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Parque Hidalgo, testigo de la historia



Domingo 14 de Julio de 2019 8:11 am

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En el Siglo XVIII, esos terrenos al sur de esta capital, eran conocidos como el Llano de Santa Juana, y para el Siglo XIX fueron el límite urbano de la ciudad de Colima, épocas en que las familias acudían a pasear y los niños elevaban sus papalotes


EN su amplio espacio y sus frondosos árboles, el Parque Hidalgo guarda mucha historia: fue campo de batalla entre las fuerzas realistas e insurgentes, testigo del desarrollo del ferrocarril y también de los cambios de la sociedad colimense. 
En el Siglo XVIII, esos terrenos al sur de esta capital, eran conocidos como el Llano de Santa Juana, y para el Siglo XIX fueron el límite urbano de la ciudad de Colima, épocas en que las familias acudían a pasear y los niños elevaban sus papalotes. 
A finales del Siglo XIX se hicieron obras de trazo, construcción y reforestación de lo que para entonces se llamó Paseo del Progreso. Y para principios del Siglo XX fue inaugurado como Parque Hidalgo, tiempo en el que las fiestas patrias se hicieron más atractivas con la organización de combates de flores, primero con adornados carruajes tirados por caballos y después con vehículos de pedales.
Actualmente, el Parque Hidalgo sigue siendo un paraíso con sus enormes árboles de parotas, cóbanos, palmas, primaveras e higueras; es hábitat natural de aves. En la parte sur se observan las vías del ferrocarril y vagones deteriorados y destruidos. Ya no es un lugar favorito de las familias para disfrutar de las tardes ni se realizan eventos frecuentes en el teatro al aire libre. Si acaso, unas cuantas personas descansan en las bancas bajo los árboles y unos pocos niños acuden a los juegos infantiles, a practicar futbol o a andar en patinetas.
TRANSFORMACIONES
Conocido como el Llano de Santa Juana, en 1811 se llevó a cabo una importante batalla entre realistas e insurgentes. Las fuerzas insurgentes capitaneadas por el colimense José Calixto Martínez y Moreno (Cadenas) se enfrentaron a las tropas realistas del sanguinario coronel Manuel del Río, cuyo resultado fue adverso para los defensores de la libertad.
La pelea dejó al descubierto cadáveres y heridos, varios jóvenes pertenecientes a la clase acomodada española se presentaron en el sangriento escenario a rematar a los que aún quedaban con vida. Después de la batalla, el llano quedó en el olvido y siguió como antes, ocupado por los restos de antiquísimas huertas de cacao.
Para la segunda mitad del Siglo XIX, el crecimiento de la ciudad tocó sus límites, y al iniciarse las negociaciones para la construcción del ferrocarril, se eligió este sitio para la imprescindible estación. Con este proyecto en mente, en 1885, el gobierno estatal a cargo de Esteban García, y siendo prefecto político, J. Trinidad Alamillo, se comisionó al ingeniero Basilio Castelblanch para que diseñara un jardín que debía ser no sólo bello sino también instructivo.
Así se iniciaron las obras para el trazo, construcción y reforestación, pues se incluyó la plantación de un muestrario de árboles traídos de todos los rumbos del estado: higueras, parotas, ceibas, primaveras, hules, cóbanos y una gran variedad de palmeras.
Concluida la obra que transformó los agrestes llanos de Santa Juana en un moderno jardín, se le bautizó como Paseo del Progreso.
En 1911, al tomar posesión J. Trinidad Alamillo como gobernador del estado, Paseo del Progreso recibió importantes mejoras con el trazo de nuevas avenidas, glorietas y la construcción de un quiosco, convirtiéndose en el lugar de recreo favorito de los colimenses.
El 5 de mayo de 1912 fue inaugurado el Parque Hidalgo, en una emotiva ceremonia en la que se develó la escultura del Padre de la Independencia, Don Miguel Hidalgo, obra del maestro Leonilo Chávez, participando en el acto la famosa orquesta La Lira Colimense.
