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A 16 años del primer gran sismo del Siglo



Lunes 21 de Enero de 2019 8:07 am

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En el temblor del 21 de enero de 2003 murieron 21 personas; las pérdidas ascendieron a más de mil millones de pesos; desde 1900 se han presentado siete grandes eventos sísmicos en la entidad


Hace 16 años se presentó, en Colima, el primer gran sismo del Siglo XXI. El 21 de enero de 2003, a las 8:06 de la noche, la geografía de Colima se estremeció por un terremoto de 7.6 grados.

De acuerdo a los datos del Servicio Sismológico Nacional, el evento sísmico tuvo su origen frente a las costas de Cuyutlán y pudo sentirse con gran intensidad en las costas de Colima, Michoacán y Jalisco.

Entre los saldos de ese sismo, se cuentan 21 víctimas mortales, 400 heridos, más de 25 mil viviendas afectadas y daños a la infraestructura pública, todo por un monto superior a los mil millones de pesos.

Como suele ocurrir en este tipo de fenómenos, los sectores vulnerables de la población fueron los más afectados, pues las mayores pérdidas se presentaron en viviendas construidas con adobe y con techo de teja.

Las víctimas mortales y los daños materiales provocaron que la Secretaría de Gobernación, entonces presidida por Santiago Creel Miranda, emitiera la declaratoria de emergencia para los 10 municipios de la entidad.

A más de tres lustros de ese temblor, la ciudad de Colima todavía muestra las huellas del desastre, pues muchas viviendas colapsadas dieron paso a lotes baldíos, sobre todo en el Centro Histórico.

SEGUNDOS PARA LA POSTERIDAD

Poco minutos después de las 8 de la noche, la cotidianidad de los colimenses se rompió abruptamente cuando la tierra comenzó a moverse. Durante casi 50 segundos la naturaleza volvió a mostrar su poderío.

De inmediato, la ciudad de Colima y otras de la entidad se sumieron en las penumbras, mientras las personas, confundidas, salían de sus casas para atestiguar las primeras señales de la tragedia.

Con el transcurrir de los minutos, las escenas de la destrucción se sucedieron por diversas calles y barrios de la ciudad. Viviendas destruidas, bardas colapsadas y autos aplastados se convirtieron en escenas recurrentes.

La gente, en las calles, nerviosa y al punto de la histeria en algunos casos, completó un panorama de caos que se transformó, al paso de las horas, en desolación y pasmo, ante el panorama de destrucción.

Las autoridades estatales, encabezadas por el gobernador Fernando Moreno Peña, inmediatamente se avocaron a la atención de la emergencia, con recorridos y acciones para solventar las primeras necesidades de atención a las víctimas.

Un día después del sismo, el 22 de enero, el presidente Vicente Fox Quesada recorrió las principales zonas afectadas en esta capital y en el municipio de Coquimatlán, donde ofreció el respaldo a los damnificados.

Al paso de los días, los apoyos para atender las necesidades inmediatas llegaron; en este sentido, se destinó una inversión aproximada de 5 millones de pesos en despensas, colchonetas, ropa y medicinas para los afectados.

En las semanas posteriores, se activarían los protocolos del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden), a través del cual se fueron solventando los daños causados por el sismo.

