Estado mexicano ofrece disculpas a mujeres tzeltales agraviadas
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Viernes 18 de Octubre de 2019 6:15 pm
+ -El Estado mexicano ofreció este viernes disculpas públicas a las hermanas tzeltales Ana, Beatriz y Celia González Pérez, quienes fueron golpeadas y violadas en 1994, por elementos del Ejército federal, así como también a la madre de las tres mujeres, Delia Pérez, a quien se le obligó a presenciar los agravios.
El Estado
mexicano ofreció este viernes disculpas públicas a las hermanas tzeltales Ana, Beatriz
y Celia González Pérez, quienes fueron golpeadas y violadas en 1994, por
elementos del Ejército federal, así como también a la madre de las tres
mujeres, Delia Pérez, a quien se le obligó a presenciar los agravios.
En el acto,
realizado en la plaza central de Ocosingo, encabezado por la secretaria de
Gobernación, Olga Sánchez Cordero, las hermanas, originarias del municipio de
Altamirano, aceptaron la disculpas aunque se inconformaron porque no acudieron
representantes de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), en su calidad
de responsables directos de las vejaciones.
“Ana,
Beatriz, Celia González Pérez, a nombre del Estado mexicano, les pido una
disculpa por haber sido detenidas ilegalmente, violadas y torturadas
sexualmente”, subrayó la titular de Gobernación.
A la madre de
las ofendidas la funcionaria federal le dijo: “Señora Delia Pérez, le pido una
disculpa a nombre del Estado mexicano por su detención ilegal y por el agravio
sufrido al atestiguar los hechos cometidos en contra de sus hijas”.
El
subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración, Alejandro Encinas,
recordó que el 4 de junio de 1994 las hermanas González Pérez y la madre fueron
detenidas ilegalmente por miembros del ejército federal en un retén militar del
camino al ejido Jalisco, en Altamirano.
Fue así como
durante dos horas las mujeres estuvieron ilegalmente privadas de su libertad;
las tres hermanas fueron separadas de su madre, “golpeadas y violadas por
elementos del Ejército Nacional, una de ellas era menor de edad”, detalló el
funcionario federal.
Esos hechos,
dijo Encinas, fueron denunciados a la entonces Procuraduría General de la
República, pero como la investigación no prosperó, en enero de 1996 las
agraviadas acudieron ante Comisión Interamericana de los Derechos Humanos
(CIDH), que emitió el Informe de fondo 53/01 en 2001, el cual declaró la
responsabilidad internacional del Estado mexicano.
No se puede
ignorar, enfatizó el subsecretario, el contexto en que sucedieron “los
terribles agravios de este caso”, que partieron del conflicto armado de 1994 en
contra de las comunidades y pueblos indígenas, que exigían reconocimiento de
sus derechos básicos al trabajo, la tierra, techo, alimentación, salud,
educación, libertad, democracia, justicia y paz.
Agregó que no
bastaron los 500 años de explotación y marginación: la voz de los pueblos fue
callada a toletazos, pero con la disculpa pública, “el Estado Mexicano se
compromete a tomar las recomendaciones de la CIDH para realizar una
investigación seria, imparcial y exhaustiva”, sostuvo.
Ello, para
determinar la responsabilidad penal de todos los autores de las violaciones a
los derechos humanos de las hermanas González Pérez, y de aplicar las sanciones
legales a los culpables, recalcó el subsecretario.
Asimismo, la
secretaria Sánchez Cordero reconoció la “valentía” de las cuatro mujeres por
denunciar los hechos. Aseguró que desde hace 25 años el caso se encontraba “en
total impunidad”, pues el Estado mexicano no había cumplido su deber de
sancionar a los responsables.
A partir de
las disculpas públicas, puntualizó, se buscará construir el principio de no
repetición, y restaurar en la medida posible, “lo que los hechos lamentables
han impactado” en la vida de las agraviadas.
Ana dijo que
desde que fue violada no es la misma, “siento como que he quedado enferma”. Y
abundó que no se sentó al lado de las autoridades que estaban a su derecha,
separadas por el atril, “porque siento mucho coraje, pues no han resuelto mi
caso”.
Porque,
además, “soy pobre, y porque quiero mostrar que habemos muchas indígenas
violadas a las que no se les resuelven sus casos porque no saben hablar”. Su
hermana Celia expresó también su rechazo al ejército federal. No queremos a los
militares en nuestros pueblos “porque nos hacen daño”.
En el acto de
desagravio estuvieron también el gobernador Rutilio Escandón Cadenas,
representantes de la CIDH y de la Fiscalía General de la República.