La crisis que hizo cambiar a Merkel
Miércoles 22 de Julio de 2020 12:48 pm
+ -La líder que impuso la austeridad durante las tormentas del euro se ha convertido en aliada de los países más afectados por la pandemia
Desde el primer día de la cumbre, por ser su cumpleaños,
hasta la recta final de las negociaciones en la madrugada del domingo al lunes,
por tender los puentes hacia el acuerdo, la canciller alemana, Angela Merkel,
ha sido una de las grandes protagonistas del Consejo Europeo.
A su influencia habitual como la líder más veterana del club
se une el que Alemania asumiera el 1 de julio la presidencia semestral de la
UE, lo que le ha brindado la posibilidad de postularse como mediadora neutral.
Pero lo más llamativo es que la misma líder que en la
anterior crisis capitaneó la cruzada por la austeridad se haya convertido ahora
en la mayor defensora de un fondo que beneficiará sobre todo a los países del
Sur.
La presencia de Merkel fue constante en las reuniones que el
presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, convocaba durante la cumbre
para desbrozar el camino hacia el acuerdo.
En casi todas ellas, la canciller estaba acompañada por el
presidente francés, Emmanuel Macron, con quien ha mantenido estos días una
colaboración tan estrecha como no se veía desde hace años en el eje
franco-alemán.
Merkel llegaba a la cita consciente de que se jugaba no solo
su semestre presidencial de la UE, sino probablemente gran parte de su legado
europeo. Salvo sorpresa de última hora, poco probable dado su estilo personal,
la veterana política vive su último mandato (hasta 2021) y la crisis del Covid-19
se ha convertido en la prueba de fuego para un liderazgo que ha marcado el
rumbo de la Unión, a veces errático, en los últimos 15 años.
La canciller, según las fuentes consultadas, ha mostrado
estos cuatro días de cumbre una beligerancia más agresiva que de costumbre, con
choques dialécticos muy ásperos con líderes como el primer ministro holandés,
Mark Rutte; el canciller austriaco, Sebastian Kurz; o la primera ministra
danesa, Mette Frederiksen.
BOMBONES PARA LIMAR
ASPEREZAS
Merkel no disimuló su impaciencia ante el inmovilismo de un
bloque autodenominado como frugales que se negaba a dar un solo paso que
contentara al resto de socios.
Y llegó a tener algún agrio rifirrafe, en particular con
Frederiksen. Pero lo dio por superado una vez que se descartó el bloqueo y
todas las partes pudieron entrar en el imprescindible regateo para llegar al
acuerdo.
La canciller compartió después con la primera ministra
danesa unos bombones de chocolate como guiño diplomático de reconciliación y
señal de que los altercados entre los miembros del Consejo Europeo son como los
de los futbolistas: se olvidan una vez fuera del campo.
Pero los chocolates no fueron el único gesto dulce de la
canciller durante la cumbre. Macron le agradeció que, a diferencia de los
frugales, Merkel no peleara por aumentar el cheque de descuento en la
contribución al presupuesto comunitario que disfruta Alemania. Berlín ha
logrado una rebaja de 3 mil 671 millones de euros al año, que es muy cuantiosa.
Pero de haberse sumado a la puja liderada por Rutte (que
arrancó para Países Bajos nada menos que 1.921 millones), Alemania podría haber
puesto en peligro el equilibrio de las cifras y frustrar el resultado.
Fuentes diplomáticas también atribuyen a Merkel un papel
fundamental en la resolución del conflicto con Hungría y Polonia, que se
resistían a cualquier referencia en el acuerdo presupuestario a la necesidad de
respetar el Estado de derecho para acceder a las ayudas comunitarias.
Para otros socios, como los Países Bajos, Suecia o
Luxemburgo, ese control era innegociable. Durante más de tres horas y media,
Merkel pulió junto a las delegaciones más implicadas de uno y otro bando un
texto que acabó logrando la unanimidad.
Esa tarea le ha reportado, sin embargo, las mayores críticas
tras la cumbre. Numerosas voces acusan a Merkel de haber sacrificado la defensa
de principios fundamentales como vía para sacar adelante un acuerdo
presupuestario que estaba dispuesta a conseguir casi a cualquier precio.
APOYO A LA
MUTUALIZACIÓN DE DEUDA
La fórmula del endeudamiento era un tabú para países como Alemania
o los Países Bajos. Pero a raíz de la pandemia, Merkel acabó convencida de que
la UE estaba “ante la mayor crisis de su historia”, como ha repetido estas
semanas. Y que una salida en falso podría poner en peligro el papel de la UE en
una escena internacional mucho más turbulenta que hace una década.
El giro de Merkel tomó desprevenidos a propios y extraños,
incluido el lado francés, que no se esperaba tamaña concesión. Pero, sobre
todo, sorprendió con la guardia baja a Rutte y sus aliados, que confiaban en
Berlín para frenar cualquier atisbo de mutualización de la deuda cuando la
pandemia abrió el debate sobre los eurobonos y los coronabonos.
La propuesta de Merkel y Macron desarboló a los frugales,
que en apenas unos días intentaron armar un contraataque. Y que han mantenido
su resistencia hasta que han claudicado ante la evidencia de que la inmensa
mayoría de los socios apoya la propuesta de la Comisión.
El acuerdo de este 21 de julio marca así un hito en la
gestión de las cuentas del club, que nunca antes se había aventurado por un
camino que apunta, aunque sea en la lejanía, hacia la unión fiscal. “Me siento
aliviada”, señaló Merkel durante una rueda de prensa en la que, en contra de su
pragmatismo habitual, dejó entrever cierta emoción ante el acuerdo. La pandemia
parece haber cambiado a la canciller tanto como esta cumbre cambiará a la
Unión.
Con información de El País