Desde la inauguración del parque, las fiestas patrias se hicieron más atractivas con los combates de flores celebrados en el circuito interior del paseo. Era un combate de pétalos de flores que el pueblo gozaba, agolpado en todo el recorrido.
Años después, el Parque Hidalgo fue remodelado. El 17 de diciembre de 1983 se terminó la obra, que incluyó un centro deportivo, un teatro al aire libre, comedores, pista para correr, plaza cívica, colocación de la campana de Dolores y de la estatua de Hidalgo en nuevo pedestal. 
LIMPIO Y ABANDONADO
Actualmente, la zona norte del parque continúa con sus grandes jardines, pero en el centro está una fuente inservible, otrora felicidad de la niñez que acudía a disfrutar y refrescarse en el verano. A la mitad del sitio, hay un espacio con comedores, bajo frondosos árboles de parotas y palmeras; a un lado está una zanja, en lo que fue el lago artificial y que también tenía una fuente. El lago lo secaron luego de que dos niños murieron ahogados, en agosto de 2009. Al frente está el auditorio al aire libre, y junto a éste, el edificio del DIF Municipal Colima. También hay una cancha deportiva y un espacio de juegos infantiles, que aun cuando recientemente fueron pintados, algunos ya están deteriorados.
En la zona sur, hay otro espacio con juegos infantiles, un área para bicicletas y otra de patinaje, así como baños públicos. Alrededor del parque está una ciclopista, y entre el parque hay banquetas y bancas, en las cuales se antoja descansar y sentarse a escuchar el sonido del aire y el trinar de los pájaros.
Todos los días, nueve trabajadores del Ayuntamiento de Colima, desde la madrugada hasta el mediodía, realizan la limpieza del Parque Hidalgo, como Alejandro Espinoza Ángel, quien desde hace casi 6 años realiza esta labor e indica que junto con sus compañeros, barren, recogen la basura, limpian la hierba, y “cuando nos traen tijeras, podamos los árboles bajos”.
Añade que el poco mantenimiento al lago artificial provocaba la proliferación de zancudo, por lo que la pasada administración la dejó sacar. Y menciona que el presente gobierno municipal tiene algunas opciones para quitar la zanja en donde estaba el lago artificial: una es emparejarlo y colocar más comedores, y la otra es habilitarla como pista para niños.
Sobre la tala de árboles que se observa en el espacio, dijo que han cortado muchas palmas, “porque les caen rayos”, y señala una que se encuentra quemada. Opina que no es necesaria una reforestación, pues este gobierno sembró aproximadamente 100 plantas, “pero unas se secaron, otras cambiaron de dueño y otras siguen, pero le erraron, porque las plantaron ahorita que no llueve y no tenemos mangueras para riego, es puro sistema, a veces funciona y otras no”.
Alejandro siempre ha vivido en el barrio, y desde pequeño acudía al Parque a jugar. Recuerda que antes había puestos con venta de raspados, tejuino y refrescos, “la gente venía más que ahorita”, dice.
Insistió que ya casi no hay puestos de comida, lo que ocasionó la disminución de la afluencia de visitantes al parque, pero considera que durante las tardes se ven más personas, sobre todo en vacaciones escolares.
“A las 5 de la mañana hay personas que caminan, otros traen sus mascotas, unos levantan la suciedad y otros no”, y también dan clases de zumba.
Diana Flores, quien tiene 3 meses con un puesto de tacotamales, dice que cuando estaba el lago acudía más gente, también se realizaban verbenas. “Aunque está bien cuidado, le falta algo llamativo. Yo recuerdo que prendían la fuente y los chiquillos corrían, pero ya no hay un atractivo para que la gente diga, ‘vamos al Parque Hidalgo”’, finaliza.


Elena DEL TORO



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