“Tiran a matar” Investigan a militares
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Sábado 18 de Julio de 2020 7:17 pm
+ -El pasado 3 de julio, militares en Nuevo Laredo tuvieron un enfrentamiento con presuntos delincuentes, en el que se encontraban también tres civiles que estaban secuestrados por integrantes del crimen organizado.
El pasado 3
de julio, militares en Nuevo Laredo tuvieron un enfrentamiento con presuntos
delincuentes, en el que se encontraban también tres civiles que estaban
secuestrados por integrantes del crimen organizado. Eran tres jóvenes: uno,
migrante de Chiapas; otro, un estudiante universitario, y del tercero no se
tiene información. Estas tres personas fueron incluidos entre los 12 presuntos
delincuentes que efectivos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena)
aseguran haber abatido ese día en el boulevard Aeropuerto, en la colonia Los
Fresnos, en Nuevo Laredo, Tamaulipas, sin registrar ninguna baja oficial.
Una
investigación de El Universal revela
que al menos tres de esas 12 personas que resultaron muertas en el
enfrentamiento se encontraban secuestradas, con las manos y pies amarrados.
Dos de ellos
recibieron un impacto de bala en el tórax, de arriba hacia abajo, y el tercero
murió de un balazo en el cráneo, disparado de uno a tres metros de distancia.
La madrugada
de ese viernes, elementos de la Sedena, según la versión oficial, fueron
agredidos por personas armadas que iban en tres camionetas. Dos de ellas
huyeron. La autoridad reportó que el personal militar se encontraba cumpliendo
sus labores de disuasión y prevención del delito cuando cerca de las 2:00 horas
un convoy con gente armada los sorprendió a balazos, lo que derivó en un
enfrentamiento.
Los presuntos
delincuentes estaban vestidos con uniformes tipo militar. Se les decomisaron 12
armas, entre ellas dos rifles Barrett. Ninguno de los secuestrados estaba
vestido de la misma forma.
Fotografías
en poder de este diario revelan cómo los cuerpos presentan las marcas de las
ataduras en manos; además, en una de las imágenes se observa cómo uno estaba
atado de los pies. Otra diferencia en los restos de los sujetos es que algunos
tienen una gran cantidad de impactos de bala. En algunos se nota el desprendimiento
de piel, a diferencia de disparos a una corta distancia, según el certificado
de defunción a la que El Universal tuvo
acceso.
La Fiscalía
General de la República (FGR) ya abrió una carpeta de investigación por
homicidio y abuso de autoridad desde el 11 de julio, por la muerte de Damián
Genovez, desaparecido el 24 de junio.
Afuera de la
oficina de la FGR, en Nuevo Laredo, está la camioneta Cheyenne Chevrolet en la
que viajaba Damián con los otros dos secuestrados y los presuntos delincuentes.
El vehículo tiene al menos 250 impactos de bala, la mayoría del lado del
piloto, además de un golpe en el frente.
Venían por prosperidad
Un mes antes
del enfrentamiento con el Ejército, que acabó con una bala en la cabeza de
Damián, él buscó ser parte de las fuerzas del orden. En mayo, llevó sus papeles
a Monterrey, Nuevo León, para ingresar en la Guardia Nacional, pero no fue
aceptado porque le faltaba la carta de antecedentes no penales, cuenta su
padre, Raúl Tercero.
En noviembre
de 2019 Raúl llegó a Nuevo Laredo desde Chiapas para buscar un futuro
prometedor. Dos meses después se trajo a su esposa y dos hijos, Damián y
Alejandro, de 18 y 16 años, respectivamente.
Damián y
Alejandro desaparecieron el 24 de junio en Nuevo Laredo. Ese día por la mañana
Raúl los dejó en un cruce por el puente Mazatlán y él partiría a Monterrey,
para trabajar en una obra. Desde que llegó a la zona fronteriza se desempeña
como ayudante de albañil.
A la 13:00
horas, Damián llamó a su papá para contarle que ya tenía trabajo en un
autolavado y que se iría caminando con su hermano para la casa, a unos 40 o 50
minutos de distancia. Después de eso no volvió a saber de ellos. Regresó de
Monterrey y comenzó a buscarlos creyendo que se habían perdido en una ciudad
“tan grande”.
El martes 7
de julio le golpeó la noticia mientras unos extraños comentaban sobre los
cuerpos de los "sicarios" que aparecían en Facebook. Ahí, entre las
fotos de los cuerpos amontonados en la caja de la camioneta y en la calle,
identificó a Damián. Camisa negra, lunar debajo de la nariz y otro en la
frente. De Alejandro no sabe nada.
"No
están haciendo [el Ejército] el trabajo que les dijo [el presidente] Andrés
Manuel [López Obrador], porque tiran a matar. Llegan y bum bum bum, a tirar a
lo loco. No hay seguridad, ¿de quién se va a cuidar uno? Eso pasó con mi hijo,
puede pasar con otro inocente también. Eso ha pasado todo el tiempo y el
gobierno dice que no hará eso, pero sigue pasando”, dice con rabia.
