La nave Osirix-Rex alcanzó a Benny el asteroide de la muerte
Lunes 03 de Diciembre de 2018 1:56 pm
+ -La nave de la NASA ha finalizado un viaje de dos años y se dispone a realizar observaciones científicas en torno a un objeto que podría chocar contra la Tierra en los próximos siglos
Hoy, una pequeña nave espacial encendió sus motores
durante 20 segundos para frenar y quedarse en la estela de un asteroide de
medio kilómetro de largo. Después de dos años de viaje y de haber recorrido
3.200 millones de kilómetros, la sonda OSIRIS-REx (de «Origins, Spectral
Interpretation, Resource Identification, Security-Regolith Explorer»), de la
NASA, llegó por fin al asteroide Bennu.
“¡Hemos llegado!”, proclamó este lunes Javier Cerna,
ingeniero de telecomunicaciones de la misión durante un programa especial de la
NASA. A su alrededor, cerca de tres decenas de personas, ingenieros y
científicos, arrancaron un alegre aplauso.
Los monitores indicaron que la sonda, que está a una
distancia de la Tierra que la luz tarda en recorrer siete minutos y próxima a
los 129 millones de kilómetros, había finalizado con éxito su maniobra de
aproximación a Bennu. De esta forma, arrancó una intensa campaña científica que
durará al menos un año.
Dicha campaña tendrá como objetivos radiografiar este
asteroide, a través de fotografías e imágenes de radar. También se medirá el
cabeceo del objeto, para estimar con precisión su gravedad y su masa.
HASTA 2 KILOGRAMOS DE MUESTRAS DE ASTEROIDE
Pero el paso clave será la extracción de entre 60 gramos y
dos kilogramos de material del asteroide, a través de un brazo robótico, para
traerlo a la Tierra. Esto ocurrirá el año que viene cuando un apéndice
articulado se posará con suavidad en la superficie de Bennu. Una descarga de
gas revolverá los sedimentos y permitirá que queden atrapados en una cámara.
A continuación, la sonda se alejará a una distancia segura,
y los sensores verificarán que han «pescado» la suficiente cantidad de material
haciendo girar la nave y midiéndola inercia generada en la cubeta. Después, el
brazo robótico anclará el receptáculo de las muestras a una cápsula capaz de
atravesar la atmósfera de la Tierra. Pasados un par de años, está previsto que
los valiosos fragmentos del asteroide aterricen en algún lugar del desierto de
Utah (EE.UU.) en torno a septiembre de 2023.
Bennu es un fósil de la formación del Sistema Solar. Es
crucial para estudiar la evolución de los planetas, puesto que estos nacieron
hace unos 4.500 millones de años gracias a la colisión de innumerables
fragmentos de rocas, polvo y hielo, algunos similares a este asteroide.
LOS ORÍGENES DE LA VIDA
Además, Bennu, cuyo nombre hace honor a un ave mitológica,
es un objeto seleccionado por la NASA por su rica composición en moléculas
orgánicas, compuestos volátiles y aminoácidos. La «huella dactilar» de estas
sustancias que se capte en superficie permitirá estudiar los orígenes de
algunas de las que se suelen considerar como semillas básicas de la vida.
Además, esta roca, uno de los cerca de 800.00 asteroides que
se conocen, es el segundo objeto potencialmente más peligroso para la Tierra,
tal como queda establecido según la tabla de riesgo de Palermo. Se acercará en
2135, en 2175 y en 2195, llegando a estar más cerca de la Tierra que la Luna,
por lo que resulta fundamental conocer su órbita y naturaleza para poder
vigilarlo con la precisión requerida.
La OSIRIS-REx es la tercera misión que traerá muestras de un
asteroide a la Tierra, por detrás de las misiones japonesas Hayabusa (que trajo
restos a la Tierra en junio de 2010) y Hayabusa 2 (que está en curso), pero
será la primera de la NASA. Además, los estadounidenses han asegurado que esta
será una misión importante por la cantidad de material que se podrá traer, y que
será la mayor desde el programa Apollo. De hecho, no solo aseguraron que estos
restos serán más valiosos que el oro, sino que serán estudiados durante
décadas.
Por último, esta vez será la ocasión en la que una nave
orbitará el objeto más pequeño hasta la fecha. Tal como dijo Rich Burns,
director del proyecto, esto requiere que el control de la sonda sea
absolutamente delicado y preciso y que sea capaz de moverse a velocidades
comparables a las de un insecto en relación con Bennu. Por ello, los ingenieros
de vuelo tendrán que ajustar la órbita teniendo en cuenta nimios empujes
causados por la radiación térmica al incidir la luz solar sobre la propia nave.
El siguiente paso de la misión será iniciar maniobras en la
proximidad de Bennu para comenzar los primeros reconocimientos desde solo unos
pocos kilómetros de distancia. Está previsto que el próximo 10 de diciembre la
NASA celebre una rueda de prensa para dar a conocer sus últimos hallazgos en el
asteroide.