Se cumplen 30 años de la primera conexión a Internet en México
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Sábado 20 de Julio de 2019 1:19 pm
+ -Fue un 20 de julio de 1989 cuando se realizó la primera conexión a Internet en México, este fue el primer mensaje que fue enviado.
Este 20 de
julio se cumplen 30 años desde que México tuvo la primera conexión a Internet.
Este primer
mensaje es un pequeño paso para nosotros y un gran paso para la Universidad”,
fueron las palabras enviadas de CU a la ciudad estadounidense de Boulder, en
Colorado, aquel 20 de julio de 1989, cuando México se conectó por primera vez a
la internet.
Ese día el
mundo celebraba dos décadas de la llegada del hombre a la Luna y, de ahí, la
elección de esa frase tan al estilo de Neil Armstrong. Sin embargo, pese a que
esto marcaba el inicio de la era del internet para el país, pocos se enteraron
en el momento: uno, porque no anticipábamos a qué nos llevaría y, dos, porque
la UNAM estaba de vacaciones”, recuerda la doctora Gloria Koenigsberger, quien
tocó muchas puertas para hacer esto posible.
Han pasado 30
años ya y hoy nos es evidente lo trascendental de acceder a la red, pero en su
momento pocos le veían lo útil”, recuerda la investigadora del Instituto de
Astronomía (IA), a quien en esa época, cuando charlaba sobre redes y máquinas
interconectadas, no faltaba quien le preguntara, ¿y de qué nos sirve que un
ordenador de la Facultad de Ciencias se comunique con otro de Veterinaria?
Para entender
tal actitud —explica la académica— es preciso remontarnos a la segunda mitad de
los 80, es decir, a tiempos donde las computadoras no eran parte de nuestro día
a día y en la cual se creía que eran instrumental de laboratorio que sólo
servía para analizar datos, calcular cifras y resolver ecuaciones. “Bajo esta
lógica, quienes no se dedicaban a la ciencia le encontraban muy poco sentido a
que dos aparatos, en enclaves geográficos remotos, se pusieran en contacto y se
compartieran números”.
Sin embargo,
cada vez era más evidente que las telecomunicaciones mexicanas comenzaban a
quedarse muy chicas ante un mundo progresivamente más complejo, como había
constatado la profesora Koenigsberger a finales de los 80, en sus múltiples
visitas al observatorio de San Pedro Mártir, donde para mantenerse en contacto
desde lo alto de la sierra, incluso en situaciones de vida o muerte (como
cuando una fuerte nevada cortó los caminos y dejó a la instalación sin
combustible para calefacción ni comida), era preciso recurrir a la radio de
onda corta, o como cuando incluso estando ya en la ciudad de Ensenada no podía
telefonear al Distrito Federal debido a lo caro de hacer llamadas de larga
distancia.
“Hasta
podríamos remontarnos pocos años atrás, a 1985, tras el sismo, cuando la gente
iba a los aeropuertos en busca de azafatas y pilotos para entregarles cartas
dirigidas a sus parientes, ya que la infraestructura de comunicaciones había
colapsado y no había forma de contactarse con el extranjero. Yo no estaba en
México el 20 de julio de 1989, cuando esa primera conexión a la internet, pero
aquellas palabras enviadas al mundo tenían mucho de cierto, pues eso fue un
gran paso no sólo para la UNAM, lo fue para el país”.
CON LA VISTA EN EL FUTURO
La antena que
posibilitó la primera conexión de México a la internet aún está anclada a la
azotea del Instituto de Astronomía. Ya no funciona, su enorme plato color
blanco y de 3.7 metros de diámetro luce una pequeña perforación provocada por
el impacto de un rayo y su abandono es tal que hay quienes proponen rescatarla
como objeto histórico; sin embargo, pese al poco mantenimiento que recibe, “en
su momento nos costó 100 mil dólares, algo que para esos tiempos era una
verdadera fortuna”, señala la profesora Koenigsberger.
A decir de la
académica, es preciso recordar que los años 80 estuvieron marcados por una
severa crisis económica que elevó el dólar a tal punto que, de los 22 pesos en
los que se ofertaba en 1979, alcanzó los 638 en 1986 y de ahí saltó a los dos
mil 289 pesos en 1988. Además, a ello se sumaba la complicada situación de la
UNAM, que apenas salía de la huelga estudiantil de 1987 impulsada por el CEU y que
lidiaba con las tensiones derivadas del realizar un Consejo Universitario que
se adelantaba bastante ríspido, por lo que el obtener dicha suma no fue una
tarea fácil y mucho menos rápida.
“Ello
dificultó el obtener recursos, pero afortunadamente hubo quienes vieron el
potencial de esto, como Federico Kuhlmann, entonces jefe de la División de
Estudios de Posgrado de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, o Felipe Bracho,
quien coordinaba a los asesores del entonces rector Jorge Carpizo. Ellos
parecían ver en esto horizontes mucho más amplios de los que yo intuía, y a
partir de ahí se irían sumando más y más personas al proyecto”.
