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Huarache colimote, en riesgo de desaparecer



Domingo 23 de Febrero de 2020 7:43 am

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EL huarache colimote elaborado 100 por ciento a mano con cuero de res y suela de llanta, con tejido entreverado con cuero natural y pintado, es representativo de Colima, pero actualmente está en riesgo de desaparecer ante la poca demanda en ventas. Cubre casi todo el pie, con punta abierta, manufacturado a mano con vaqueta y suela de llanta reciclada, su diseño está conformado de un tejido complejo, laborioso y tres herrajes al frente; con correa y una hebilla de broche; con la planta y la suela clavada.
Hace muchos años era usado principalmente por los señores que vivían en Colima. Era el huarache fino, de chinela ancha, tejido de petatillo, posteriormente era muy usado en el campo y en la ciudad. Sin embargo, en la actualidad tiene poca demanda en las huaracherías del centro de la capital, y a los hermanos huaracheros Eloísa e Ismael Ochoa González, escasamente se los mandan hacer. A Eloísa únicamente se lo piden del Ballet Folklórico de la Universidad de Colima.
También lo compran mucho los migrantes de Estados Unidos cuando en las temporadas decembrinas vienen a visitar la entidad, pero este año fue muy malo porque casi no vinieron, refiere Celia Castillo Gómez, quien durante 46 años estuvo al frente de la Huarachería Pihuamo.
MUCHA OFERTA
En las paredes y estantes de las huaracherías del centro de Colima se observa una oferta amplia de huaraches y sandalias. Unos elaborados artesanalmente con cuero de res y tela, así como otros más comerciales y hasta chinos. Entre estos están unos que cubren casi todo el pie, con punta abierta, manufacturado a mano con vaqueta y suela de llanta reciclada, con diseño tejido complejo y laborioso, destacan por su colorido. Ese es el huarache colimote que se pierde entre tanta oferta en las huaracherías.
En unas tiendas están hasta debajo de los estantes, protegidos con bolsas de plásticos, en otras, acomodados en las paredes, pero en unas, las empleadas desconocen cuál es ese modelo.
Al preguntarle sobre la venta del huarache colimote, Elsa Tintos, de Huarachería Tintos, ubicada en la calle Filomeno Medina, refiere que ya casi no se vende, “la gente de Colima ya no compra huarache, cuando antes se vendía mucho, la gente los traía, en el campo y en la ciudad, pero ahora en la ciudad ya no usa huarache”. Menciona que lo compran mucho las personas que viven en Estados Unidos, y que vienen de Colima a visitar a sus familiares.
Celia Castillo, de Huarachería Pihuamo, ubicada en la calle Medellín, coincide en que actualmente este huarache tradicional de Colima lo compran mucho los paisanos que vienen de Estados Unidos, pero este diciembre pasado no fue buena la venta porque ya no vieron muchos. Refiere que el huarache colimote se sigue vendiendo porque en Colima el clima es cálido, pero actualmente los jóvenes ya usan nada más tenis, aunque “es caliente y aparte les salen hongos en los pies, no hay como el huarache que es fresco y natural, el pie destapado y no es caluroso”.
Dice que el huarache colimote lo compra cualquier persona, pero lo aprecian más las personas de fuera, por ejemplo, a los estadounidenses les encantan estos huaraches, “para ellos es un lujo y en cambio aquí no, sobre todo los jóvenes dicen: ‘¿cómo voy andar de huaraches?’”.
Además de que en las huaracherías ofertan una gran variedad de estilos, y “como dicen en gustos se rompen géneros, pues hay personas que les gusta nada más meter el pie y que no lleva abrochadera. Tenemos una gran variedad de estilos porque no a todos les gusta lo mismo”.
Hay otro tipo de huarache llamado Pihuamo, hecho en esa localidad de Jalisco, que tiene fama de que es bien hecho y dura mucho, lo compran generalmente los trabajadores del campo, los albañiles o que hacen un trabajo pesado.
El colimote y el de araña tienen más demanda en las fiestas de la Virgen de Guadalupe, pues es el que utilizan las personas que usan el traje tradicional.
