Científicos salen a buscar nuevos virus en África
Miércoles 16 de Diciembre de 2020 12:07 pm
+ -Científicos se adentran en lo profundo de la selva virgen de Gabón en busca de virus emergentes; los murciélagos son su principal objetivo
Es una película de ciencia ficción? ¿Una serie distópica?
Vestidos con un traje de protección y cubiertos de pies a cabeza, seis hombres
ascienden con dificultad hasta una gruta perdida en la selva gabonesa en
búsqueda de virus emergentes.
El destino de estos científicos de un centro de
investigación es la cueva de Zadié, en el noreste de Gabón, donde estudian a
los murciélagos, animales que pueden ser el origen de la mayoría de las
epidemias transmitidas al hombre en los últimos años: el SARS en 2003, el MERS
en 2012, el Ébola y hoy el SARS-CoV-2, el virus de la pandemia que paraliza
actualmente el planeta.
El camino está plagado de musgo, cortezas y hojas que
despiden el fresco olor de la selva virgen de este pequeño país de África
central, cuyo clima tropical, cálido y húmedo, y su exuberante fauna, son
terreno propicio para la proliferación del virus, algo de lo que no tienen
conciencia las poblaciones locales.
Poco a poco, el olor de tierra húmeda deja lugar al del
guano, los excrementos de los murciélagos. El aire es irrespirable y bajo los
trajes de protección el calor es sofocante.
De pronto, aparece la entrada de la gruta. Un ruidoso torrente
de murciélagos se escapa del agujero. Sus excrementos cubren el resbaladizo
suelo y las paredes rocosas.
PELIGRO PARA LOS
HOMBRES
"¡Tiren!", ordena el profesor Gaël Maganga, hasta
que la red que sirve para capturar a los mamíferos esté totalmente tensa.
Cuando los murciélagos se precipitan hacia la salida, el
trampa se cierra sobre ellos. La toma de muestras puede empezar.
Maganga, profesor e investigador en la universidad de
Franceville, la tercera ciudad del país, toma las muestras bucales y rectales
con hisopos esterilizados.
Nuestro trabajo consiste en identificar los agentes
patógenos que podrían representar un riesgo para las poblaciones humanas, y
comprender las transmisiones entre especies", explicó el científico.
El 29 de octubre, el grupo de expertos de la ONU sobre la
biodiversidad (IPBES) advirtió en un informe que las pandemias como el covid-19
iban a multiplicarse y provocar cada vez más muertes, aludiendo a la inmensa
reserva de 1.7 millones de virus desconocidos en el mundo animal, de los que
540 mil a 850 mil "tendrían la capacidad para infectar a humanos".
El 70% de las nuevas enfermedades (Ebola, Zika) y "casi
todas las pandemias conocidas" (gripe, sida, Covid-19) son zoonosis, es
decir procedentes de patógenos animales.
PRESENCIA DE
CORONAVIRUS
Hay que dejar de pensar que el hombre está de un lado y el
animal del otro. En cuestión de salud, lo que pasa en uno va a tener impacto en
el otro. Proteger la fauna salvaje, proteger la naturaleza, es proteger al
hombre", destacó Pauline Grentzinger, veterinaria del Parque natural de
Lékédi, que trabaja para preservar la biodiversidad, cerca de Franceville.
Los comportamientos humanos originan a menudo la emergencia
de los virus. Hoy, con la presión demográfica, la intensificación de la
agricultura o la caza, los contactos entre humanos y animales son cada vez más
frecuentes", explicó el profesor Maganga.
Maganga también ha demostrado la presencia de varios tipos
de coronavirus en estos murciélagos, muchos de ellos cercanos a los coronavirus
humanos.
Pero ello no impide a las poblaciones locales penetrar en
las grutas para cazar murciélagos, o realizar cacerías de antílopes, gacelas,
monos u otros animales salvajes.
En una noche, puedo ganar lo que gano en un mes",
aseguró Aristide Roux, de 43 años, habitante de un pueblo cercano, mientras
muestra una gacela cazada la noche anterior.
¿EL COVID? TODAVÍA NO
HA LLEGADO AL PUEBLO", AFIRMÓ.
Para Just-Parfait Mangongwé, del centro de investigaciones
de Franceville, la gente de su región "no cree" en los virus.
Por eso es importante "sensibilizar a los cazadores,
que viven de la caza", afirmó el profesor Maganga.