Sobre cómo se
le ocurrió presentar esta propuesta a las autoridades de la UNAM, Gloria
Koenigsberger refiere que todo se remonta a 1986, cuando visitó el Goddard
Space Flight Center de la NASA y se enteró de que muchos astrónomos no
necesitaban viajar a Maryland -como hizo ella- para reducir los datos de sus
observaciones, pues podían conectarse remotamente a la Space Physics Analysis
Network (o red SPAN) y realizar todo ese trabajo desde la lejanía.
“Yo deseaba
hacer algo similar y escribí a la NASA sin recibir respuesta, ya que ella sólo
le contesta a sus pares y en México no había contraparte para la agencia
espacial. Quien nos contactó fue la National Science Foundation (NSF),
poseedora de una red satelital propia, la NSFnety, al corroborar que
universidades como la de Massachussets usaban el telescopio de San Pedro
Mártir, y que muchos de nuestros astrónomos colaboraban con los suyos, nos
invitaron a sumarnos y nos dieron instrucciones sobre qué hacer”.
El trato
impulsado por la doctora Koenigsberger era que la NASA y la NSF instalarían una
antena en el National Center for Atmospheric Research (NCAR) de Boulder, en
Colorado, y que la UNAM haría lo mismo en de CU, lo que les permitiría
establecer enlaces satelitales; además, se especificó que todas las
computadoras deberían hablar el lenguaje TCP/IP (Transfer Control
Protocol/Internet Protocol).
“Esto último
fue un golpe de suerte, porque la antena ya de por sí era demasiado costosa y
dicho softwareera gratuito… No estábamos en posibilidades de elevar más los
gastos. El problema era que, si bien la NSFnet se valía de satélites
estadounidenses para operar, nosotros debíamos usar el satélite Morelos, que
sólo trabajaba dentro del país. En lo técnico nada impedía conectarnos con EU,
pero a nivel legal estaban prohibidas las comunicaciones transfronterizas. Sin
embargo, hallamos un agujero legal: la negativa era para asuntos comerciales y
nuestro proyecto era académico-científico”.
Sobre la
elección del 20 de julio de 1989 como fecha para la primera conexión de México
a la red, la profesora Koenigsberger aclara que esta decisión se tomó en
Estados Unidos, por lo que ella no pudo presentarse en el IA cuando todo
ocurrió. “Quienes sí estaban eran Susana Biro, Marco Ambriz y Adriana
Marroquín. Yo me encontraba en un congreso sobre la atmósfera de las estrellas
calientes -mi tema de investigación-. ¿Pero qué hice en cuanto llegué al IA y
vi que ya había internet? ¡Obvio!, escribir un e-mail a un colega”.
30 AÑOS NO ES NADA
No son pocas
las publicaciones que le han acomodado a Gloria Koenigsberger el epíteto de “la
mujer que introdujo la internet a México”, descripción que suele tomar con
reservas porque, como ella misma dice, “la tecnología estaba ahí y yo no la
introduje. Lo que sí hice fue moler y molera mis compañeros para hacer posible
esta primera conexión, pues sabía que sería de gran valía científica”.
Como
protagonista de la irrupción de la internet en el país y espectadora
privilegiada de su evolución, la académica opina que el aspecto más positivo es
que todos tenemos un contenedor en donde arrojar nuestras dudas e inquietudes.
“Por ejemplo, antes si requería un artículo de revista para una investigación
debía solicitarlo por escrito, alguien más lo localizaba y, tres semanas
después, me llegaban unas fotocopias, pero yo ya había olvidado para qué las
quería en un principio. Hoy no es así, tan sólo me basta teclear en Google la
información que deseo y la tengo al instante”.
No obstante,
a decir de la astrónoma, así como hay aspectos luminosos de la red también los
hay muy oscuros, porque el ciberespacio se ha vuelto un terreno fértil para la
propagación de bulos, timos y noticias falsas, así como un sitio donde a cada
minuto se vulnera la privacidad de las personas.
“Me espanta
que si busco en la computadora información sobre un viaje México-Tijuana, de
inmediato me aparecen ventanas emergentes y correos spam de vuelos a Baja
California. Si la decisión estuviera en mis manos hubiera mantenido la red tal
y como estaba, para uso sólo académico y no comercial, pero lamentablemente la haría
así inviable, ya que no habría forma de financiarla”.
Pese a que la
entrada oficial de México a la internet se dio el 20 de julio de 1989, la
Gacetade la Universidad consignó el hecho hasta el 7 de septiembre -“ya lo
dije, estábamos de vacaciones”- con un cabezal que abarcaba la primera plana y
que decía: “Primer enlace satelital en cómputo de la UNAM”, y con una nota en
la que no se menciona en ninguna parte a la doctora Koenigsberger.
Sobre esta
aventura, la académica agradece el apoyo de personas como Federico Kuhlmann y
Felipe Bracho, o de Joseph Choy, quien como representante de la NSF encabezó
los trabajos en Boulder y quien en su obituario (falleció en 2016) exhibe como
uno de sus mayores logros haber logrado que México entrara a la interred.”
A veces me
preguntan si cuando impulsé esto veía el futuro y ¡qué va! De ser así me
hubiera hecho con acciones de la compañía que fabricaba el ruteador que
adquirimos para el IA, pues en ese entonces cada una costaba uno o dos dólares
y ahora valen miles. De haber visto el futuro me habría comprado acciones de
Cisco”.