LA ZONA CERO

A unas pocas cuadras de esta capital, se ubica la calle Filomeno Medina, una de las más afectadas por el sismo de 2003; en una distancia de unos cuantos metros, al menos cinco viviendas se derrumbaron por completo y tres personas fallecieron.
Leticia Maldonado Rodríguez, quien en ese entonces era una niña, recuerda que su vivienda, a unos metros del cruce con la calle Los Regalado, colapsó con el temblor de ese 21 de enero.
Con sus pocos recuerdos, se duele de la muerte de su abuela, la señora María Rodríguez, quien fue aplastada por una de las bardas de la vivienda que hoy luce reconstruida con el fideicomiso Vive Colima.
Añade que junto con su abuela de 83 años, su mamá quedó enterrada hasta la cintura, pero logró sobrevivir solamente con heridas, de las cuales pudo recuperarse en el hospital.
Justo en la esquina que conforman las calles Filomeno Medina y Los Regalado, en la cochera de una vivienda también afectada por el temblor, se velaron los restos mortales de tres víctimas de este temblor, incluyendo a la abuela de Leticia; esa fue una de las imágenes más duras de este capítulo de la historia de Colima.
Ahora madre de familia, Leticia Maldonado refiere que tras el sismo, su familia se fue a vivir con unos tíos, donde permaneció dos años, hasta que su vivienda fue reconstruida.
En el barrio de San Isidro, en Villa de Álvarez, otra las zonas devastadas por el sismo, Esther Álvarez Carrillo, una de las miles de damnificadas, recuerda cómo ese 21 de enero perdió su vivienda.
Afirma que vivió ese acontecimiento con mucho miedo, “yo tenía un perico que se volvió loco, se arrancaba las plumas. Como pude salí a la calle, donde ya estaba toda la gente”.
Señala que no obstante que la casa quedó en pie luego del temblor, estaba inhabitable y las autoridades le dijeron que tenía que derrumbarla, como sucedió con las dos viviendas a los lados.
Igual que miles de personas por todo el estado, doña Esther tuvo que trasladarse esa noche a casa de familiares, “la cual también estaba apuntalada por los daños que había sufrido, nos iba a salir peor”.
Al paso de los días, llegó la ayuda al barrio; “también enviaron materiales para construcción y había voluntarios que por las noches regalaban comida, había mucha gente que se formaba”.
Señala que con muchos esfuerzos y el apoyo de su familia, pudo reconstruir la vivienda que hasta la fecha sigue habitando, donde cada 21 de enero, el barrio entero sufrió el embate de la naturaleza.
DAÑOS
De los tres estados afectados por el sismo del 21 de enero de 2003, Colima fue el que tuvo un mayor impacto en el rubro económico, con pérdidas globales de poco más de mil millones de pesos.
Esa cifra representó poco más del 3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del estado de Colima, en el año 2002, lo que implicaba una de las proporciones más elevadas del costo de un fenómeno natural al inicio de esa década.
Las anteriores cifras corresponde al estudio “Impacto Socioeconómico del Sismo Ocurrido el 21 de enero de 2003, en el estado de Colima”, elaborado de manera conjunta por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).
Tal documento señala que la vivienda fue el sector más golpeado, con más de 25 mil casas afectadas y pérdidas estimadas en 298 millones de pesos, es decir alrededor del 27.7 por ciento del monto total de pérdidas causadas por el desastre. 
En cuanto a daños, le sigue el sector comercio y de servicios, específicamente los pequeños establecimientos adyacentes a viviendas. En este rubro las pérdidas ascendieron a 127 millones de pesos.
La industria, incluida la agroindustria superó los 56 millones de pesos en daños; mientras que en conjunto, los sectores productivos, excluida la agricultura, tuvieron pérdidas que superaron los 205 millones de pesos. 
Un rubro que destacó fue la infraestructura eléctrica, con daños por 111 millones de pesos; en edificios públicos, 42 millones de pesos; en tanto que en edificios religiosos, los daños ascendieron a 114 millones de pesos.
Para el rubro de comunicaciones y transportes, se contabilizaron afectaciones por casi 70 millones de pesos, sobre todo por los daños que ocurrieron en el puerto de Manzanillo.
En el ámbito educativo se registraron daños en 387 escuelas; la mayoría de ellas en el municipio de Colima; así como algunas afectaciones en la Universidad de Colima, todo por un monto de 133 millones de pesos.
PANORAMA SÍSMICO DEL ESTADO
El estudio elaborado por la Cepal y el Cenapred indica que México se divide en cuatro zonas sísmicas; la A es la de menor peligro y la D es la de mayor. Colima se encuentra en la zona más riesgosa.
Añade que gran parte de los sismos que afectan a la entidad, se generan por la interacción de las placas de Cocos y de Rivera, con la placa continental de Norteamérica en el Océano Pacífico.
En el siglo pasado y lo que va de este, el Cenapred registra siete grandes sismos para el estado de Colima: el 20 de enero de 1900 (magnitud de 7.4 grados); el 3 de junio de 1932 (8.2); el 18 de junio de 1932 (7.8); el 15 de abril de 1941 (7.6).
También se cuenta con el registro del sismo del 30 de enero de 1973, con una magnitud de 7.6 grados; el del 8 de octubre de 1995, de una magnitud de 8.0; así como el del 21 de enero de 2003, de 7.6 grados.
Este día, Diario de Colima recuerda, con respeto, a las víctimas mortales del sismo, sus familiares y a todos los colimenses que resultaron afectados por este fenómeno natural.
Fuentes: 
Hemeroteca de Diario de Colima
https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/25636/1/LCMEXL557s_es.pdf

Mario Alberto SOLÍS ESPINOSA



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