CREAR asombro y emociones en las personas a través de la magia, es lo que ama y apasiona a Ángel Nava, el ilusionista. El joven mago ama y disfruta su oficio, y lo transmite en sus palabras, sentimientos y presentaciones. A él le encanta la interacción con el público, disfruta subir a un escenario, estar en una fiesta y acercarse a las personas. Le gusta sentirse parte de la risa, las emociones y saber que fue el conducto para que las personas sintieran asombro y diversión. Desde que era niño se interesó por la magia, pero desde los 18 años se considera mago, porque fue cuando tuvo mayor conocimiento y aprendizaje sobre el oficio. Indica que el término correcto es ilusionista, “porque creamos ilusiones mediante efectos que parecen mágicos, pero para el mundo en general es mago, así ya va para 7 años con este sueño”. Así como la contingencia sanitaria por el Covid-19 obligó a todos a mantenerse en su casa, también a Ángel Nava, pero él vio en esto una oportunidad para ayudar a las familias a entretenerse y aprender, así surgió el taller de magia para niños. A través de su red social ha ofrecido 25 talleres de manera gratuita durante la cuarentena. Ahí hace presentaciones, y también enseña paso a paso cómo hacer trucos de magia. Entrevistado por Diario de Colima, indica que trabajaba en una institución educativa dando clases de magia, y durante aproximadamente 3 años impartió su taller presencial para niños, pero con la contingencia se quedó sin actividad. Ante esta situación, se dio cuenta que era momento para quedarse en casa, pero también para ayudar a los otros. “Mi forma de ver el mundo es entretener, divertir a los otros, hacerles sentir emociones mediante mi forma de expresión artística”. Además en este tiempo, las personas necesitan tranquilidad, entretenimiento, aprender, y principalmente algo en lo que los niños se sientan identificados y desarrollen actividades que les gusten y les resulten interesantes. Con su experiencia previa, comenzó el taller de magia en línea, con la idea de dar un mensaje positivo, “hacer que los chicos entiendan la importancia de quedarnos en casa y ayudar a mamás y padres de familia que sus peques tengan un rato de esparcimiento guiado por un profesional. Más que un aprendizaje que vivan un momento mágico”. DE HOBBIE A PROFESIÓN La magia comenzó como un interés, luego pasó a ser un hobbie y finalmente se volvió una pasión completa. Cuando tenía entre 9 y 10 años empezó a tener interés por la magia, pero lo dejó. A los 12 años retomó su interés, pero aún no se sentía hábil para realizar los actos, y nuevamente lo abandonó. A los 18 años surgió nuevamente su hobbie, pero ahora con las redes sociales y plataformas digitales encontró conocimiento y efectos de magia, así fue creciendo hasta el punto de darse cuenta que puede hacer un modo de vida y tener una empresa, y decide volverse profesional. A sus 24 años de edad es un mago profesional. “Ahorita mi interés principal es sorprender y que la gente disfrute, se divierta, y evocar dos emociones: el asombro y la diversión. “Me gusta que la gente se asombre que diga ‘wow, cómo paso esto, que padre lo que acabó de ver o sentir, y que al mismo tiempo diga que divertido fue estar en esta experiencia”. Tiene una formación autodidacta, pues busca información ya sea en tutoriales de video, libros, congresos, viajes o conversaciones sobre el tema. “Me obligue a buscar la información por mí mismo”, y aunque ha tenido varios maestros, no un mentor cercano, y le gustaría encontrarlo para que le enseñe más. QUÉ LE GUSTA Y LE DISGUSTA Le encanta la interacción con el público, disfruta subir a un escenario, estar en una fiesta, y acercarse a las personas, pero principalmente le gusta trabajar con el público que no conoce sobre el tema, “porque conecto con ellos y disfruto cada una de mis presentaciones, siento que les gusta lo que hago”. Sin embargo, le disgusta la creencia de que el mago es solamente para niños, “si bien son los que más disfrutan, creo que en cada uno de nosotros hay un espíritu de niño que se le ilusiona, que disfruta tanto como cualquier pequeño”. Aunque le encanta trabajar con niños, sus espectáculos son familiares, incluso ha realizado eventos solamente para adultos, “realmente son los que disfrutan la magia de una forma distinta, un niño automáticamente se asombra, pero un adulto tiene que abrir otras partes de sus emociones, su corazón, para decir esto que estoy viendo está genial y asombroso”. Para él, la magia debe ser inclusiva, para todos y lo más importante que no se encajone solo en niños. Tampoco le gusta encontrarse con espectadores difíciles, que solamente buscan denostar el efecto del juego, pues su principal objetivo es que el público disfrute y se divierta. Sin embargo, ha encontrado personas que son contradictorias y negativas, pero después cambian su percepción y ocurre una conexión fascinante. Le disgusta también que las personas revelen efectos profesionales de magia a diestra y siniestra, afectando a quienes le están invirtiendo trabajo e inspiración. Pero el hecho de revelar esta información lo único que hace es devaluar el trabajo de los otros. Ángel Nava refiere que para ser mago se necesita ser apasionado, encontrar el placer y deleite con lo que realiza y con quien lo está trabajando, “para mi ser mago simboliza un modo de vida muy hermoso y me gusta pensar que las personas vean que disfruto mucho ese modo de vida, aunque a veces un poco complicado”, por ello se debe disfrutar de los tragos amargos y dulces. Así como seguir avanzando, buscando y darse la oportunidad de conocer nuevos campos, practicar y ensayar, “para darle honor aquellos que estuvieron antes de nosotros”. También sentirse cómo al relacionarse con los otros, cultivar no sólo el aspecto de mago, sino como profesionista, viendo otras expresiones artísticas que puedan aportar a la labor. “El mago que busco ser es que el disfruta no solo de lo que hace sino de lo que los otros hacen, y que al mismo tiempo da mordiditas a otras expresiones como el cine, la música para que la gente disfrute y sienta más”. Para él, la magia es un concepto difícil de definir, pues es muy grande. “Es encontrar momentos en lo que puedes sentirte tú y que otras personas disfruten, fomentar emociones como el asombro, la alegría, la felicidad y al mismo tiempo otras como el drama”. Ángel Nava, el ilusionista, en este momento siente mucho amor y pasión por magia, y también ganas de seguir, valorar los tropiezos. “Es una forma que inspira y le gusta muchísimo”.
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