El peligro de no quitarse los zapatos al llegar a casa
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Domingo 10 de Febrero de 2019 9:33 pm
+ -¿Te quitas los zapatos o las zapatillas cuando llegas a casa?, no hacerlo podría suponer un peligro.
¿Te quitas
los zapatos o las zapatillas cuando llegas a casa?, no hacerlo podría suponer
un peligro.
En varios
países, sobre todo en los asiáticos, es habitual o aceptado, descalzarse y
dejar los zapatos en la entrada de los domicilios.
Valdría la
pena poner en práctica esta costumbre por un tema de salud general.
Los zapatos
no dejan de ser un nido de bacterias, dado su contacto continuo con el suelo.
De hecho, un
zapato normal puede albergar cientos de miles de bacterias por cada centímetro
cuadrado, como bien asegura el microbiólogo Jonathan Sexton, de la Universidad
de Arizona, al medio estadounidense Live Science: “Las suelas de nuestros
zapatos están en contacto continuo con los microorganismos, y cada vez vamos
recogiendo más. Donde quiera que vayamos, recogemos más microbios”.
Según algunos
trabajos, casi todos los zapatos albergan muestras de bacterias fecales, como
la Escherichia coli (E.coli), la cual se encontraría en el 96% de las muestras
estudiadas.
Sí, es cierto
que muchos tipos de E.coli son inofensivos para el ser humano, pero otras
especies pueden causar graves diarreas e incluso infecciones urinarias
resistentes a los tratamientos médicos.
Otros
estudios han detectado bacterias que típicamente se encuentran en la piel, como
es el Staphylococcus aureus, cuya forma resistente a los antibióticos, el MRSA,
ha llegado a crear multitud de problemas hospitalarios.
Asimismo, en
investigaciones como la que se publicó en 2014 en la revista Anaerobe han
llegado a detectar muestras de Clostridium difficile (C.difficile), una
bacteria causante de problemas intestinales diversos como la diarrea,
detectando más cantidad de este microbio en las suelas de los zapatos que en un
retrete.
Sin embargo,
ninguna de estas investigaciones ha detectado que todo esto sea problemático
para el ser humano: sí, es cierto que los zapatos pueden ser el vehículo
perfecto para las bacterias, pero no existe una cantidad suficiente de las
mismas para enfermar a un individuo sano.
De hecho,
Kevin Garey, autor del estudio sobre C.difficile publicado en Anaerobe, ya
sugirió que un individuo sano promedio no debería preocuparse lo más mínimo por
la detección de estas bacterias en las suelas de los zapatos, dado que sería
necesario entrar en contacto directo con miles y miles de microorganismos de
una misma especie bacteriana dañina para llegar a infectarse.
Por otro
lado, cabe destacar que la mayoría de los individuos no entramos en contacto
directo con el suelo, como sí lo hacen las suelas de los zapatos, por lo que
realmente no existe una exposición directa de la piel o mucosas. Aunque sí es
posible que algunas de las bacterias presentes en el suelo puedan llegar hasta
el aire que respiramos.
Por su parte,
existen otros grupos de individuos, además de los niños, que deberían tomar
precauciones adicionales.
Por ejemplo,
aquellas personas que sufren algún tipo de inmunosupresión o debilidad del
sistema inmune, como es el caso de los individuos que sufren la enfermedad del
SIDA, aquellos afectos con enfermedades crónicas (como la diabetes mellitus), o
los individuos en tratamiento médico contra enfermedades autoinmunes, cuyos
fármacos debilitan el sistema inmune para controlar las enfermedades.
En todos
estos casos, la limpieza del hogar debería ser más prioritaria si cabe que en
los individuos sanos.
Por tanto,
según los expertos, en los hogares donde residen niños o personas
inmunocomprometidas sí sería buena idea descalzarse al entrar y dejar los
zapatos al aire libre.
Pero, si no
existen tales grupos de riesgo, probablemente esta práctica no sería necesaria,
al menos no en cuanto a salud general se refiere; si ya se realiza por cultura
o hábito cotidiano, no es mala idea.
Así pues, el
consenso general es que, en un hogar medio, las bacterias que se encuentran en
las suelas de los zapatos no son un problema a tener en cuenta.
De hecho,
cabe recordar que el aire, la piel humana, el cabello e incluso los órganos
como los intestinos humanos están repletos de bacterias que conviven en
sinergia con el resto del organismo, y sin muchas de las cuales no sería
posible vivir de forma saludable, por lo que es importante seguir manteniendo
dicha “buena relación” y no obsesionarse con evitar el contacto total con los
microorganismos.
Existen
bacterias buenas y bacterias malas, algo a tener en cuenta.