Germán Martínez renuncia a la dirección del IMSS
Martes 21 de Mayo de 2019 11:02 am
+ -A través de un comunicado, el instituto de salud dio a conocer la decisión de Martínez Cázares.
El director Germán Martínez presentó su renuncia ayer como director general del IMSS.Mediante un comunicado, indicó que algunos funcionarios de la Secretaría de Hacienda tienen injerencia perniciosa en el IMSS y que ponen en riesgo la vocación igualitaria, de justicia, y de prestación de servicios del instituto.Señaló que mientras el presidente López Obrador proclamó el fin del neoliberalismo, en el IMSS algunas injerencias de Hacienda son de esencia neoliberal.“En el IMSS no se desobedece al presidente. Solo creo que el eje de su reforma deben ser las personas que se atienden en el IMSS y no los funcionarios que trabajan en el IMSS”, indica el comunicado firmado por Martínez Cázares.
Aquí la carta de renuncia que
escribió el funcionario.
Ciudad de México, 21 de mayo de 2019.
Honorable Consejo Técnico del
Instituto Mexicano del Seguro Social:
Como Presidente de éste órgano de
gobierno del IMSS, quiero hacer algunas manifestaciones, que solicito a la
Secretaría General queden íntegras en el acta de la sesión.
El IMSS es un órgano igualador de las
condiciones sociales de los mexicanos; como órgano fiscal autónomo cobra cuotas
a patrones y trabajadores, para dar cobertura de seguridad social a millones de
mexicanos.
Es un organismo autónomo, cuya
gestión es tripartita; gubernamental sí, pero también obrero y patronal; por
eso administra su patrimonio con reglas especiales, empezando por la Ley del
Seguro Social, a la que nuestra Constitución, como a ninguna otra norma del
sistema jurídico mexicano, le otorga el calificativo de ley de "utilidad
pública", en el artículo 123, A, fracción XXIX.
El IMSS redistribuye en sus servicios
más de mil millones de pesos diarios. En un mes puede gastar más que la UNAM en
un año. Desde cuidados prenatales hasta tratamientos paliativos antes de morir.
Por eso, controlar en exceso esos recursos, que son de trabajadores y
empresarios, sin racionalidad y sin apego a las normas del IMSS, puede acabar
con esa dinámica de solidaridad social propia del Instituto.
Quiero decirlo lo más claro que puedo
y debo: algunos funcionarios de la Secretaría Hacienda tienen una injerencia
perniciosa en el IMSS y ponen en riesgo la vocación igualitaria, de justicia y,
concretamente, de prestación de servicios de salud que tiene el Seguro Social.
El Presidente del Gobierno de México
proclamó el fin del neoliberalismo, pero en el IMSS algunas injerencias de
Hacienda son de esencia neoliberal: ahorro y más ahorro, recortes de personal y
más recortes de personal, y un rediseño institucional donde importa más el
"cargo" que el "encargo".
Claro que el IMSS se debe
transformar, como lo ordena el Presidente. En el IMSS no se desobedece al
Presidente. Sólo creo que el eje de su reforma deben ser las personas que se
atienden en el IMSS, y no los funcionarios que trabajan en el IMSS.
Se requiere una gran reforma LEGAL, y
no una pequeña reforma REGLAMENTARIA. La cuarta transformación no son cambios
burocráticos, sino revolución cultural.
Necesitamos una reforma al IMSS para
acoplarlo al sistema universal de salud y al modelo preventivo, donde se
ataquen los determinantes sociales de la salud. Una reforma al IMSS para
adecuarlo a la nueva realidad laboral, y al nuevo Instituto Nacional de Salud
para el Bienestar, donde de forma gratuita se atiendan los mexicanos en igualdad
de condiciones.
