Comala: arte, creatividad y color
Lunes 06 de Mayo de 2019 7:57 am
+ -La magia y la imaginación de la gente de Comala se transforman en variadas artesanías, utilizando para ello, bules, fibras vegetales, textiles y barro, por mencionar algunos materiales
COMALA, Col.- Este municipio es de los más ricos
en artesanías a nivel estatal. Sus habitantes expresan arte y herencia cultural
a través de sus creaciones elaboradas con diferentes materiales. Con sus manos,
realizan balsas, hueveras y tortilleros hechos con bules; así como blusas y
vestidos bordados con punto de cruz, y ni qué decir de pinturas que representan
bellos paisajes comaltecos.
La magia y
la imaginación de la gente de Comala se transforman en variadas artesanías,
utilizando para ello, bules, fibras vegetales, textiles y barro, por mencionar
algunos materiales.
En la
comunidad de Suchitlán, Juan Barbosa Vargas, con el apoyo de su esposa,
Maricruz Cervatos Blanco, cultiva y cosecha bules para convertirlos en balsas y
tortilleros. Su nieta también tiene el arte en la sangre y da color a esas
artesanías.
En
Zacualpan, un grupo de siete mujeres conforman el taller de bordados Aketzali;
cosen blusas, batas y vestidos en punto de cruz, hilvanes y fantasía.
María
Trinidad Lizano Morales, del ejido El Pedregal, comenzó elaborando y vendiendo
la bebida tradicional del bate, que se prepara con semilla de chan, y después
incursionó en la elaboración de artesanías con bules, dándoles valor agregado.
En la
cabecera municipal, César Vizcaíno Barajas, con la técnica de tinta y color,
pinta hermosos paisajes de Comala. En sus cuadros presenta las calles, los
monumentos históricos y el Volcán Fuego de Colima.
BULES DE SUCHITLÁN
Maricruz
Cervatos, de Suchitlán, indica que su esposo, Juan Barbosa, siembra, cosecha y
realiza artesanías con bules, también conocidos como guajes.
El bule es
una planta similar a la calabaza, y con ella Juan Barbosa prepara los bules que
“cura” y luego les coloca mecates para que se puedan utilizar en el transporte
de agua o como decoración.
También
elabora balsas tuberas, de diferentes tamaños, así como hueveras, tortilleros y
hasta maceteros, todos con su color natural.
Las balsas
tienen diferentes tamaños y grosores, “ya listas para poner la tuba”. Hay
especiales, que por el grosor de la capa duran hasta 10 años.
Una de sus
nietas también es creativa, pues sobre las salseras, paneras y maceteros,
realiza coloridos dibujos con pájaros, flores y nubes.
Juan tiene
cerca de 10 años haciendo estas artesanías; llegó a Suchitlán siendo pescador,
pero no había trabajo en la comunidad, entonces una persona le regaló semillas
de guajes y le dijo que las sembrara, lo cual hizo.
“Una
temporada salió pura tubera de 10, 20 litros, y al año siguiente pasaron los
del Viacrucis, y van tomando películas, y debajo del árbol les llamó la
atención las bolas, y a la siguiente semana venían de Manzanillo, Tecomán, y se
los llevaron todos, y de ahí empezamos a mantenernos”, dice Maricruz.
TEJIDOS DE ZACUALPAN
En la
comunidad de Zacualpan, siete mujeres conforman el taller de bordado Aketzali;
cosen y diseñan blusas, batas, servilletas y almohadas que bordan con
diferentes técnicas, señala Bertha Alicia Ruiz Cárdenas.
El taller
tiene 3 años y nació con la ayuda de la entonces senadora Itzel Ríos de la
Mora, que les acondicionó un espacio. Realizan creaciones con su conocimiento
de la tradición que se pasa de generación en generación, pero también han
recibido cursos de capacitación.
Las mujeres
hacen blusas y batas, en mezclilla, manta, lino y algodón, sobre las cuales
tejen punto de cruz, fantasía e hilvanes. También elaboran almohadas y
servilletas, con diferentes técnicas.
“Las
personas que valoran el trabajo de elaboración de la prenda pagan lo justo,
pero hay quienes regatean y quieren pagar menos, pero se les explica la calidad
de la prenda, el material para que sepan que están pagando lo justo por el
trabajo”, refiere Bertha Alicia.
AMOR POR LO NATURAL
María
Trinidad Lizano Morales, habitante de Comala, ama lo natural y las artesanías
con bules, pero también realiza morrales tejidos y atrapasueños.
Recuerda que
como tenía interés en difundir bebidas típicas, comenzó a preparar bate, bebida
que elabora con semillas de chan y endulza con piloncillo.
Luego siguió
con las artesanías. “Me gusta ponerle valor agregado a las balsas y bules,
hacer comederos para pájaros silvestres, tejer morrales; todo lo que sea
artesanía con productos naturales, me interesa que las nuevas generaciones
conozcan el tipo de artesanía que se hacía antes”.
Refiere que
anteriormente se usaban cucharones y los platos hechos con bules, mismos que
ahora trata de modernizar y hacerlos adornos rústicos, como floreros, hueveras,
canastas, lámparas y atrapasueños.
Para María
Trinidad, las artesanías de Comala apenas empiezan a reconocerse, y hay una
gran variedad de materiales y creaciones, a los que “cada quien le pone su
sello personal”.
PINTURAS
COMALTECAS
Desde hace
30 años, César Vizcaíno Barajas pinta con la técnica tinta y color, no tiene
una preparación escolar, es un artista empírico. Con destreza, habilidad y
creatividad realiza hermosos paisajes de Comala.
“Desde los
12 años empecé, vendí el primer cuadro y de ahí me motivé a seguir; empecé
primero en libretas y después se me ocurrió usar la cartulina, a lo mejor me lo
compraron para que me motivara, pero hasta la fecha lo tiene el señor, y de ahí
para el real, empecé a pintar sobre Comala”, cuenta.
Acepta que
es empírico y su inspiración es la naturaleza. “Empecé a sombrear, aprendí por
medio de la naturaleza, me encanta lo rústico, como las calles viejas, los
ranchos. Cuando me piden trabajo, no quiero fotografías, quiero estar en el
lugar, me encanta sentarme debajo de un árbol a dibujar”.
Recuerda que
en una ocasión, el Volcán se vistió de nieve, y con su hijo, debajo de un árbol
de guamúchil, pintó el paisaje. En ese tiempo trabajaba en un restaurante, y al
otro día vendió su obra.
Ahora,
empieza a incursionar en la pintura sobre piedras, balsas y troncos de madera,
“pero no quiero dejar lo mío, porque esto es lo que a mí me nació, siempre de
la mano tinta y color, tinta y color, para cualquier dibujo”.
Algunas de
sus obras tarda todo un día en realizarlas, “medio almuerzo, medio como, porque
estoy aferrado a hacer mi obra, me apasiono por acabar, quiero ver terminada mi
obra”, concluye César Vizcaíno.