La llegada del verano trae consigo el día más largo del año: UNAM
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Jueves 17 de Junio de 2021 8:11 pm
+ -El evento ocurrirá el domingo 20 de junio a las 21:32 horas, es por eso que será el día más largo y la noche más corta. Daniel Flores Gutiérrez, editor del anuario astronómico de la UNAM, expuso la importancia de esta fecha para los pueblos mesoamericanos
A un par de
días de presenciar el cambio de la segunda estación del año, Daniel Flores
Gutiérrez, editor del anuario astronómico de la UNAM, recordó que el solsticio
que nos indica la llegada del verano, en la antigüedad, fue guía de los pueblos
mesoamericanos quienes seguían el movimiento del Sol para predecir las fiestas
del año.
La transición
a través de la que la primavera dará paso al estivo tendrá lugar el próximo
domingo 20 de junio a las 21:32 horas. Este día se caracterizará por ser el día
más largo del año y por lo consiguiente se tendrá la noche más corta del 2021.
Flores
Gutiérrez, integrante del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM, explicó que
la existencia de este fenómeno se debe a la manera en que la Tierra órbita
alrededor del Sol. El movimiento de nuestro planeta sigue una trayectoria
elíptica, parecida a la forma de un ovalo. Esto es lo que produce que el polo
norte se incline estrechamente al Sol.
"La
Tierra apuntará directamente hacia el Sol, más que en cualquier otro momento
del año", aseguró en un comunicado.
El astrónomo
explicó que el eje terrestre, también denominado como eje polar, es una línea
imaginaria sobre la que gira la Tierra, la cual completa una vuelta en 24
horas: "así es como ocurren los días y las noches", detalló.
La
inclinación de este eje, de acuerdo con la Administración Nacional de
Aeronáutica y el Espacio (NASA), se aproxima a 23.5 grados con respecto al Sol.
Es por ello que, durante esta época del año, el hemisferio norte -al que
pertenece nuestro país- recibe altas cantidades de luz solar. Mientras que en
el hemisferio sur ocurre exactamente lo contrario, donde habita el 10% de la
población mundial.
Para
comprender mejor este fenómeno, el maestro en ciencias expuso que cuando el
polo norte apunta hacia el astro rey, el polo sur se inclina, de manera
automática, en dirección opuesta. "Esto hace que en nuestro hemisferio
comience el verano, y en el polo sur el invierno", profundizó.
Además,
Flores Gutiérrez señaló que la fecha en que el solsticio de verano ocurre
tiende a variar entre el 20 y hasta el 23 de junio. Esto se debe a que las
horas de traslado de la Tierra, alrededor del Sol, pasan en 365 días más una
fracción: "Como no son cantidades enteras, estos valores van cambiando año
con año”, expresó. Sin importar en cuál de estos días suceda, esta fecha se
distingue por la prolongación de las horas iluminadas y la fugacidad de la noche.
Un evento
milenario
El experto en
difusión astronómica recordó que los solsticios de verano fueron observados
desde la época de las antiguas civilizaciones, pues diferentes grupos se
guiaban mediante el movimiento solar.
"En la
antigüedad mesoamericana había diferentes cuerpos de la bóveda celeste con los
que se guiaban los habitantes: la Luna, Venus y el Sol, con el conjunto de este
día bien identificado", narró el especialista en arqueoastronomía, rama
que estudia la astronomía de los pueblos originarios.
El
seguimiento del Sol era importante para los sabios, que comandaban a las
comunidades, pues de esta manera se cercioraban que el calendario iba por buen
camino. "Servía para predecir ciertas fiestas del año que tienen que ver
con el seguimiento del movimiento aparente del Sol", ahondó el integrante
de la Máxima casa de estudios.
"Era
importante seguir el movimiento del Sol. Por ejemplo, la pirámide del Castillo
en Mayapán (un sitio maya en Yucatán), está orientada de tal manera que la
proyección del perfil de la pirámide sobre alguna de sus cuatro escaleras se da
durante el solsticio. El caso contrario ocurre en la pirámide del Castillo en
Chichén Itzá, que proyecta durante los equinoccios", comentó.
El
investigador mencionó que el método a través del que los mexicanos daban cuenta
de estos fenómenos era observándolos a simple vista y mediante un registro.
"Así enseñaban a otras generaciones a entender estos números, pues seguían
el trayecto del Sol durante ciclos". Con el tiempo comprendieron que
cuando el día es más largo se aproximan los tiempos de calor y se representan
con los periodos de secas y lluvias.
En este
contexto, Daniel Flores Gutiérrez destacó la importancia de "seguir
observando los solsticios", junto con los equinoccios, momento en el que
la duración del día y la noche se empareja, pues son fechas que ayudar a medir
los cálculos astronómicos.
"Así
como en el pasado, estos fenómenos nos dicen que nuestras cuentas van por buen
camino", concluyó.