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Rafael Navarro Olivares, ejemplo de trabajo y esfuerzo



Domingo 21 de Junio de 2020 7:06 am

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VESTIDO de un blanco impecable, con el carro del mismo color, en el cual lleva la fruta, mango y pepino, limpio y muy bien acomodado, Rafael Navarro Olivares espera a sus clientes en la calle Del Trabajo, esquina con Madero.
Tiene 79 años de edad y su frase “las personas activas se conservan mejor”, la cumple a la letra. Se levanta de madrugada para prepararse a salir a vender fruta, y a su lugar de trabajo llega aproximadamente a las 10 de la mañana; permanece ahí hasta las 3 de la tarde, luego camina por las calles para completar lo del día.
Durante casi 50 años, don Rafael Navarro ha vendido fruta en las calles de Colima, en estos años tuvo que sortear el hostigamiento de las autoridades que no dejaban a los vendedores ambulantes estar en la vía pública, porque dañaban la imagen de la ciudad, según les decían. Pero ahora está bien.
Don Rafael es activo, positivo, respetuoso, trabajador y muy agradecido, es un ejemplo no sólo para sus hijos, sino también para las personas que le compran fruta. No tuvo miedo ni temor a salir a vender cuando empezó la contingencia sanitaria por el Covid-19, pues dice que cuando le llegará, le llegará.
Entrevistado por Diario de Colima, cuenta que es originario de Mazamitla, Jalisco, pero cuando tenía aproximadamente 30 años edad emigró a Colima en busca de trabajo en la construcción, pero que le pagaban muy poco, lo cual lo llevó a buscar otros empleos. Luego de trabajar como albañil, recogía hule en el basurero y se lo vendía a un huarachero, posteriormente recogía trozos de madera que vendía para elaborar cajas. Después laboró en las carrocerías, más adelante seleccionando vidrio, papel y cartón, luego en la limpieza de carreteras, ahí ganaba buen dinero.
“Para poderme acomodar en este negocito tuve que navegarle, luego yo venía de un pueblo que no es igual que vivir en una ciudad, y ahí apliqué la frase ‘a la tierra que fueres, hacer lo que viere’, entonces empecé a fijarme cómo le hacían los que aquí, y ahorita ya me anivelé bien”.
Con su trabajo diario sacó adelante a su familia, siempre contando con el apoyo de su esposa, Emilia Rodríguez, quien murió hace 2 años. Tuvieron ocho hijos, uno de ellos era piloto, pero lamentablemente murió en un accidente.
DE MADRUGADA
Tiene claro que no quiere ser una carga para sus hijos, por eso trabaja mucho, aunque percibe alguna ayuda de sus hijos y la pensión del programa 70 y más, por parte del Gobierno Federal. Actualmente trabaja de lunes a viernes, pero durante 39 años laboró todos los días. Ahora descansa 2 días, “porque veo por mi persona yo mismo”. Además le gusta trabajar, pues “la persona que anda activa diario se conserva mejor que la que está en su casa sentada, ahí sentado después no puede uno caminar”.
Uno de sus hijos le decía que ya no trabajara, pero “le dije, yo te voy a decir cuándo, cuando no vea bien, no pueda caminar, entonces me voy a quitar, menos no, hasta que mi cuerpo aguante, ahorita un hijo me ayuda con el carretón, yo agarro taxi y me voy”.
Así, de lunes a viernes se levanta entre las 4:30 y 5 de la mañana para arreglar sus cosas. En la madrugada pela la fruta, arregla su carro, a las 7:30 desayuna y se alista para salir a trabajar. Entre las 9 sale de su casa y regresa hasta las 7 de la tarde.
“Le agarro tiempo al tiempo, a mí me gusta madrugar, decía un abuelo que ‘toda persona que se levanta tarde, fíjese en la cama y verá que está llena de gorupos’, entonces yo no espero que se me llene mi camita de gorupos, yo me levantó muy temprano”.
