No se quiere “con todo el corazón”, sino “con todo el cerebro”: especialistas
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Miércoles 13 de Febrero de 2019 7:04 pm
+ -Especialistas revelan que neurotransmisores como la dopamina, oxitocina y serotonina, se liberan inconscientemente al enamorarse y su efecto perdura en función del estímulo
Contrario a
lo que muchos piensan, el enamoramiento no se origina en el corazón, es el
cerebro el que, al sentir atracción por una persona, produce sustancias
químicas (neurotransmisores), capaces de impactar en cada uno de los órganos
del cuerpo, a través de diversas sensaciones como hormigueo y sudor en las
manos, taquicardia (corazón acelerado) y “mariposas” en el estómago.
Médicos del
Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), de la Unidad Médica de Alta
Especialidad (UMAE), número. 71, de Torreón, Coahuila, revelan que los
neurotransmisores como la dopamina, oxitocina y serotonina se liberan
inconscientemente al enamorarse de alguien y su efecto perdura en función del
estímulo que se reciba.
La psicóloga
clínica, América Celeste Gómez Esquivel, explica que las sustancias químicas
llegan a través de receptores dendritas al tálamo e hipotálamo, viajan por la
médula espinal y de ahí se esparcen al cuerpo provocando los conocidos síntomas
del amor.
El neurólogo
José Fernando Villanueva Moctezuma destaca que estos neurotransmisores se
convierten en una “droga” para quienes las producen, al grado de alterar las
funciones del lóbulo frontal en donde se ubica el control del juicio y el
raciocinio.
La
gastroenteróloga, Karla Sugey Torres Castillo, explica que el intestino es
llamado el “segundo cerebro”, ya que las emociones están directamente
conectadas con las funciones del tracto digestivo, de ahí la sensación de
“mariposas en el estómago”, producto de los sentimientos positivos; en cambio,
cuando ocurre una decepción, pueden surgir malestares como un colon irritable.
El jefe del
servicio de cardiología, Raúl Wong Estrello, explica que el corazón es el
centro receptor de las emociones; cuando ocurre una decepción amorosa, se
generan sensaciones de tristeza, decaimiento o desgano.
Además,
pueden ocurrir arritmias (latidos anormales en el corazón), bradicardias
(descenso en la frecuencia de la contracción cardiaca), disminución de la
presión arterial y en casos extremos se puede presentar el síndrome del corazón
roto.
Los
especialistas concluyen que los efectos de la oxitocina, dopamina y serotonina,
pueden llegar a ser tan poderosos que no solo alteran la conducta, sino que
además provocan en el cuerpo una serie de reacciones tanto positivas, como
negativas.