Por su parte, algunos funcionarios de
Hacienda intentan una remodelación cosmética del IMSS, donde por ejemplo, se
pretende reformar el Reglamento para colocar funcionarios administrativos en
los Estados desde la Secretaría de Hacienda, y así anular a los Delegados que
este Consejo Técnico aprobó. Buscan nombrar, en todo el país, una suerte de
"delegados administrativos estatales", fuera de este Consejo, para
que ellos, en los hechos, administren desde lo local al IMSS.
Mientras se discute la remodelación
del IMSS, muchos trabajadores siguen sin certeza laboral, otros sin contrato,
algunas vacantes aumentan, el rezago en infraestructura es brutal, -en 2019
prácticamente está en 0% el avance de obras y el pago a proveedores-, los
contratos y convenios de servicios se rezagan, y algunos están por vencerse sin
horizontes de legalidad y eficiencia, las compras de equipamiento paradas, las
reclamaciones y litigios aumentan; y si bien el abasto de medicamentos está
garantizado, es precario y en algunos lugares pende de un hilo. De tales
omisiones se ha dado aviso a las autoridades correspondientes, porque este
Consejo Técnico y el Director General, serán responsables - dice el artículo
276 de la Ley del Seguro Social – de que el Instituto cumpla con lo aprobado
por el Congreso de la Unión.
Cualquiera que se asome al debate
sobre salud en Europa o vea lo que hizo el gobierno federal anterior,
verificará que los funcionarios conservadores, neoliberales, controlan el gasto
en servicios de salud pública, mientras que los gobiernos progresistas
inspirados por la justicia, buscan ampliar cobertura y calidad inyectando más
presupuesto.
Ese control del gasto tiene dos
consecuencias fatales: una directa para el IMSS: pasillos de espera llenos de
personas adoloridas y mal trato o retraso en la atención a pacientes; y un
segundo efecto indirecto todavía peor: el fortalecimiento de los servicios de
salud privados, que ocasionará mayor “gasto de bolsillo” de las familias cuando
sus seres queridos tengan un padecimiento.
Ahorrar y controlar en exceso el
gasto en salud es inhumano. Ese control llega a escatimar los recursos para los
mexicanos más pobres.
El IMSS-BIENESTAR que otorga, como
ordenó el Presidente López Obrador, medicamentos y consultas gratuitas a personas
sin seguridad social, en cifras reales, al día de hoy, tiene menos recursos que
el último año del gobierno anterior, porque le deben más de mil millones de
pesos, del llamado “componente de salud”, que le correspondía del desaparecido
programa Prospera. Pregunto. ¿Han gestionado los funcionarios de Hacienda la
ayuda a los más desfavorecidos que atiende el IMSS?
Además acuso que los funcionarios de
Hacienda no quieren dialogar con el IMSS, quieren imponer. Estos son ejemplos
de algunos intentos:
1.- Para cumplir con las
instrucciones de austeridad y disciplina del gasto, ordenadas por el
Presidente, suscribí y entregué el 14 de diciembre de 2018, el oficio No. 09 52
170500/124, solicitando criterios específicos de control presupuestario
conforme al marco jurídico aplicable del IMSS. Jamás se respondió el escrito.
2.- Para autorizar las contrataciones
de personal con las que operan para el ejercicio fiscal 2019, y el participar
en el Rediseño de la Estructura Organizacional, dirigí otro oficio, el No. 09 52
170500/079 de fecha 29 de marzo de 2019, que tampoco jamás se respondió.
3.- Además, el IMSS entregó, vía
correo electrónico, a Hacienda, el 7 de febrero pasado, objetivos, estrategias,
indicadores y líneas de acción puntuales para incluirlos en el Plan Nacional de
Desarrollo 2019-2024, que los funcionarios de Hacienda simplemente omitieron.
4.- Por último, como lo comenté en la
sesión pasada de este Consejo Técnico, tenía concertada una cita el 2 de mayo
pasado para resolver, en definitiva, la situación del IMSS, y se me canceló de
última hora, sin explicación.