Cuando llegó
a las oficinas de gobierno del estado lo mandaron a la FGR, ahí lo encaminaron
a la funeraria privada que hace de servicio médico forense, ya que en Nuevo
Laredo no tiene oficina propia. Identificó a su hijo por otras fotos. El
viernes 3 llegaron los cuerpos del enfrentamiento a las 10:00 horas y hasta las
14:00 horas arribó el médico legista y trabajó con los cadáveres entre cuatro y
seis horas. En esta funeraria se almacenaron los cuerpos que no han sido
reconocidos.
Como Damián,
Arturo estaba desaparecido desde finales de junio, y al igual que él acabó
muerto tras la balacera. Tenía 19 años, era estudiante de ingeniería en la
Universidad Tecnológica de Nuevo Laredo. El sábado 27 de junio salió de casa de
su novia a las 22:30 horas para volver a su casa, un recorrido no mayor a 15
minutos, pero nunca llegó.
El 28 de
junio se inició la carpeta de investigación por la no localización de Arturo.
El 4 de julio comenzaron el proceso para ver si el ADN de familiares coincidía
con alguno de los cuerpos que tenían del enfrentamiento que sostuvo la Sedena
un día antes. Tres días más tarde, la familia sería notificada de que Arturo
había muerto de un tiro en el tórax y que se encontraba entre los 12 presuntos
criminales abatidos por los militares, pero, como Damián, era un civil
secuestrado por el crimen organizado.
Sobre la calle
En un video
del enfrentamiento del 3 de julio que circuló en redes sociales, se ve cómo un
militar dispara una ametralladora. La Sedena explicó que este tipo de arma
puede disparar hasta 800 balas por minuto.
En paredes
donde fue el enfrentamiento hay agujeros de balas. Donde la camioneta Chevrolet
quedó detenida, un muro de cinco metros tiene en la parte superior varios impactos.
En ese mismo espacio, sobre la banqueta, familiares de las personas que
murieron ahí pusieron un par de cruces con veladoras, flores y casquillos de
bala.
Para la
Sedena es prácticamente imposible que el personal militar que está recibiendo
impactos de esos vehículos sepan quién es o no un delincuente.
Al ser
cuestionados por El Universal,
voceros de la dependencia contestaron que no sabían de secuestrados en el
enfrentamiento y que los militares dieron aviso a la fiscalía estatal y a la
federal. "En el momento en el que termina el evento, la agresión, si no
hay personas que puedan recibir atención médica. Se informa a la FGR",
refirieron.
-¿Tenían
conocimiento sobre los tres hombres que estaban amarrados de pies y manos en la
camioneta?
-Eso que me dices,
lo desconozco.
-¿Van a
investigar?
-Nosotros no
investigamos.
"Aquí lo
importante es que debemos recordar que nosotros somos la contención. El
personal militar o en funciones de Guardia Nacional es una parte de la
contención, porque los grupos criminales han rebasado las capacidades de los
cuerpos policiacos", explicaron.
Salir de Nuevo Laredo
Días después
de enterarse sobre la muerte de su hijo Damián, Raúl y Evelyn acuden de nuevo a
la funeraria. Quieren ver el cuerpo de su hijo, no más fotos. Entre los planes
que tienen para rendir homenaje al joven está llevarlo a Chiapas y darle un
velorio con gente cercana. En este tiempo habían visto su cuerpo en redes
sociales y escuchaban a extraños hablar sobre él. Cuando fueron a presentar la
denuncia, también les mostraron imágenes, pero no a Damián.
Raúl toca la
puerta y pasa con miedo a la oficina del encargado de la funeraria, le dice que
si "por favor" puede ver a su hijo, pero él le contesta que han
pasado muchos días, que seguro no olerá muy bien y que no está arreglado para
que lo vean.
Raúl mira a
su esposa y afirma que quiere verlo como esté.
Sobre el
escritorio están los informes de los cadáveres que llegaron en la madrugada.
Raúl pide verlos para checar si alguno de es Alejandro, toma las fotos y las
gira con miedo. Ninguno es su hijo, tiene esperanza.
Van
acompañados de su abogado, los tres ahora insisten en que les muestren el
cuerpo y después de varios minutos el encargado les da el permiso. Les pide que
esperen mientras preparan a Damián. Los padres se sientan en la sala. No dicen
nada.
El cadáver
fue acomodado en el centro de una capilla, lo cubre una sábana decorada con
dibujos infantiles, con unos perros jugando. Sólo la cabeza es visible.
"¡Es
él!", gritan sus padres. "¿Cómo no voy a saber si es él?”, pregunta
Raúl ya con la voz rota. Desconsolados, comienzan a enumerar los moretones que
tiene en el cuerpo: "Está muy golpeado mi hijo".
Damián llegó
a su vida cuando el niño apenas tenía tres años de vida, sus padres murieron,
la madre era hermana de Raúl y él lo adoptó. "Era bien portado, era bien
educado", repiten.
Raúl y Evelyn
quieren regresar a Chiapas para llevar el cuerpo de su hijo y después volver a
Nuevo Laredo, para encontrar a su hijo Alejandro.