El huarache representativo de la entidad se hace en todas las medidas desde el número de pie 14 hasta el 30. Los precios varían de acuerdo al número, del 24 al 27 ó 30 cuestan 220 pesos; del 22 al 24, 215 pesos; y del 17 al 21, 185 pesos. La señora Celia considera que las personas jóvenes usan menos huaraches, y las mamás modernas ya no acostumbran ponérselos a los niños, siendo las abuelitas quienes llevan a los nietos a comprarles los huaraches.
COLIMOTE ARTESANAL
Celia conoce mucho de huaraches tradicionales de Colima, pues durante 46 años estuvo a cargo de la Huarachería Pihuamo, aunque ya se la heredó a su hijo mayor, acude con frecuencia al negocio a visitarlo y a saludar a las empleadas.
Conocedora de su oficio, indica que el huarache colimote se elabora con cuero de res, el cual curten. Hay curtidurías especiales que hacen el proceso en unas pilas con sal, y lo dejan orearse, cuando está seca la venden en pliegos, y el huarachero se encarga de cortar las correas también llamadas chinelas.
Los huaracheros le ponen las hebillas y los ojillos. Pueden tener a una persona encargada de cortar llamado cortero, que se encarga de cortar las correas. “Este va tejido, entremeten una correa natural y una pintada, por eso se ve de colores, y la suela es de llanta”.
Comenta que todo es artesanal, “se hace 100 por ciento a mano, algunos huaracheros tienen sus máquinas para cortar las correas o tienen ojadoras que son unas máquinas manuales que cortan varias correas al mismo tiempo, pero como son caras no todos las tienen. “Hay huaracheros que a puro cuchillo hacen el trabajo, es tardado y riesgoso, porque tienen un cuchillo muy filoso, pues la baqueta es dura, ellos para suavizarla la mojan y así es más fácil secar la correa”.
La planta es vaqueta, porque así se tiene un huarache fresco, ideal para el clima de Colima. Es puro cuero y luego lo clavan. Tienen sus ojillo para darle vista y reforzar el huarache. Dice que hay un estilo de huarache colimote que no lleva correa, “pero el colimote tradicional sí la tiene”.
Al preguntarle sobre los huaracheros que hacen el colimote, contesta: “Se cuentan con las dedos de la mano. Los señores mayores que iniciaron el negocio ya murieron y muchas veces los hijos ya no siguen, porque se le gana poco, el huarachero gana poco”.
ESCASA DEMANDA
Los hermanos Eloísa e Ismael Ochoa González, toda su vida se han dedicado hacer huarache artesanal. Son la segunda generación de huaracheros, y son de los pocos que elaboran el huarache colimote a mano, sin maquinaria, haciendo un proceso totalmente artesanal.
Indican que el huarache colimote también llamado petatillo se hace con cuero de res y la suela de llanta. Compran el cuero curtido, para el tejido y la suela el curtimiento es diferente. En uno usan cascalote, el otro es natural.
Primero mojan durante un tiempo el cuero para manejar la baqueta, luego sacan la correa a mano y empiezan a tejer, pero el tejido del colimote es muy laborioso. Posteriormente lo dejan en la horma y lo ponen a secar aproximadamente medio día, y después sigue el clavado con hule de llanta. Refieren que se han hecho variaciones del modelo colimote, “recargado, seis vueltas, es la misma figura, pero con variaciones. El colimote original es pintado con natural combinado, pero se puede hacer natural, de un solo color”, de acuerdo al gusto del cliente. Ellos elaboran una gran variedad de huaraches como el de araña, araña Pihuamo, pachuco, hippie, vallarta cerrado y el comalteco, y el que menos se vende es el colimote.
Al preguntarles si estaría en riesgo de desaparecer, Ismael Ochoa responde: “Sí, puede cambiarse por cualquier otro, y se está cambiando porque hay otros modelos que entran y se quedan, que son de vista como el de araña que es cómodo y más económico”. En su caso, tiene mucho tiempo que no hace este tipo de huarache colimote. “Tengo años que no lo hago”.
Mientras Eloísa añade que ella elabora el huarache colimote para el Ballet Folklórico de la Universidad de Colima, “es el que usan, es lo tradicional”, pero en las tiendas no le piden mucho, porque se vende poco. “Me piden numeraciones conforme se les vaya acomodando”.
Puso como ejemplo que el araña que es más sencillo, le piden hasta 80 pares al mes, en cambio el colimote casi no. Eloísa e Ismael concuerden que en el gobierno estatal debería apoyar a los artesanos del huarache, pues es un oficio tradicional que está en riesgo de desaparecer.

Elena DEL TORO



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