Los funcionarios de Hacienda deben
saber que el gobierno y administración del IMSS debe darse en condiciones de
certeza jurídica; es real el riesgo de aumentar los litigios y ocasionar
cuantiosos daños patrimoniales, por tomar decisiones al margen de la ley de
Seguro Social o con funcionarios sin atribuciones.
Además, los servidores públicos del
IMSS, sólo pueden responsabilizarse de las decisiones que se toman en el IMSS.
Nadie, en su sano juicio, se hará cargo desde el IMSS, de instrucciones o
resoluciones falladas sólo en la Secretaría de Hacienda.
Por otro lado, si acaso Hacienda cree
que los ahorros en el IMSS los puede desviar a otros fines, es necesario
recordarle que "el Instituto no estará obligado a concentrar en la
Tesorería de la Federación sus ingresos", según dispone el artículo 277 C
de la ley del Seguro Social.
Descuidar la recaudación tributaria y
la debida y justa incorporación de los trabajadores al seguro social es suicida
para el IMSS. Insisto en que la mayor corrupción del Seguro Social - además de
ser un delito especial establecido en nuestra ley -, es la simulación de la
declaración de las cuotas subestimadas que roban el fruto del esfuerzo diario
de los trabajadores, porque con esas cuotas ficticiamente bajas, los
trabajadores pierden jubilación, pensión de viudez, mejores créditos de
vivienda y cobertura en protección social, y algunos patrones acumulan,
inmoralmente, esos recursos.
Por supuesto que la calidad y
eficacia en muchos servicios del IMSS dejan mucho que desear, y que el
Instituto Mexicano del Seguro Social tiene retos, desafíos, extravíos y una
enorme corrupción.
Pero el IMSS es el único instituto a
nivel mundial que da servicios médicos ilimitados sin que sus prestaciones
impacten en el salario. Para mantener ese nivel de gasto es indispensable esa
labor tributaria eficiente y justa, que debería ser apoyada con todas las
medidas administrativas, el personal necesario de tiempo determinado para
realizar notificaciones, certificaciones, cálculos y cobranza. Se han despedido
trabajadores eventuales, con las disposiciones de Hacienda, cuando muchos de
ellos podrían estar incluidos en el programa prioritario de Jóvenes
construyendo el futuro.
Una verdadera reforma del IMSS
debería velar por los trabajadores que sufren con la rotación laboral o el
llamado "outsourcing" e impedir el desamparo social, cuando miles de
ellos son expulsados del mercado laboral, porque cuando vuelven (los
afortunados de volver a gozar de un empleo) su atención médica es más difícil,
y el costo para el IMSS es más gravoso en términos económicos.
No veo las iniciativas de la
burocracia de Hacienda para dar seguridad social permanente a todos los
jornaleros del campo, a los repartidores de comida o choferes, ni a los
trabajadores de la construcción, como sí hicimos con las trabajadoras del
hogar, motivo y orgullo del IMSS lopezobradorista.
El IMSS actualmente construye un
acuerdo con la oficina de Marcelo Ebrard, para el aseguramiento en dólares por
familiares que residen en Estados Unidos de sus parientes que viven en México,
y buscamos con la UNAM, concretamente con su Rector y su director de la
Facultad de Medicina, un convenio para fomentar el deporte, el cambio de estilo
de vida e insertar al mundo laboral a nuevos aprendices de nuestra máxima casa
de estudios.
Ayudar en la enorme tarea moral de
separar los asuntos del gobierno de los negocios personales, como quiere la
Cuarta Transformación de la patria, lo puede hacer el IMSS, siempre que no le
pongan obstáculos, barreras y desconfianzas externas.
El Presidente ha dicho que una
sociedad que sólo busca el mero "crecimiento" y endiosa al consumo,
ni es justa ni estará en paz; por eso apoyo, admiro y sueño con el éxito de
construir un México con "desarrollo" que nos iguale a todos, y eso
reclama una preferencia por los más pobres, exige no descartar a nadie.
