Esto es lo que debes quitar de tu dieta para poder bajar de peso
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Jueves 15 de Noviembre de 2018 7:30 pm
+ -Investigadores destacan que las dietas bajas en carbohidratos pueden mejorar el éxito del tratamiento de la obesidad, especialmente entre las personas con alta secreción de insulina
Las dietas bajas en carbohidratos pueden ayudar a mantener la pérdida de
peso al aumentar la cantidad de calorías quemadas, según un estudio. Este
efecto puede mejorar el éxito del tratamiento de la obesidad, especialmente
entre las personas con alta secreción de insulina (nivel de insulina 30 minutos
después de consumir una cantidad estándar de glucosa), explican los autores de
la investigación.
Se sabe bien que el gasto de energía disminuye con la pérdida de peso,
ya que el cuerpo se adapta al disminuir el metabolismo y quemar menos calorías,
lo que a menudo resulta en la recuperación del peso. Pero se sabe poco sobre
cómo la composición de la dieta influye en esta respuesta adaptativa a largo
plazo.
Una teoría (conocida como el modelo de carbohidratos e insulina) es que
los incrementos recientes en el consumo de alimentos procesados y con alto
índice glucémico desencadenan cambios hormonales que aumentan el hambre y
elevan las probabilidades de que las personas suban de peso.
Para comprender mejor el papel de la composición dietética en el gasto
de energía, los investigadores dirigidos por Cara Ebbeling y David Ludwig, del
Hospital de Niños de Boston, en Estados Unidos, se propusieron comparar los
efectos de las dietas que varían en la proporción de carbohidratos y grasas en
el gasto de energía durante un periodo de 20 semanas.
El ensayo incluyó a 234 adultos con sobrepeso de 18 a 65 años de edad
con un índice de masa corporal (IMC) de 25 o más que participaron en una dieta
inicial para perder peso durante aproximadamente diez semanas. De estos, 164
lograron la pérdida de peso objetivo de alrededor del 10 por ciento del peso
corporal y luego fueron asignados al azar para seguir una dieta alta (60 por
ciento), moderada (40 por ciento) o baja (20 por ciento) de carbohidratos durante
20 semanas.
Cada participante recibió comidas completamente preparadas con un
contenido similar de proteínas y grasas. Luego, los investigadores rastrearon
el peso de los participantes y midieron el gasto de energía para comparar cómo
quemaron calorías los diferentes grupos con el mismo peso.
Después de ajustar los factores potencialmente influyentes, encontraron
que, durante las 20 semanas, el gasto total de energía fue significativamente
mayor en los participantes de la dieta baja en carbohidratos en comparación con
la dieta alta en carbohidratos.
Los participantes en la dieta baja en carbohidratos quemaron entre 209 a
278 kilocalorías por día más que los de la dieta alta en carbohidratos, o un
aumento de alrededor de 50 a 70 kilocalorías por día por cada 10 por ciento de
disminución en la contribución de carbohidratos a la ingesta total de energía.
LA COMPOSICIÓN DE LA DIETA AFECTA AL
GASTO DE ENERGÍA
En aquellos con la mayor secreción de insulina al inicio del estudio, la
diferencia en el gasto total de energía entre las dietas altas y bajas en
carbohidratos fue aún mayor: hasta 478 kilocalorías por día, en consonancia con
el modelo de carbohidratos e insulina.
Si este efecto persistiera "se traduciría en una pérdida de peso
estimada de 10 kilogramos después de tres años, suponiendo que no haya cambios
en la ingesta de calorías", escriben los autores. Las hormonas
involucradas en el balance de energía (grelina y leptina) cambiaron de una
manera potencialmente ventajosa en los participantes asignados a la dieta baja
en carbohidratos en comparación con los asignados a la dieta alta en
carbohidratos.
Los autores señalan algunas limitaciones del estudio y no pueden
descartar la posibilidad de que algunos de los efectos observados puedan
deberse a otros factores no medidos. Sin embargo, dicen que este gran ensayo
muestra que la composición de la dieta parece afectar al gasto de energía
independientemente del peso corporal.
“Una dieta con bajo índice glucémico y alta en grasas podría facilitar
el mantenimiento de la pérdida de peso más allá del enfoque convencional de
restringir la ingesta de energía y fomentar la actividad física”, concluyen. Y
requieren una investigación adicional para explorar más estos efectos y
desarrollar intervenciones apropiadas de comportamiento y ambientales para su
traducción a la salud pública.