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La bóveda de la Alcaldía



Lunes 13 de Mayo de 2019 12:47 pm

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EN marzo de 2017 fue descubierta, por accidente, una bóveda subterránea debajo de una oficina del edificio que alberga a la Presidencia Municipal de Colima, con dimensiones aproximadas de 8 metros de largo y 4 de ancho e inundada. Al principio del hallazgo se estimó que se trataba de una edificación del año 1600, pero la fecha no corresponde a evaluaciones más reales que se han llevado a cabo, según expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Colima.
EL HALLAZGO
Todo sucedió a principios de 2017, cuando en la Presidencia Municipal de Colima comenzaron a ejecutarse obras de remodelación del edificio. En la oficina de Recursos Humanos, un trabajador llevaba a cabo la demolición del piso, pues requería nivelarlo para poder colocar una nueva loseta, y fue entonces que se hundió la punta de hierro con la que golpeaba el piso. A partir de ahí, personal de la comuna prestó atención al sitio y posteriormente se la bóveda totalmente cerrada y parcialmente inundada. En ese momento se notificó del hallazgo a la delegación estatal del INAH.

Como la noticia se propagó con rapidez, algunos medios de comunicación nacionales dieron a conocer datos erróneos sobre el hallazgo, los cuales aclara a través de Diario de Colima el dictaminador de la Sección de Monumentos Históricos del INAH en Colima, Luis Manuel Cárdenas Martínez.
“El primer problema que se presentó con este acontecimiento fue que la remodelación se realizó sin la autorización del INAH, ya que el edificio de la Presidencia Municipal está considerado como Monumento Histórico”, explica.
El funcionario precisa que lo anterior se debió a que Julio Mendoza –entonces director de Desarrollo Urbano de la comuna capitalina, en la administración municipal que encabezó Héctor Insúa García– no hizo el trámite correspondiente ante el INAH, “incluso, al día de hoy, todavía están irregulares, es decir, la parte de obras que hizo Insúa aún no están reguladas”.
Recuerda Cárdenas Martínez que hasta que sucedió el hallazgo, solicitaron la presencia del Instituto de Antropología, “percatándonos de esta bóveda de ladrillo rojo con agua en su interior”. Y refiere que aun cuando algunos medios de comunicación a nivel nacional publicaron que la bóveda es de mediados del año 1600, el dato es erróneo y especulativo, sin algún fundamento. 

Lo anterior porque, dice, “para el año 1600 sólo existían cuatro manzanas, por lo que no se necesitaba un sistema hidráulico, en efecto, es de piedra y es de ladrillo, esta técnica fue traída por los españoles desde el año 1527 que se fundó la Villa de Colima y comenzó a utilizarse desde entonces, por lo que no es raro encontrar edificaciones de esa época con ladrillo, pero esto no quiere decir que esta bóveda pertenezca al año 1600”.
Otro punto a recalcar es que es una bóveda totalmente sellada, por lo que decir que es un túnel es especulación, ya que hasta la fecha no ha habido un estudio formal y detallado de este sitio.
EL CONVENTO DE LOS MERCEDARIOS
Para 1600, la Presidencia Municipal de Colima no existía; hay referencias que indican que, ahí, en esos años, se encontraba el Convento de los Mercedarios. El fraile Francisco de Pareja, misionero y lingüista español, en uno de sus trabajos más celebres llamado Crónica de la Provincia de la Visitación de Nuestra Señora de la Merced Redención de Cautivos de la Nueva España, refiere la fundación del Convento: “Según testamentos de habitantes de región, del inicio del Siglo XVII, como ejemplo está el testamento de Elvira de Gamboa datado en diciembre de 1600, donde menciona: ‘Mando doscientos pesos de mis bienes para la construcción de la Iglesia Mayor de esta Villa y cien para el convento de la Merced’”.

Un ejemplo más es el testamento de Juan de Solórzano, donde expone: “Declaro que yo compré una capilla de San Nicolás en el Convento de la Merced que es mi entierro y de la dicha mi mujer y mis hijos y sus sucesores”, manuscrito fechado en marzo de 1602.
Por lo que puede determinarse que para el año 1600 ya se encontraba el convento, pero a una distancia de alrededor de 40 metros hacia el poniente de donde se encuentra la bóveda.
MAPAS MALINTERPRETADOS 
Luis Manuel Cárdenas explica que al momento en que hicieron presencia en Palacio Municipal, después de ser notificados del hallazgo de la bóveda, “personal del Ayuntamiento mostró unos antiguos mapas donde ellos aseguraban que eran del ex convento de La Merced y que era donde estábamos parados, tratando de demostrar que para el año en que se cita la información, sí existía una construcción, por lo que verifique qué planos eran los que tomaban de referencia y en qué investigación se basaban, y viendo con detalle este mapa referido, les hice ver que lo que me estaban mostrando físicamente no era en donde estábamos, sino en la esquina de Gildardo Gómez y Torres Quintero, por lo que estamos hablando de una diferencia de alrededor de 40 metros hacia el poniente.
“Pero lo más curioso del asunto, es que el estudio en donde se estaban basando y me mostraban, era una tesis para una maestría que es de mi autoría, por lo que, literalmente, el personal del Ayuntamiento quiso demostrarme, con mi propia tesis, el lugar en donde erróneamente ubicaban la bóveda”.
¿CUÁL ERA SU FUNCIÓN?
El funcionario del INHA puntualiza que “los mantos freáticos de la ciudad de Colima están en promedio a 60 centímetros del suelo en época de lluvias, y en estiaje es de aproximadamente 90 centímetros, entonces, si la bóveda tiene agua es por causa de filtración. Además, tomando en cuenta que el agua está cristalina, seguramente debe estar debajo de un vaso comunicador y de ahí debe de estar fluyendo. 
“La bóveda encontrada es probablemente una cisterna o es parte de un túnel, aun no se puede determinar si está conectado con los túneles que se encuentran detrás de las oficinas de los Salineros y con la pequeña bóveda que se encuentra en el Auditorio del Archivo Histórico, porque está embovedado, es decir, es un espacio cerrado en sus cuatro lados, por lo que se puede estimar que era un pozo de visita.
“En conclusión, esta bóveda debe ser de las primeras décadas del Siglo XIX, y aprovechando el tema de estos túneles, es bueno recalcar que hay una creencia popular muy fuerte de que en los túneles pasaban los caballos en la época Cristera y en donde se comunicaban de un Templo a otro, pero definitivamente no es sostenible esa creencia”, concluye el arquitecto Luis Manuel Cárdenas. 


Mario Alberto CASTILLO DERBEZ



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