Esa orientación del gobierno
lopezobradorista de México, requiere inteligencia, de lo contrario, pueden
volver a ganar quienes creen en la mano cruel del libre mercado. La ineficacia
igual que la corrupción, juegan en el lado de los mismos que construyeron la
sociedad de los privilegios mexicana que el Presidente busca y quiere
desaparecer.
No cuido mi futuro personal, ni lo
subordino a acomodos en los sillones del gobierno. No defiendo a farmacéuticas,
ni a proveedores o constructores. El motivo de este diferendo con algunos
funcionarios de Hacienda no es la compra de medicamentos, es fortalecer y
respetar al IMSS.
Siempre he tratado de guiar mi vida
por convicciones. No soy lambiscón, ni barbero de nadie.
Creo y defiendo al Presidente de
México, Andrés Manuel López Obrador, porque no es gerente de los que se creen
dueños del país. No es florero de nadie, como el mismo lo dice. Yo seguiré su
ejemplo: tampoco yo seré florero en el IMSS de decisiones tomadas fuera del
IMSS.
Gobernar el Seguro Social, encarar
sus difíciles retos, domar ambiciones y negocios, cobrar cuotas, ganar juicios,
hacer trabajar a sus empleados, y erradicar la maldita corrupción que lo
aflige, requiere un Director General fuerte, respaldado por todos, sin dudas,
ni vacilaciones.
Señores miembros del Consejo Técnico
del IMSS, con absoluta paz y en ánimo de construir y no de destruir, Ustedes
saben que podría vetar las decisiones del Consejo, como me autoriza el artículo
269 de la Ley del IMSS, pero los niños que padecen cáncer y esperan su
tratamiento, quienes viven a la espera insulina, las poblaciones de la
diversidad sexual que reclaman antirretrovirales, y los millones de enfermos
que se atienden en nuestras clínicas y hospitales, no merecen ni un minuto de
rebatingas de poder.
El Presidente de México necesita
nuestro apoyo, no nuestras disputas.
Estoy consciente de los límites y de
mis límites, puedo equivocarme, pero soy decente y tengo vergüenza pública, y
con serenidad de ánimo, presento, en este momento, mi renuncia al cargo de
Director General del Instituto Mexicano del Seguro Social.
Esperen, Ustedes, en términos del
artículo 267 de la Ley del IMSS, la decisión del Presidente de la República.
Les agradezco a todos sus atenciones.
Buenos días.
Aquí la carta de renuncia que
escribió el funcionario.
Ciudad de México, 21 de mayo de 2019.
Honorable Consejo Técnico del
Instituto Mexicano del Seguro Social:
Como Presidente de éste órgano de
gobierno del IMSS, quiero hacer algunas manifestaciones, que solicito a la
Secretaría General queden íntegras en el acta de la sesión.
El IMSS es un órgano igualador de las
condiciones sociales de los mexicanos; como órgano fiscal autónomo cobra cuotas
a patrones y trabajadores, para dar cobertura de seguridad social a millones de
mexicanos.
Es un organismo autónomo, cuya
gestión es tripartita; gubernamental sí, pero también obrero y patronal; por
eso administra su patrimonio con reglas especiales, empezando por la Ley del
Seguro Social, a la que nuestra Constitución, como a ninguna otra norma del
sistema jurídico mexicano, le otorga el calificativo de ley de "utilidad
pública", en el artículo 123, A, fracción XXIX.
El IMSS redistribuye en sus servicios
más de mil millones de pesos diarios. En un mes puede gastar más que la UNAM en
un año. Desde cuidados prenatales hasta tratamientos paliativos antes de morir.
Por eso, controlar en exceso esos recursos, que son de trabajadores y
empresarios, sin racionalidad y sin apego a las normas del IMSS, puede acabar
con esa dinámica de solidaridad social propia del Instituto.
