Las antiguas pilas y manantiales de Colima
Domingo 14 de Junio de 2020 7:10 pm
+ -
UNA
infinidad de culturas del mundo han nacido en las riberas de los ríos y lagos,
ya que el agua ha sido y será la fuente principal de la vida, y para la preservación
de la misma es necesario estar cerca del vital líquido. Ya son más de 3 mil 500
años que se tiene registro de los primeros pobladores del Valle de Colima, y
todos los asentamientos han sido al pie de cuerpos de agua, razón por la cual,
hasta hace muy poco tiempo, aún se preservaban diversos manantiales de agua que
los pobladores colimotes utilizaban para saciar su sed.
Pero
si nos centramos en el Colima colonial, la gente utilizaba diversos métodos
para tener el agua cerca de sus hogares, sin la necesidad de desplazarse a los
diversos ríos de la ciudad, tomando en cuenta que la distribución del líquido a
diferentes sectores de la población era una tarea más que complicada para la
época, por lo que se utilizaron diversos pozos y manantiales para proveer de
agua a sus pobladores.
En
nuestra capital abundaron numerosos pozos o pilas que abastecían a los
pobladores de mediados de los siglos 19 y 20; hay registro de ocho tomas de
agua que proveían del líquido a numerosos barrios de la ciudad.
Estaba
la pila del Mercado de la Soledad, la cual estaba situada en el actual Jardín
Torres Quintero, que desafortunadamente hoy ha desaparecido; la pila del Paseo
del Progreso, que estuvo en la parte céntrica del hoy Parque Hidalgo, y que
para entonces estaba muy retirada de la zona urbana de la ciudad.
También
estaba la pila de la Plaza de Armas (hoy, Jardín de la Libertad), actualmente
oculta por el Kiosco, por lo que podemos imaginar la suma importancia en el
abastecimiento de agua para la zona, pues estaba en el corazón de la ciudad.
Asimismo,
estaba la pila de la Antigua Plazuela del Dulce Nombre de Jesús, junto a la
parte central, al oriente del antiguo Mercado Constitución (edificio que
después albergó a la Central de Autobuses, y hoy, el Auditorio Miguel de la
Madrid), fue inaugurada en 1879, y estuvo en uso hasta la década de 1930.
LA PILA DE LOS PATOS
Esta
fuente de agua se situaba en el centro de lo que hoy es el Jardín Núñez, se le
conocía con ese nombre porque precisamente en ella arribaban regularmente una
gran cantidad de patos, y no sólo eso, también había tortugas, gansos, chonchos
y majestuosos pavo reales, que se postraban en sus aguas para refrescarse del
abrasivo calor de la capital. Después se le llamó la pila de la Concordia.
Pero
a partir de 1931, el entonces gobernador, Salvador Saucedo, se dio la tarea de
seguir una remodelación del jardín que estaba postergada tiempo atrás, quitando
la fuente. Toda la fauna que coexistía sin problemas, desapareció.
LA PILA DE LAS 7 ESQUINAS
A
esta pila se le debe el nombre por el barrio donde yacía, mas no por la unión
de sus calles como habitualmente se cree. Esta pila de siete salientes o “esquinas”
era sumamente concurrida por los colimenses, pues se podía llegar a ella muy
fácilmente; fue construida cerca de 1904, y retirada en la década de los años 60.
Hoy no queda ningún indicio de ella.
LA PILA DE LA SANGRE DE CRISTO
Esta
pila, hoy conocida como la Fuente de los Leones, se construyó en 1850, cerca de
la entrada de una capilla de recién edificación, pero esta fecha podría no ser
acertada. La fuente, tal y como la conocemos actualmente, tiene su nacimiento
en 1892, pero se tienen registros de los primeros indicios de la edificación de
sus barandales, que datan de 1830.
Este
abrevadero fue adornado por una fuente con las cabezas de leones, una
característica típica de la época colonial, estilizando el pórtico del templo.
Era
muy común, tal y como lo datan algunas fotografías, que los pobladores hicieran
fila para poder abastecerse del vital líquido proporcionado por esta pila, ya
que para aquellas épocas, tener agua en los hogares era sumamente complicado,
por lo que la colocación de este pozo vino a abastecer las necesidades de agua
de la zona aledaña.
Se
cree que varios de estos antiguos pozos fueron abiertos por colimenses prehispánicos
para usos diversos, como el consumo y el riego, por lo que los pobladores de la
época colonial ya encontraron las perforaciones, facilitando la extracción del agua.
OTROS MANANTIALES
Antes
de la utilización de estas pilas, también hubo varios sitios en donde se
extraía el agua, como lo son los manantiales, tal es el caso del Pocito Santo,
que se encontraba entre las calles Manuel Álvarez y Corregidora, y se le daba
este nombre debido a que los pobladores aseguraban que jamás se le agotaba el agua;
también estaba el Charco de la Higuera, ubicado junto al hoy templo de San
José, y en efecto, a un costado de este “charco” que dotaba de agua a los
colonos, se encontraba una higuera; hoy sólo queda una fuente que adorna el
jardín que se encuentra en el umbral del recinto eclesiástico.
Fue
hasta 1857 cuando se registra por primera vez el primer servicio oficial de
suministro de agua, tal y como lo describe el profesor Francisco Hernández
Espinosa, en su libro El Colima de Ayer,
donde se cita: “La introducción del agua potable a nuestra ciudad data de la
época en que fue prefecto político del entonces Territorio de Colima, el Sr.
Gral. Don Manuel Álvarez, el primero de nuestros gobernantes, ya que desde esa
fecha se le dio a Colima la categoría de Estado.