Lanzan al espacio un invernadero que cultiva comida con orina
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Martes 20 de Noviembre de 2018 9:30 pm
+ -El objetivo es que las semillas germinen en el espacio y sigan creciendo debido a la conversión exitosa de la orina en una solución fertilizante.
El Centro Aeroespacial Alemán (DLR) ultima el lanzamiento al espacio,
previsto el 19 de noviembre, de un satélite con un soporte vital biológico
cerrado para producir alimentos fuera de la Tierra.
La misión Eu:CROPIS despegará desde la Base de la Fuerza Aérea de
Vandenberg en California, a bordo de un cohete Falcon 9 de Space X.
Consiste en dos sistemas biológicos de soporte vital que comprenden
invernaderos, semillas de tomate enano, algas unicelulares y orina sintética en
un satélite que se dirigirá hasta una órbita cercana a la Tierra a una altitud
de 600 kilómetros.
El objetivo es que las semillas germinen en el espacio y sigan creciendo
debido a la conversión exitosa de la orina en una solución fertilizante.
El satélite Eu:CROPIS, que mide aproximadamente un metro cúbico y pesa
230 kilogramos con su carga biológica, fue diseñado y construido por DLR y la
Universidad Friedrich Alexander (FAU) en Erlangen.
“Esta misión busca mostrar que la orina se puede convertir en nutrientes
incluso en condiciones de gravedad lunar y marciana”, dice en un comunicado
Jens Hauslage, del Instituto de Medicina Aeroespacial DLR en Colonia.
Dentro del satélite hay dos invernaderos, cada uno mantenido como un
sistema de circuito cerrado presurizado. Los elementos centrales de estos
sistemas son un biofiltro y algas verdes (Euglena gracilis). El biofiltro
consiste en una cámara de 400 mililitros llena de piedras de lava. Las
bacterias se han asentado dentro y dentro de estas piedras porosas, que
convierten la orina que fluye sobre ellas en nitrato en un ciclo de agua.
“La solución nutritiva obtenida se utiliza para cultivar los tomates.
Esto es, por así decirlo, un indicador de que nuestro experimento se está
desarrollando con éxito en el espacio”, dice Hauslage.
La Euglena gracilis unicelular, también conocida como algas verdes, que
se transportará al espacio como una “solución verde” de 500 mililitros, también
juega un papel clave en el sistema. En primer lugar, pueden producir oxígeno,
lo que resultará particularmente importante al comienzo del experimento, cuando
los tomates aún no están generando oxígeno a través de la fotosíntesis. En
segundo lugar, Euglena puede desintoxicar el sistema y protegerlo contra
niveles excesivos de amoníaco, lo que puede ocurrir si el biofiltro no funciona
correctamente.
“Usamos las propiedades de las comunidades de organismos para aplicar
métodos puramente orgánicos para transformar los desechos en sustancias que
necesitamos para cultivar plantas, en este caso los tomates. Como tales,
estamos preparando las bases vitales para el suministro de alimentos a los
astronautas en el futuro. misiones a plazo”, explica Hauslage.
Los procesos en juego dentro de los invernaderos son grabados por
cámaras y transmitidos al GSOC y al Centro de Soporte de Usuarios de
Microgravedad (MUSC). La luz LED proporciona un ritmo diurno y nocturno,
mientras que un tanque de presión asegura una presión atmosférica que se
corresponde con la de la Tierra.
También a bordo del satélite Eu:CROPIS hay dos dispositivos RAMIS
(Medición de la radiación en el espacio), desarrollados por el Instituto de
Medicina Aeroespacial.
Durante la misión, el satélite girará alrededor de su eje longitudinal.
Dependiendo de la velocidad de rotación, esto genera un nivel específico de
gravedad alterada. Durante la primera parte de la fase experimental, se crearán
condiciones gravitacionales como las de la Luna (0.16 veces la fuerza
gravitacional de la Tierra), con 20 rotaciones por minuto. Esto durará
alrededor de 23 semanas. El primer invernadero se pondrá en funcionamiento
durante esta fase. En la segunda fase de investigación, el satélite simulará la
gravedad en Marte (0.38 veces la de la Tierra), orbitando 32 veces por minuto.