Quiero decirlo lo más claro que puedo
y debo: algunos funcionarios de la Secretaría Hacienda tienen una injerencia
perniciosa en el IMSS y ponen en riesgo la vocación igualitaria, de justicia y,
concretamente, de prestación de servicios de salud que tiene el Seguro Social.
El Presidente del Gobierno de México
proclamó el fin del neoliberalismo, pero en el IMSS algunas injerencias de
Hacienda son de esencia neoliberal: ahorro y más ahorro, recortes de personal y
más recortes de personal, y un rediseño institucional donde importa más el
"cargo" que el "encargo".
Claro que el IMSS se debe
transformar, como lo ordena el Presidente. En el IMSS no se desobedece al
Presidente. Sólo creo que el eje de su reforma deben ser las personas que se
atienden en el IMSS, y no los funcionarios que trabajan en el IMSS.
Se requiere una gran reforma LEGAL, y
no una pequeña reforma REGLAMENTARIA. La cuarta transformación no son cambios
burocráticos, sino revolución cultural.
Necesitamos una reforma al IMSS para
acoplarlo al sistema universal de salud y al modelo preventivo, donde se
ataquen los determinantes sociales de la salud. Una reforma al IMSS para
adecuarlo a la nueva realidad laboral, y al nuevo Instituto Nacional de Salud
para el Bienestar, donde de forma gratuita se atiendan los mexicanos en igualdad
de condiciones.
Por su parte, algunos funcionarios de
Hacienda intentan una remodelación cosmética del IMSS, donde por ejemplo, se
pretende reformar el Reglamento para colocar funcionarios administrativos en
los Estados desde la Secretaría de Hacienda, y así anular a los Delegados que
este Consejo Técnico aprobó. Buscan nombrar, en todo el país, una suerte de
"delegados administrativos estatales", fuera de este Consejo, para
que ellos, en los hechos, administren desde lo local al IMSS.
Mientras se discute la remodelación
del IMSS, muchos trabajadores siguen sin certeza laboral, otros sin contrato,
algunas vacantes aumentan, el rezago en infraestructura es brutal, -en 2019
prácticamente está en 0% el avance de obras y el pago a proveedores-, los
contratos y convenios de servicios se rezagan, y algunos están por vencerse sin
horizontes de legalidad y eficiencia, las compras de equipamiento paradas, las
reclamaciones y litigios aumentan; y si bien el abasto de medicamentos está
garantizado, es precario y en algunos lugares pende de un hilo. De tales
omisiones se ha dado aviso a las autoridades correspondientes, porque este
Consejo Técnico y el Director General, serán responsables - dice el artículo
276 de la Ley del Seguro Social – de que el Instituto cumpla con lo aprobado
por el Congreso de la Unión.
Cualquiera que se asome al debate
sobre salud en Europa o vea lo que hizo el gobierno federal anterior,
verificará que los funcionarios conservadores, neoliberales, controlan el gasto
en servicios de salud pública, mientras que los gobiernos progresistas
inspirados por la justicia, buscan ampliar cobertura y calidad inyectando más
presupuesto.
Ese control del gasto tiene dos
consecuencias fatales: una directa para el IMSS: pasillos de espera llenos de
personas adoloridas y mal trato o retraso en la atención a pacientes; y un
segundo efecto indirecto todavía peor: el fortalecimiento de los servicios de
salud privados, que ocasionará mayor “gasto de bolsillo” de las familias cuando
sus seres queridos tengan un padecimiento.
Ahorrar y controlar en exceso el
gasto en salud es inhumano. Ese control llega a escatimar los recursos para los
mexicanos más pobres.
El IMSS-BIENESTAR que otorga, como
ordenó el Presidente López Obrador, medicamentos y consultas gratuitas a personas
sin seguridad social, en cifras reales, al día de hoy, tiene menos recursos que
el último año del gobierno anterior, porque le deben más de mil millones de
pesos, del llamado “componente de salud”, que le correspondía del desaparecido
programa Prospera. Pregunto. ¿Han gestionado los funcionarios de Hacienda la
ayuda a los más desfavorecidos que atiende el IMSS?
