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El Palacio Federal de Colima



Miércoles 24 de Julio de 2019 10:41 am

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A inicios del Siglo 18, en 1725, el terreno que hoy alberga el Palacio Federal de Colima fue utilizado como cementerio para la comuna y prosiguió con esa función por muchos años


El Palacio Federal de Colima es un edificio que destaca desde el primer momento en que se observa, imponiéndose con su estilo neoclásico sobrio, es una de las edificaciones más importantes del centro de la capital.
Ubicado entre las calles de Francisco I. Madero y General Núñez, justo frente al jardín del mismo nombre, fue diseñado primeramente por el arquitecto tapatío, López de Lara y ratificado por su colega Máximo Vázquez, a principios del Siglo 20. Pero antes de que se colocara la primera piedra en este sitio para el inicio de su edificación, este terreno tuvo otra historia.
PANTEÓN, TIENDA Y BOTICA
A inicios del Siglo 18, en 1725, el terreno que hoy alberga el Palacio Federal de Colima fue utilizado como cementerio para la comuna y prosiguió con esa función por muchos años, hasta que apareció la fatídica epidemia de la fiebre amarilla, que tuvo dos brotes importantes, en 1883 y 1884, este último atacó de manera fuerte a la capital, donde se estima que fallecían entre 20 y 30 personas al día, durante 5 meses seguidos, por lo que este camposanto resultó insuficiente para abastecer la demanda de los entierros, y sumado al crecimiento de la ciudad, este tuvo que ser clausurado.


Años después, en ese predio se realizó la primera edificación, el propietario fue Juan Manke, quien edificó en la esquina una casa de teja con grandes ventanales que posteriormente fue adaptada para el uso de una tienda comercial, donde por muchos años, don Juan fue quien proporcionó personalmente el servicio a la población.
Según diversos apuntes del maestro Francisco Hernández Espinoza, posteriormente la finca pasó a manos del médico Alejandro Forbes, quien en el mismo sitio abrió una botica, prestando sus servicios y proveyendo medicamentos a la población; después tuvo como propietario a Luis Betancourt, quien también adoptó la idea mercantil de tener una tienda, como había sido años antes.


A un lado de esta construcción también se erigía otra edificación que contaba con un gran portón, corredores extensos, varias habitaciones, y un gran camichín al centro de la finca, esta casona sirvió por muchos años como albergue a los viajeros del Camino Real y a los arrieros que pernoctaban en ella. Este sitio se denominaba el “Mesón de San Felipe” y estuvo en operaciones hasta el año de 1906, cuando el empresario Don Blas Ruiz Díaz, quien era sobrino del acaudalado comerciante, Ponciano Ruiz, compró gran parte de la propiedad, para comenzar la construcción del edificio que hoy conocemos.
LA CONSTRUCCIÓN MODERNA
Don Blas Ruiz Díaz, quien fue maestro de primaria, catedrático, presidente municipal de Colima y presidente municipal de Manzanillo, fue el último propietario de este inmueble, donde lo utilizó para construir su casa particular.
El destacado edificio fue construido entre los años de 1906 a 1908 por Blas Ruiz, para destinarlo a casa particular, pero al mismo tiempo fue utilizado como oficinas de sus negocios, como comisionista y agente aduanal del puerto de Manzanillo.


La primera construcción fue realizada en su mayoría a base de piedra, material que fue traído desde el arroyo y los potreros de La Estancia y cargado en burros. El Palacio tenía en su construcción original dos torreones, los cuales funcionaban como miradores, pero ambos fueron removidos en las diversas remodelaciones que se han hecho a lo largo de su historia. También contaba con una hermosa escalera de madera, tallada por el ebanista Pedro Zamora, así como destacados pilares y una fuente central.
Esta estructura fue planeada por el ingeniero López de Lara en la base de la original edificación que tenía el alarife Teodoro Bayardo, y que fue rectificado por el arquitecto Máximo Vásquez, quien continuó con la supervisión constructiva, hasta terminarlo por completo.
En 1911, don Blas Ruiz organizó un mitin afuera de su propiedad para apoyar a la campaña del entonces candidato a la gubernatura del estado, el profesor Gregorio Torres Quintero, pero en su discurso dado desde un balcón, fue denostado y despedido a jitomatazos por la muchedumbre de la calle que previamente había sido organizada por su rival político, José Trinidad Alamillo, quien fuera después el Gobernador electo.
El 15 de abril de 1941, un sismo azotó la capital del estado dañando varias constricciones; ese mismo día, el Palacio Federal de Colima fue dinamitado en una de sus esquinas para después, ser reconstruido, esta acción fue para justificar el apoyo económico otorgado por el Gobierno Federal, encabezado por el presidente Manuel Ávila Camacho.
EL INTERIOR
En el interior del edificio, destacan una serie de pinturas murales en la segunda planta, tanto las paredes, la escalinata y el techo del inmueble fueron decorados por destacados artistas del pincel de la época.


Mercedes Zamora plasmó “Fray Bartolomé de las Casas”; la obra “El puerto de Acapulco”, es de Antonio Cedeño; “El Popular Baño Azul”, “El Ahuehuete de la Noche Triste”, “El Baño de Netzahualcóyotl”, y otros más, son obra de Emilio Parra. Actualmente estos murales se encuentran protegidos y cubiertos, debido a su desgaste, en espera de ser restaurados por completo.
EDIFICIO FEDERAL
Desde 1928, esta construcción estuvo en pugna por diferencias políticas de la época, por lo que el Gobierno Estatal confiscó el edificio e instaló la Oficina de Intervención y Confiscación de Bienes, la cual servía para hacer cumplir la prohibición de exportación de productos básicos, así como la imposición de usar papel moneda de 20 pesos.
Desde entonces y hasta 1931 se realizaron los juicios mercantiles, con los que finalmente el 6 de febrero de 1934 se escrituró a favor del Gobierno Federal. Esta propiedad pasó a manos del Gobierno del Estado por un decreto presidencial, concertado junto con el Gobierno de Colima, transfiriendo así el dominio al Patrimonio de la Nación, como el Palacio Federal de Colima.
Desde aquellos tiempos, el edificio se destinó para varias dependencias de gobierno. En la actualidad, el Palacio Federal alberga diversas oficinas federales, donde destaca Correos de México.

Mario Alberto CASTILLO DERBEZ



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