa.
“Una de las cosas que quiero entender es por qué las drogas pueden
producir recuerdos realmente gratificantes cuando en realidad son neurotoxinas -plantea
Kaun, afiliada al Instituto Carney de Brown para la Ciencia del Cerebro-. Todas
las drogas de abuso (alcohol, opiáceos, cocaína, metanfetamina) tienen efectos
secundarios adversos. Provocan náuseas o provocan resaca en las personas, ¿por
qué las encontramos tan gratificantes? ¿Por qué recordamos las cosas buenas de
ellas y no lo malo? Mi equipo está tratando de entender a nivel molecular qué
están haciendo las drogas de abuso a los recuerdos y por qué están causando
antojos”.
Una vez que los investigadores comprenden qué moléculas están cambiando
cuando se forman los antojos, pueden descubrir cómo ayudar a los alcohólicos y
adictos a recuperarse al disminuir la duración de los recuerdos de antojo o su
intensidad, según Kaun.
Las moscas de la fruta tienen solo 100 mil neuronas, mientras que los
humanos tienen más de 100 mil millones. La escala más pequeña, más el hecho de
que generaciones de científicos han desarrollado herramientas genéticas para
manipular la actividad de estas neuronas en el circuito y en el nivel
molecular, convirtió a la mosca de la fruta en el organismo modelo perfecto
para que el equipo de Kaun separara los genes y las vías de señalización
molecular involucradas en los recuerdos de recompensa del alcohol, dice esta
experta.
Dirigido por la investigadora postdoctoral Emily Petruccelli, ahora
profesora asistente con su propio laboratorio en la Universidad del Sur de
Illinois, Estados Unidos, el equipo utilizó herramientas genéticas para
desactivar selectivamente los genes clave mientras entrenaba a las moscas sobre
dónde encontrar alcohol. Esto les permitió ver qué proteínas se requerían para
este comportamiento de recompensa.
ACTIVACIÓN Y DESACTIVACIÓN DE GENES
Una de las proteínas responsables de la preferencia de las moscas por el
alcohol es Notch, hallaron los investigadores. Notch es la primera "ficha
de dominó" en una vía de señalización involucrada en el desarrollo de
embriones, el desarrollo cerebral y la función cerebral adulta en humanos y en
todos los demás animales. Las vías de señalización molecular no son diferentes
a una cascada de fichas de dominós: cuando cae la primera (en este caso, la
molécula biológica se activa), se dispara más, se activa más y así
sucesivamente.
Uno de los dominós descendentes en la vía de señalización afectada por
el alcohol es un gen llamado receptor de tipo dopamina-2, que produce una
proteína en las neuronas que reconoce la dopamina, el neurotransmisor de “sentirse
bien”. “Se sabe que el receptor similar a la dopamina-2 está involucrado en la
codificación de si un recuerdo es agradable o aversivo”, dice Petruccelli. Y el
alcohol secuestra esta vía de memoria conservada para formar antojos.
En el caso de la vía de recompensa de alcohol estudiada, la cascada de
señalización no activó o desactivó el gen del receptor de dopamina, ni aumentó
ni disminuyó la cantidad de proteína producida, cuenta Kaun. En cambio, tuvo un
efecto más sutil: cambió la versión de la proteína producida por una “letra” de
un solo aminoácido en un área importante.
“No sabemos cuáles son las consecuencias biológicas de ese pequeño
cambio, pero uno de los hallazgos importantes de este estudio es que los
científicos deben observar no solo qué genes están siendo activados y
desactivados, sino qué formas de cada gen se están encendiendo o apagando -subraya
Kaun-. Creemos que es muy probable que estos resultados se traduzcan en otras
formas de adicción, pero nadie ha investigado eso”.