Además acuso que los funcionarios de
Hacienda no quieren dialogar con el IMSS, quieren imponer. Estos son ejemplos
de algunos intentos:
1.- Para cumplir con las
instrucciones de austeridad y disciplina del gasto, ordenadas por el
Presidente, suscribí y entregué el 14 de diciembre de 2018, el oficio No. 09 52
170500/124, solicitando criterios específicos de control presupuestario
conforme al marco jurídico aplicable del IMSS. Jamás se respondió el escrito.
2.- Para autorizar las contrataciones
de personal con las que operan para el ejercicio fiscal 2019, y el participar
en el Rediseño de la Estructura Organizacional, dirigí otro oficio, el No. 09 52
170500/079 de fecha 29 de marzo de 2019, que tampoco jamás se respondió.
3.- Además, el IMSS entregó, vía
correo electrónico, a Hacienda, el 7 de febrero pasado, objetivos, estrategias,
indicadores y líneas de acción puntuales para incluirlos en el Plan Nacional de
Desarrollo 2019-2024, que los funcionarios de Hacienda simplemente omitieron.
4.- Por último, como lo comenté en la
sesión pasada de este Consejo Técnico, tenía concertada una cita el 2 de mayo
pasado para resolver, en definitiva, la situación del IMSS, y se me canceló de
última hora, sin explicación.
Los funcionarios de Hacienda deben
saber que el gobierno y administración del IMSS debe darse en condiciones de
certeza jurídica; es real el riesgo de aumentar los litigios y ocasionar
cuantiosos daños patrimoniales, por tomar decisiones al margen de la ley de
Seguro Social o con funcionarios sin atribuciones.
Además, los servidores públicos del
IMSS, sólo pueden responsabilizarse de las decisiones que se toman en el IMSS.
Nadie, en su sano juicio, se hará cargo desde el IMSS, de instrucciones o
resoluciones falladas sólo en la Secretaría de Hacienda.
Por otro lado, si acaso Hacienda cree
que los ahorros en el IMSS los puede desviar a otros fines, es necesario
recordarle que "el Instituto no estará obligado a concentrar en la
Tesorería de la Federación sus ingresos", según dispone el artículo 277 C
de la ley del Seguro Social.
Descuidar la recaudación tributaria y
la debida y justa incorporación de los trabajadores al seguro social es suicida
para el IMSS. Insisto en que la mayor corrupción del Seguro Social - además de
ser un delito especial establecido en nuestra ley -, es la simulación de la
declaración de las cuotas subestimadas que roban el fruto del esfuerzo diario
de los trabajadores, porque con esas cuotas ficticiamente bajas, los
trabajadores pierden jubilación, pensión de viudez, mejores créditos de
vivienda y cobertura en protección social, y algunos patrones acumulan,
inmoralmente, esos recursos.
Por supuesto que la calidad y
eficacia en muchos servicios del IMSS dejan mucho que desear, y que el
Instituto Mexicano del Seguro Social tiene retos, desafíos, extravíos y una
enorme corrupción.
Pero el IMSS es el único instituto a
nivel mundial que da servicios médicos ilimitados sin que sus prestaciones
impacten en el salario. Para mantener ese nivel de gasto es indispensable esa
labor tributaria eficiente y justa, que debería ser apoyada con todas las
medidas administrativas, el personal necesario de tiempo determinado para
realizar notificaciones, certificaciones, cálculos y cobranza. Se han despedido
trabajadores eventuales, con las disposiciones de Hacienda, cuando muchos de
ellos podrían estar incluidos en el programa prioritario de Jóvenes
construyendo el futuro.
Una verdadera reforma del IMSS
debería velar por los trabajadores que sufren con la rotación laboral o el
llamado "outsourcing" e impedir el desamparo social, cuando miles de
ellos son expulsados del mercado laboral, porque cuando vuelven (los
afortunados de volver a gozar de un empleo) su atención médica es más difícil,
y el costo para el IMSS es más gravoso en términos económicos.
