El clan de El Chapo deja una vez más en ridículo a las autoridades mexicanas
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Sábado 19 de Octubre de 2019 6:52 pm
+ -“Más que en ridículo, queda en una evidente situación de debilidad por su notable improvisación”, dijo el especialista en seguridad de la UNAM, Javier Oliva.
Las
autoridades mexicanas acumulan un historia de errores y ridículos con el clan
de Joaquín El Chapo Guzmán por el
caos generado este jueves con el arresto y posterior liberación de uno de los
hijos del narcotraficante.
La respuesta
con armas de alto calibre de los secuaces del hijo del Chapo obligó a las fuerzas de seguridad a liberarlo para evitar un
baño de sangre en la ciudad de Culiacán, en el estado de Sinaloa, que estuvo
tomada durante horas por los narcotraficantes.
“Más que en
ridículo, (el Gobierno) queda en una evidente situación de debilidad por su
notable improvisación”, dijo este sábado a Efe el especialista en seguridad de
la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Javier Oliva.
La relación
entre lo ocurrido el jueves y las dos fugas de sendas prisiones mexicanas de
alta seguridad del Chapo reflejan la continuidad de fallas y corrupción durante
décadas en las fuerzas de seguridad, sin importar el gobernante.
Errores que
ahora continúan bajo el mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador,
pese a su promesa de transformar la nación.
“No hay falta
de Estado ni ausencia del Gobierno federal”, aseguró, no obstante, este viernes
el titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Alfonso
Durazo, en una incómoda rueda de prensa del Gabinete de Seguridad tras el “fallido”
operativo.
LAS FUGAS DE PELÍCULA DEL CHAPO
El Gobierno
mexicano se marcó un tanto con el arresto y posterior extradición a Estados
Unidos de Joaquín Guzmán, quien hoy cumple cadena perpetua en un penal de
máxima seguridad de ese país.
No obstante,
durante lustros fue la prueba de las fallas en seguridad del país. Y sobre todo
de la relación existente entre el narcotráfico y unas autoridades fácilmente
sobornables.
El Chapo fundó el Cártel de Sinaloa y en 1991
fue detenido, pero sobornó al jefe de Policía de Ciudad de México con 100 mil
dólares para escapar.
Arrestado en
1993 en Guatemala y extraditado a México, fue procesado por narcotráfico y
encarcelado.
Pero en la
prisión de máxima seguridad de Puente Grande, en el estado de Jalisco,
protagonizó su primera gran fuga en 2001.
Tan de
película como cómica, pues se fugó escondido en un carrito de lavandería con la
ayuda de una decena de funcionarios corruptos, según la versión más extendida.
Desde
entonces se convirtió en uno de los principales fugitivos de la Justicia de
México y Estados Unidos, hasta que en 2014 fue capturado en la ciudad de
Mazatlán, en su natal Sinaloa.
Apenas año y
medio después, logró su segunda y más espectacular fuga. Gracias a varios
secuaces y con la supuesta ayuda de funcionarios de prisiones, huyó por un
túnel de 1,500 metros desde una casa cercana hasta la ducha de su celda.
Fue detenido 6
meses después, aunque la confianza de la ciudadanía hacia el Gobierno mexicano,
entonces encabezado por Enrique Peña Nieto (2012-2018), quedó severamente
dañada.
Y LA HISTORIA SE REPITE CON SU PLEBE
Aunque sin
tanto poder ni proyección, algunos de los hijos del Chapo también han logrado
evadir la Justicia en varias ocasiones.
Ovidio era
uno de los hermanos de más bajo perfil pero aún así logró que sus secuaces
protagonizaran este jueves un pulso de fuerza contra una treintena de agentes
de seguridad del que terminaron vencedores.
Pese a estar
rodeado por un operativo de 30 agentes se desató tal caos en Culiacán que para
preservar “vidas” -en palabras del mismísimo presidente- se decidió dejarlo en
libertad.
El error de
cálculo de las fuerzas de seguridad, tildado de “precipitado” por el titular
del Ejército, Luis Cresencio Sandoval, expuso una aparente falta de
profesionalidad o disciplina.
Otro hijo del
Chapo, Jesús Alfredo Guzmán Salazar,
es considerado por el FBI como uno de los criminales más buscados. En 2012, las
autoridades anunciaron su arresto y que le habían hallado armas, dinero e
identificaciones falsas.
Pronto se
descubrió, ante el escarnio general, que hubo una confusión y el apresado no
era hijo del líder del Cártel de Sinaloa.
Iván
Archivaldo Guzmán, uno de los cabecillas del cártel, estuvo detenido en 2005
por el delito de lavado de dinero y tres años después fue dejado en libertad
cuando un juez desestimó las acusaciones.
EN MEDIO, UN GRAN VACÍO INFORMATIVO
El suceso en
Culiacán pone además en duda la estrategia de comunicación del Gobierno de
México.
Durante
horas, y mientras en la red se propagaban rumores y abundaban estremecedores
videos de los ataques, la Administración federal -y también la estatal y la
municipal- guardó silencio.
“Debe haber
una reforma estructural en la comunicación, es importante cuidar el tipo de
mensajes. (...) La desinformación o ausencia de información maximiza la
distorsión y la manipulación política”, dijo a Efe Pedro Isnardo De la Cruz,
especialista en seguridad de la UNAM.
No fue hasta
unas cinco horas después que se lanzó un corto mensaje de video de Durazo junto
con altos mandos del Ejército, la Marina y la Guardia Nacional.
En lugar de
calmar las aguas, no hizo más que sembrar dudas.
Si bien decía
que se había localizado a Ovidio Guzmán -dando a entender que lo capturaron-
posteriormente hablaba de una “suspensión de acciones”.
Esta
ambigüedad tuvo un efecto negativo. Y el enfado y la incomprensión se hizo
sentir en las redes y en los medios.
Un día
después se aclaró lo ocurrido con una versión oficial que reconoció que hubo 8
muertos, 16 heridos y 49 reos fugados de una prisión local que aprovecharon el
caos de la ciudad para provocar un motín y huir.