Llega aproximadamente a las 10 de la mañana y se retira a las 3 de la tarde, “según la venta, si hay poca me retiro a las 2, si hay mediana venta a las 2:30, si hay muchita a las 3 y me voy para abajo, y con este horario me voy a las 7, porque todavía hay mucho sol. “¿Qué me voy hacer a mi casa?, siempre me ha gustado trabajar, andar activo”, refiere. Sin embargo, al llegar a su casa no para, escoge la fruta que venderá el otro día, termina entre 8 y 9 de la noche, y se acuesta 11:30 de la noche.
“No me acuesto más temprano porque se me hace larga la noche, decía mi padre que con 3 horas bien dormidas para qué quiere uno más, bueno, a mi edad, yo siento que con eso”. Sin embargo, recuerda que cuando era joven no le gustaba madrugar, pues su papá lo levantaba y casi lloraba. Iban al cerro a traer tejocotes y hacer rosarios que vendían el fin de semana en Sahuayo y Jiquilpan. Sin embargo, a los 18 años de edad se casó y “agarró la responsabilidad”. Tuvo ocho hijos, era una familia grande, pero no tanto como en su casa, en donde fueron 16 hijos.
ANTES ERAN AMABLES
Recuerda que antes, cuando la gente le compraba fruta, era una voz que les salía tan bonita, “me decían: ‘señor, me da una bolsita de fruta, por favor’; ‘me da un coctel, por favor’, con una amabilidad, pero ahora parece que somos judiciales todos, con una prepotencia que me piden la fruta y no se vale, en la forma de pedir está el dar”.
Refiere que cuando era joven y empezaba a vender, estuvo 10 años como ambulante, los gobiernos priistas eran muy prepotentes y no querían ver a los vendedores ambulantes en la calle. “Sí le sufrí mucho, ahorita ya no, será por mi edad, porque cumplí todos los requisitos que me pidieron, porque siempre ando de blanco y no puede llegar salubridad y llamarme la atención”, además cumple puntualmente con su pago al Ayuntamiento de Colima.
A don Rafael no le dio miedo ni temor salir a la calle a vender fruta cuando inició la contingencia por el Covid-19, “a mi edad he pasado como por seis pandemias, me tocó la viruela, clavo negro, la fiebre aftosa, la viral y varias, no pasa nada, nada más que ahora dieron poca información bien y la demás muy mal”.
Considera que la estrategia del gobierno ocasionó que el país se fuera para abajo, “eso de cerrar los negocios, hágame el favor, yo digo que a la gente más necesitada no deberían cerrarle los negocios, porque con eso solventa su manutención, todavía los que tienen negocios grandes”. Nunca ha tenido temor, “yo soy positivo en todo, al cabo cuando me llegue la enfermedad, me llegó y me llegó, pero no tengo temor”, tampoco le asusta cualquier cosa. “A mi edad todavía soy de mente fuerte”.
“A mí todo el tiempo me ha gustado trabajar, les doy infinitas gracias, en especial a todo mi público, aunque no venga a comprarme, porque ahora que me subieron al feis recibí unas ayuditas del público, doy un millón de gracias a toda la gente que me ayudó, y también a quien no me ayudó, aquí estoy para servirles a la gente que quiera venir”. Y es que la medida de aislamiento social por la contingencia sanitaria, le afectó la venta, y tras una publicación en redes sociales recibió ayuda de la sociedad.
Para el Día del Padre, don Rafael festejará con sus hijos, pues acostumbran reunirse y convivir. “Me voy a festejar aún no se bien cómo, pero uno pone y Dios dispone, pero primeramente Dios”.
Durante mucho tiempo don Rafael trabajó solo, pero ahora lo acompaña su hija Yolanda. Ella está con él desde las 12 hasta las 3 de la tarde. Ella admira y se siente orgullosa de su papá porque siempre ha sido muy trabajador, les inculcó principios y valores. Considera que es un árbol de madera fina, siempre trabajando, siempre positivo y aportando su experiencia, ejemplos y dando consejos. “Es un amor de padre porque sacó adelante a sus hijos, a todos nos quiso dar estudios, dos estudiaron una carrera, los demás no quisieron, pero todas son personas de bien”, apunta.


Elena DEL TORO



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