No veo las iniciativas de la
burocracia de Hacienda para dar seguridad social permanente a todos los
jornaleros del campo, a los repartidores de comida o choferes, ni a los
trabajadores de la construcción, como sí hicimos con las trabajadoras del
hogar, motivo y orgullo del IMSS lopezobradorista.
El IMSS actualmente construye un
acuerdo con la oficina de Marcelo Ebrard, para el aseguramiento en dólares por
familiares que residen en Estados Unidos de sus parientes que viven en México,
y buscamos con la UNAM, concretamente con su Rector y su director de la
Facultad de Medicina, un convenio para fomentar el deporte, el cambio de estilo
de vida e insertar al mundo laboral a nuevos aprendices de nuestra máxima casa
de estudios.
Ayudar en la enorme tarea moral de
separar los asuntos del gobierno de los negocios personales, como quiere la
Cuarta Transformación de la patria, lo puede hacer el IMSS, siempre que no le
pongan obstáculos, barreras y desconfianzas externas.
El Presidente ha dicho que una
sociedad que sólo busca el mero "crecimiento" y endiosa al consumo,
ni es justa ni estará en paz; por eso apoyo, admiro y sueño con el éxito de
construir un México con "desarrollo" que nos iguale a todos, y eso
reclama una preferencia por los más pobres, exige no descartar a nadie.
Esa orientación del gobierno
lopezobradorista de México, requiere inteligencia, de lo contrario, pueden
volver a ganar quienes creen en la mano cruel del libre mercado. La ineficacia
igual que la corrupción, juegan en el lado de los mismos que construyeron la
sociedad de los privilegios mexicana que el Presidente busca y quiere
desaparecer.
No cuido mi futuro personal, ni lo
subordino a acomodos en los sillones del gobierno. No defiendo a farmacéuticas,
ni a proveedores o constructores. El motivo de este diferendo con algunos
funcionarios de Hacienda no es la compra de medicamentos, es fortalecer y
respetar al IMSS.
Siempre he tratado de guiar mi vida
por convicciones. No soy lambiscón, ni barbero de nadie.
Creo y defiendo al Presidente de
México, Andrés Manuel López Obrador, porque no es gerente de los que se creen
dueños del país. No es florero de nadie, como el mismo lo dice. Yo seguiré su
ejemplo: tampoco yo seré florero en el IMSS de decisiones tomadas fuera del
IMSS.
Gobernar el Seguro Social, encarar
sus difíciles retos, domar ambiciones y negocios, cobrar cuotas, ganar juicios,
hacer trabajar a sus empleados, y erradicar la maldita corrupción que lo
aflige, requiere un Director General fuerte, respaldado por todos, sin dudas,
ni vacilaciones.
Señores miembros del Consejo Técnico
del IMSS, con absoluta paz y en ánimo de construir y no de destruir, Ustedes
saben que podría vetar las decisiones del Consejo, como me autoriza el artículo
269 de la Ley del IMSS, pero los niños que padecen cáncer y esperan su
tratamiento, quienes viven a la espera insulina, las poblaciones de la
diversidad sexual que reclaman antirretrovirales, y los millones de enfermos
que se atienden en nuestras clínicas y hospitales, no merecen ni un minuto de
rebatingas de poder.
El Presidente de México necesita
nuestro apoyo, no nuestras disputas.
Estoy consciente de los límites y de
mis límites, puedo equivocarme, pero soy decente y tengo vergüenza pública, y
con serenidad de ánimo, presento, en este momento, mi renuncia al cargo de
Director General del Instituto Mexicano del Seguro Social.
Esperen, Ustedes, en términos del
artículo 267 de la Ley del IMSS, la decisión del Presidente de la República.
Les agradezco a todos sus atenciones.
Buenos días.