Ermita de la Candelaria, muestra de fe y devoción

Lunes 21 de Enero de 2019 7:54 am
+ -La edificación de la ermita en honor a Santa María de la Candelaria, a un costado de la autopista Manzanillo-Colima, se debe a una muestra de fe y devoción que la población tiene por la imagen, gracias a los favores que ha recibido, señaló el cronista parroquial Teófilo Cervantes Pizano
La edificación de la ermita en honor a Santa María de la Candelaria, a un costado de la autopista Manzanillo-Colima, se debe a una muestra de fe y devoción que la población tiene por la imagen, gracias a los favores que ha recibido, señaló el cronista parroquial Teófilo Cervantes Pizano.
Al ser cuestionado el origen de la ermita, dijo que que la construcción la planeó el párroco Antonio Flores Galicia en 1990, en virtud de que Tecomán ha sido un pueblo mariano; “algo similar a la imagen que tenían a un lado de la antigua carretera antigua, allá en Los Asmoles”.
Esta obra, agregó, la terminaron en febrero de 1991 y fue el delegado apostólico Girolamo Prigione y el obispo José Fernández quienes la inauguraron el 2 de febrero de ese mismo año, antes de la misa de las 12 del día.
Cervantes Pizano agregó que, a partir del 21 de enero del año 2004, derivado del terremoto de un año antes (hoy se cumplen 16 años) se oficia una misa cada año a las 5 de la tarde, como muestra de agradecimiento por haber protegido al pueblo de ese fuerte sismo.
Detalló el cronista parroquial que después de ese temblor, el busto de la imagen de Santa María de la Candelaria giró y quedó viendo hacía el mar, a la cabecera municipal, lo que fue interpretado por la gente “como que ella volteó al mar para calmarlo, así como calmar la furia de la tierra”.
Recordó que desde ese terremoto, el padre Javier Álvarez, a petición de los feligreses, realiza cada 21 de febrero una misa en la Ermita de la Candelaria, que aun cuando el novenario se inicia el 24 de enero, el evento es enmarcado en los festejos de la imagen, que es el 2 de febrero, como muestra de agradecimiento por haber protegido al pueblo, primero del maremoto que devastó Cuyutlán el 22 de junio de 1931 y posteriormente, del terremoto del 21 de enero del año 2003.