Descubren el primer altar de sacrificio dedicado al dios Xipe Totéc
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Miércoles 02 de Enero de 2019 5:50 pm
+ -Xipe Tótec (nuestro señor desollado) era uno de los dioses más importantes de la época prehispánica.
Xipe Tótec
(nuestro señor desollado) era uno de los dioses más importantes de la época
prehispánica. Su influencia en la fertilidad, la regeneración de los ciclos la
regeneración de los ciclos agrícolas y la guerra, fue reconocida por numerosas
culturas del Occidente, Centro y Golfo de México, sin embargo, nunca se había
encontrado un templo asociado directamente a su culto.
Por tal razón
destacan dos altares de sacrificio, tres esculturas en piedra y diversos
elementos arquitectónicos localizados en un basamento piramidal de la Zona
Arqueológica de Ndachjian-Tehuacán, en Puebla, los cuales confirman que esta
antigua ciudad resguarda al primer templo dedicado a tal deidad hasta ahora
descubierto en el país.
Para la
arqueóloga Noemí Castillo Tejero, directora del Proyecto Sur del Estado de
Puebla Área Central Popoloca, la asociación es manifiesta no sólo porque las
esculturas -que representan dos cráneos desollados y un torso cubierto con piel
de sacrificio- personifican a Xipe Tótec, sino porque el edificio, que habría
sido usado entre los años 1000 y 1260 d.C., coincide en características con los
sitios sacrificiales descritos por las fuentes documentales, detalló el INAH en
un comunicado.
La
investigadora emérita del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)
añadió que la construcción se localiza al oeste del Conjunto Central de
Ndachjian y tiene 12 metros de largo por 3.5 de altura.
El hallazgo,
además, se registró luego de que en anteriores temporadas se localizaran restos
de esculturas de esa misma deidad en un par de altares bajos que se ubican
frente al templo en cuestión, y que ahora se exhiben en el Museo de Sitio de
Tehuacán.
La sorpresa
del equipo -formado por los arqueólogos Luis Alberto Guerrero Jordán y Gustavo
Coronel Sánchez, además de la antropóloga física Maritza Ángeles Sánchez- fue
ubicar mediante calas hechas en la explanada que precede al edificio, la
primera de las dos esculturas de cráneos de roca volcánica.
También se
encontró un cubo adicional con pigmento rojo, el segundo de los cráneos de
piedra y el citado torso esculpido de Xipe Tótec; este último ‘matado’, es
decir, fragmentado ritualmente, por lo que no se descarta que en lo sucesivo
pueda hallarse la cabeza, brazo derecho y pies (como ha sucedido con otras
representaciones de esta deidad descubiertas en el área).
“Escultóricamente
es una pieza muy bella. Mide aproximadamente 80 centímetros de alto y tiene un
agujero en el vientre que se usaba, de acuerdo con las fuentes, para colocarles
una piedra verde y ‘dotarlas de vida’ para las ceremonias”, indicó Noemí
Castillo.
Otro detalle
está en el brazo izquierdo, el cual tiene una mano derecha colgada hacia atrás.
La arqueóloga anotó que no es una equivocación del artesano, porque simboliza
la mano del sacrificado que “quedaba colgando” luego del desollamiento ritual.
Cada uno de
los cráneos de piedra mide aproximadamente 70 centímetros de alto y pesa
alrededor de 200 kilogramos; también se encontraron ‘matados’ según lo
atestiguan respectivos cortes hechos a la nariz. La investigadora teoriza que
pese a que las dos obras representan a un desollado, habrían sido producidas
por artesanos distintos dado los contrastes en sus facciones y mínimas
diferencias de tamaño.
Se espera que
las esculturas, junto con otros materiales de cerámica y obsidiana recabados en
la temporada de campo, puedan ser estudiadas a profundidad para indagar
antigüedad, materiales y manufactura, en aras de incorporarlas finalmente al
recorrido del Museo de Sitio de la zona arqueológica.
Lugar sagrado, aún por explorar
Una de las
fiestas más importantes del México antiguo era el Tlacaxipehualiztli (en
náhuatl, ‘ponerse la piel del desollado’). Se efectuaba comúnmente en dos
altares circulares: en el primero se sacrificaba a los cautivos mediante
combates gladiatorios o flechamientos; y en el segundo se hacía el
desollamiento para glorificar a Xipe Tótec, un proceso en el que los sacerdotes
se ataviaban con la piel del individuo, la cual depositaban ulteriormente en
pequeños hoyos hechos en las explanadas, frente a los altares.
Lo anterior
pondera la importancia que para el equipo de arqueólogos liderado por Noemí
Castillo, tiene haber hallado ambos altares de sacrificio en el basamento
piramidal, e incluso dos agujeros en el suelo (frente a los altares) que
estaban rellenos de tierra -a modo de clausura-, y que estaban debajo de los
cráneos de piedra.
“Esto indica
que los cráneos clausuraban los huecos”, comentó la arqueóloga al subrayar que
el basamento piramidal explorado, lo mismo que los altares circulares.
En este
sentido, remarcó, los edificios de Ndachjian tienen varias etapas: la primera
ocurrida entre los años 900 y 1260 d.C.; la segunda, que coincide con el auge
de éste y los otros tres grandes señoríos popolocas (Tecamachalco, Tepeji y
Coixtlahuaca), y la tercera y comúnmente inconclusa que corresponde a mediados
del siglo XV.
Los
arqueólogos confían que en la próxima temporada de campo puedan conocer los
cuerpos superiores del basamento piramidal o incluso el altar que habría
funcionado durante la segunda etapa y al que corresponderían los cráneos de
piedra.
Lo que se ha
explorado de la subestructura del Templo de Xipe Tótec se encuentra
consolidado, así como los altares circulares protegidos por un muro seco. Cabe
precisar que en ambos se liberó solo la mitad de su circunferencia, porque
sobre ellos se construyó la escalera de la segunda etapa constructiva de la
pirámide.
Noemí
Castillo concluyó que si bien los altares tienen buen estado de conservación,
aún es temprano aseverar si se mantendrán a la vista del público, o se cubrirán
una vez que se explore la totalidad de la estructura.