Y a todo esto, ¿por qué Austria tiene el penacho de Moctezuma?
Martes 13 de Octubre de 2020 11:47 am
+ -Este objeto de arte plumario del siglo XVI se elaboró con plumas de cuatro especies de aves y más de mil 500 laminillas metálicas, originalmente de oro.
El único penacho de plumas de origen mexicano, formado por
plumas de aves y adornos de oro, conocido como el penacho de Moctezuma, se
encuentra actualmente en el Museo de Etnología de Viena. Este valioso objeto ha
estado fuera del país desde hace más de 500 años.
Por décadas, el Gobierno de México ha solicitado el regreso
del objeto prehispánico a nuestro país. Este sexenio no es la excepción, ya que
el presidente Andrés Manuel López Obrador ha pedido a su esposa Beatriz
Gutiérrez Müller que insista al Gobierno de Austria para que preste el penacho
con motivo del Bicentenario de la Independencia de México.
Gutiérrez Müller visitó al presidente de Austria, Alexander
Van der Bellen, en medio de una gira por Europa con la intención de obtener
piezas históricas y arqueológicas de México para ser exhibidas en nuestro país
el año que viene.
Esto ha despertado el interés, tanto de especialistas como
del público en general, sobre cómo es que el penacho de Moctezuma se encuentra
en el Museo de Etnología de Viena y no en México. Aquí algunas versiones.
CÓMO FUE A PARAR A
AUSTRIA EL PENACHO DE MOCTEZUMA
Por décadas se ha dicho que el penacho original –en las
colecciones del Weltmuseum de Viena (Museo del Mundo), en Austria– perteneció
al tlatoani Moctezuma Xocoyotzin (1466-1520).
Este ejemplo de arte plumario del siglo XVI se elaboró, por
su cara frontal, con plumas de cuatro especies de aves (conocidas por su nombre
común como: quetzal, pájaro vaquero, espátula rosada y charlador turquesa) y
más de mil 500 laminillas metálicas, originalmente de oro, según información
del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
De acuerdo con el Instituto de investigaciones Históricas de
la UNAM, el 10 julio de 1519, la Junta de Regimiento de la Villa Rica de la
Vera Cruz envió por vía marítima una carta dirigida a la reina Doña Juana y a
su hijo, el emperador Carlos. En este mismo navío se despacharon también
"el oro y plata y piedras y plumajes que se 'ha habido' en estas partes
nuevamente descubiertas".
Con esta travesía, varios objetos mesoamericanos comenzarían
una larga vida fuera de su continente de origen como testigos de un intercambio
cultural entre América y Europa.
"Por muchos años se creyó que el penacho de Moctezuma
había viajado en este navío, sin embargo, hasta la fecha no se tiene certeza de
cómo llegó a Europa", señala el Instituto de investigaciones Históricas.
Otra versión afirma que Moctezuma se lo habría regalado a
Hernán Cortés cuando tenían relaciones cordiales e intentaban establecer un
lazo de respeto antes de la Conquista. Cortés se lo envió al rey Carlos I de
España, el monarca era miembro de la familia Habsburgo, proveniente de Austria,
lo que podría ser un factor importante para que el objeto se encuentre en ese
país.
"A finales del siglo XVII, el penacho se identificó
como un sombrero morisco y no fue sino hasta el siglo XIX, en que se le
adjudicó un origen indígena mexicano. A partir de este momento surge el interés
por parte de los europeos por vincularlo a Moctezuma y desde luego a
Cortés", explica el Instituto de investigaciones Históricas.
Esta relación se hizo más evidente a raíz del Congreso Internacional
de Americanistas de 1908, que se llevó a cabo en Viena. Este artefacto fue
identificado entonces como una "corona de plumas", versión
posteriormente desechada tras comprobar en los códices mexicanos que los
gobernantes mesoamericanos no utilizaban coronas y penachos, sino otros tipos
de tocados como signo de autoridad, entre ellos la diadema Xihuitzolli.
En el siglo XX, las asociaciones entre el penacho y el
emperador Moctezuma hechas por los europeos se combinaron con el discurso
indigenista mexicano cuya propuesta oficial era el rescate del pasado glorioso
indígena a través de sus símbolos mexicas.
Por ello, el penacho se consideró parte del patrimonio
arqueológico que debía ser repatriado. No obstante, la petición formal tardaría
varias décadas más. A partir de 1990, dos hechos contribuyeron a que el asunto
del objeto ocupara la atención pública: la cercanía de la celebración del
centenario de la llegada de Cristóbal Colón en 1992 y la diligencia de un
danzante de bailes tradicionales radicado en Austria, conocido como
Xokonoschtletl Gómara.
Este personaje ha sostenido por décadas que el penacho era
una corona imperial que había pertenecido a Moctezuma y que por esa razón debe
repatriarse. Con este fin, organizó una marcha y un mitin en Austria, cuyo
objetivo era presionar para que el gobierno mexicano tomara cartas en el
asunto.
Ante tales hechos el INAH envío una petición diplomática de
devolución en 1991. Cientos de oficios viajarían de México a Austria y
viceversa. Sin embargo, tras examinar el estado físico del penacho, se llegó a
la conclusión que no sería posible transportarlo pues su deterioro sería
irreversible.
En 2011, el Gobierno mexicano ofreció un intercambio
temporal del penacho de Moctezuma a cambio de la carroza dorada del emperador
Maximiliano de Habsburgo, que actualmente se exhibe en el Museo Nacional de
Historia del Castillo de Chapultepec.
La Unesco ha apoyado la posición de los países que pugnan
por que sus bienes arqueológicos sean restituidos a los mismos.
Con información del Instituto de Investigaciones Históricas
de la UNAM y el INAH.