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¿En qué momento el estrés empieza a ser preocupante?



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Martes 20 de Noviembre de 2018 5:11 pm

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Todos han sentido estrés; te decimos cómo actuar si sientes agobio, falta de concentración y ansiedad

Todo el mundo conoce el estrés, ya sea por trabajo, por un problema familiar o por dificultades en una relación. Lo que no está tan claro es el momento en el que ese estrés empieza a ser excesivo para sobrellevarlo.

Más de un tercio (36%) de la gente asegura haber sentido estrés en el trabajo en los últimos cinco años, según una encuesta de la organización sin ánimo de lucro The Stress Management Society y los consultores de Peldon Rose. Y esto supone un problema considerable, sostiene Neil Shah, director antiestrés de la organización.

Shah equipara a las personas estresadas con un puente bajo tensión.

“Imagina un puente que está cargando con demasiado peso. Imagínate el Puente de la Torre de Londres cargado de autobuses de dos pisos, un barco de crucero y un par de Boeing 747. Da igual lo bien construido que esté el puente; cualquier estructura con demasiado peso colapsaría. Y ese colapso sería fuerte, el puente entero se vendría abajo”, compara.

El estrés prolongado cobra factura a la salud. Un estudio reciente lo relacionó con el encogimiento del área del cerebro que se encarga de gestionar los pensamientos y los sentimientos, mejorar el autocontrol y crear nuevos recuerdos. Además, casi un tercio (32%) de las personas dice haber tenido alguna vez pensamientos o sentimientos suicidas debido al estrés, según un sondeo llevado a cabo por la Mental Health Foundation.

¿Qué es el estrés?

El estrés es la reacción natural del organismo a situaciones en las que se siente amenazado o bajo presión. Básicamente, te prepara para luchar o para salir corriendo. Puede ser muy problemático cuando ese estado se prolonga durante semanas, meses o años, ya que el organismo olvida lo que era sentirse “normal”.

“Existen ciertas hormonas como la adrenalina y el cortisol que cambian el modo en que funciona tu organismo para luchar o para huir rápido, y son perfectamente adecuadas si hay que hacer algún esfuerzo físico para salir de una situación. Sin embargo, cuando no se trata de un problema físico, quedas atrapado en ese estado y el organismo no lo puede soportar durante largos periodos”, explica Shah.

¿Qué señales hay de que el estrés se ha vuelto excesivo?

Los síntomas varían de una persona a otra, pero lo más habitual es la tendencia a estar más irritables y a sentir preocupación o miedo. Tal vez puedas sentir un cansancio constante, tener pensamientos cambiantes e inconexos o te resulte complicado tomar decisiones importantes. Es probable que el sueño también se vea afectado.

“Te empiezas a sentir desgastado, extenuado y no puedes pensar con claridad”, señala Shah.

Hay que estar atentos a síntomas como sentirse saturados, invadidos por el pánico, con ansiedad o confusos.

“En esos momentos es cuando también empiezas a sentir síntomas físicos, como palpitaciones, dolores de cabeza y migrañas. Se suprime la respuesta del sistema inmunitario y tienes más probabilidades de enfermar”.

La gente tiene distintas formas de reaccionar al estrés, pero si detectas un cambio importante en tu conducta, probablemente te interesa mover ficha.

Por ejemplo, algunas personas que solían cuidar su aspecto y ahora tienden a estar desarreglados, o viceversa. Puede que engorden mucho o adelgacen mucho. O pueden mostrarse más animadas de lo normal, o más absortas.

“Es ese cambio de conducta, su forma de vivir la vida, el modo en que se muestran al mundo”, enfatiza Shah.

¿Cómo abordar el problema?

Para lidiar con el estrés, necesitas conocer bien tu estado normal. Shah recomienda hacer mindfulness para que sea más sencillo vivir el momento en vez de pensar en las innumerables reuniones que se te vienen encima, en la lista de tareas en la que apenas avanzaste la semana pasada o en la inminente traba financiera que supone la Navidad. Si prestas atención al presente, es más probable que detectes los cambios en tu conducta, según Shah.

Los ejercicios respiratorios suelen servir de ayuda, de modo que reserva cinco minutos al día, siéntate cómodamente y concéntrate en tu respiración. Existen aplicaciones para móviles que ayudan a guiar la respiración.

Si llegas a un punto en el que no te puedes concentrar, Shah aconseja pedir ayuda a amigos, familiares o compañeros de trabajo antes de ir al médico. Haz una lista de gente a la que recurrirías en una situación estresante, ya sea alguien con quien necesitas echar unas risas, quejarte por tu relación o despotricar de tu puesto de trabajo.

“Una misma persona puede ayudar en repetidas ocasiones”, señala Shah.

Es importante compartir tus preocupaciones con tu sistema de apoyo, pero para gente que vive lejos y cada vez con más prisas, quizá en ocasiones resulta complicado encontrar a alguien a quien recurrir. En estos casos pueden ser útiles las líneas telefónicas de ayuda y los grupos de apoyo por internet.

Si el estrés te está superando y no tienes a nadie a quien acudir o si has agotado las opciones anteriores, ve al médico o busca terapia.

AGENCIAS



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