Revelan que el miedo provoca obesidad en mexicanos
FOTO INTERNET
Miércoles 31 de Octubre de 2018 4:18 pm
+ -La psicoterapeuta Sandra Gussinyé indicó en la Universidad Iberoamericana que al comer se liberan dopaminas que producen la sensación de calma ante emociones negativas
Ante la inseguridad existente y la tensión que ésta provoca, los
ciudadanos comen por miedo y ello genera más obesidad, pues se percibe una
peligrosidad mayor que provoca hambre, señaló la psicoterapeuta Sandra Gussinyé
Canabal durante una visita a la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de
México para impartir el diplomado ‘‘Educador en obesidad infantil: Niñ@s en
movimiento”.
Aunque a veces la gente niega ciertos problemas o los normaliza, “porque
si no, no podríamos sobrevivir”, también es cierto que si las personas viven en
tensión demasiado tiempo su cuerpo y su estado emocional no lo soportaría, “y
lo que hacemos es negar el problema; pero comemos para calmar esa ansiedad”,
aseveró.
Detalló que científicamente está demostrado que al comer se liberan
dopaminas que producen una sensación de calma ante las emociones negativas,
pero ésta es temporal, pues el problema sigue siendo el mismo con el añadido de
haber comido de más lo que puede provocar sentimientos de culpa.
La doctora Gussinyé explicó que tener mucha ansiedad por la comida para
encontrar calma cuando no sabe gestionar una preocupación o crisis se denomina
‘hambre emocional’.
Por ejemplo, hay gente que al sentirse triste por algún suceso come y
eso le tranquiliza fisiológicamente.
“Entonces muchas personas que tienen problemas de peso utilizan la
comida como gestor emocional. Cuando están tristes comen, cuando están
aburridos comen, cuando tienen alguna frustración comen, cuando tienen algún
disgusto, alguna crisis, comen”.
Por eso los adultos y niños que gestionan lo emotivo a través de la
alimentación, hay que enseñarles que todas las personas tienen emociones buenas
y malas, y si a éstas últimas “les ponemos nombre, podemos buscar la solución
al problema. Pero si yo no le pongo nombre a mi tristeza, o por qué estoy
triste, voy a comer. Pero si yo sé por qué estoy triste intentaré buscar la
solución a esa tristeza y no iré directamente a la comida”.