Joven de la Sierra Sur de Oaxaca busca salvar la lengua chontal
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Martes 06 de Julio de 2021 7:56 pm
+ -Luis Ángel Leodegario, un estudiante de medicina de 24 años, se dio cuenta de que la lengua y la identidad chontal estaban en riesgo de desaparecer, por lo que emprendió un camino destinado a intentar que esta lengua se arraigue en las nuevas generaciones
“Ellos, los
ancianos, me dijeron que cuando llegó la Secretaría de Educación Pública les
prohibía hablar en chontal, les exigían el español y cuando alguien lo usaba,
los castigaban, con la finalidad de que dejaran su lengua. Actualmente, las personas piensan que el
chontal no tiene valor y por eso ya no se lo enseñan a los niños”.
Así es como
Luis Ángel Leodegario, un joven de 24 años y estudiante de medicina, explica lo
que sucede en su comunidad, San Matías Petacaltepec, enclavada entre las
montañas de la Sierra Sur, a unas ocho horas de la ciudad de Oaxaca, y donde
apenas unas 45 personas de la tercera edad mantienen viva esta lengua.
La primera
vez que Luis Ángel se dio cuenta de que la lengua y la identidad chontal
estaban en riesgo de desaparecer fue, curiosamente, cuando decidió mudarse a la
capital del estado, para continuar con sus estudios y convertirse en médico.
Frente a la mezcla de las distintas culturas, el joven se percató de que nadie
hablaba la lengua de sus abuelos, como si el chontal no existiera.
Con esa
inquietud en mente, Luis Ángel emprendió un camino destinado a intentar que el
chontal se arraigue en las nuevas generaciones, pues cree que son los niños
quienes podrían salvar a esta lengua que agoniza, dado que ni los adultos, como
sus padres, y mucho menos los jóvenes de su edad, la hablan y sólo algunos la entienden.
“El chontal
ya no se oye en ese rincón, en las veredas o donde lavan, muy raramente lo vas
a oír, sólo cuando los abuelitos no quieren que los niños entiendan lo que van
a decir”, cuenta.
Luis Ángel se
acercó a las personas de la tercera edad para invitarlos a que les hablaran a
los más jóvenes en su lengua y así cultivarla desde casa, pero se topó con poco
interés, sobre todo de los hombres.
Tras ello, se
le ocurrió que mediante la comida podría
comenzar a invitar a los pobladores a revalorizar su identidad, así que luego
de conocer a la cocinera tradicional Celia Florián decidió emprender, en 2018,
el Primer Encuentro de Cocineras Chontales, que se realizó en su San Matías
Petacaltepec y en el que participaron la mayoría de las mujeres de su comunidad.
El siguiente
paso fue conformar un grupo de niños y comenzar un taller de canto y lengua, en
el que a través de materiales y ejercicios cotidianos pudieran recuperar las
frases más comunes del chontal, siempre teniendo como base principal la oralidad.
Era 2019.
Al principio,
cuenta, el taller comenzó con apenas cuatro niños, pues los adultos
desconfiaban del interés de Luis Ángel por rescatar el chontal y no entendían
cómo la lengua que se les prohibió repetir era algo que necesitaba salvación.
"Las
personas pensaban que a mí me mandaba el gobierno o me pagaban. Había muchos
niños que querían ir y no los dejaban, pero con el paso del tiempo fue llegando
el mensaje de que es importante la lengua y me fui ganando la confianza de los
padres, los niños y más personas", recuerda Luis.
Actualmente,
en el taller participan 18 niños y con ellos
investiga cosas simples, como las partes de la milpa, animales, colores,
los saludos y presentaciones o los pueblos que forman parte de la nación
chontal.
Con esas palabras,
él y los niños han creado diversos productos, como infografías, una lotería, e
incluso, han traducido cuentos, materiales con los que al llegar la pandemia
formaron el "Morral del Saber en Emergencia".
Sin embargo,
Luis Ángel se dio cuenta de que, al ser la oralidad la forma más accesible de
reproducir la lengua, el canto era una buena forma de continuar.
"Fue
creciendo hasta que llegó un momento en el que pensé que cantar es una forma en
la que más niños se interesan. Así inició el taller de canto. Actualmente hay
18 niños y con ellos hemos elaborado ejercicios como paisajes
lingüísticos".
Los paisajes
lingüísticos, explica, consisten en pintar las paredes con mensajes cotidianos
en chontal, como "Mi mamá hace totopo", "Aquí se hace pan",
"Casa de molino", etcétera. Mensajes que los niños del taller tienen
la obligación de explicar cómo se pronuncian y qué significan. Como parte de
esa actividad, detalla Luis Ángel, pintaron cinco paredes y crearon tres
letreros.
El joven
cuenta que la decisión de trabajar con niños la tomó porque a los jóvenes de su
generación ya les cuesta mucho aprender la lengua y hay quienes ni siquiera lo
consideran como algo relevante. "Muy pocos chicos de mi edad lo entienden,
casi nadie. Lo primero que hacen es reírse si les hablas en chontal, por eso
tomé la decisión de trabajar con niños, porque comprenden más y son más
abiertos para amar la lengua".
Aunque Luis
Ángel no está todo el tiempo con los pequeños, pues debe dejar su comunidad por
temporadas porque acude a la universidad en la ciudad de Oaxaca, explica que
los niños están muy comprometidos y han aprovechado este tiempo de la pandemia
en el que joven permaneció en su comunidad para avanzar.
"Siempre
les doy una tarea para seguir
practicando y ensayando, ya hay una responsabilidad de las mamás, que les piden
a los niños que repasen. Dejo algo y me doy cuenta que sí aprendieron. Hay
formalidad y compromiso".
Por el
trabajo que ha realizado por mantener viva su lengua, desde hace dos años a
Luis Ángel lo invitaron a formar parte
del Padrón de Interpretes y promotores del Estado de Oaxaca, que apoya a
personas que no hablan español y para que tengan acceso a la justicia, pues
cuando él comenzó con su trabajo no había nadie que se dedicara al chontal.
Más que la lengua
Como parte
del camino que el joven ha recorrido en estos años, y luego de entender que la
lengua sólo es uno de los elementos que conforman la identidad, Luis Ángel
también comenzó a trabajar por recuperar la vestimenta chontal, mediante
trabajo de investigación y recuperando la tradición oral, pues señala que
actualmente ha desaparecido la forma de vestir de su comunidad.
Explica que
desde hace muchas décadas las mujeres visten de blusa de cadenilla, con enagua,
prendas que son similares a las que usan los pueblos zapotecos del Istmo de
Tehuantepec, de donde se han influenciado, por lo que poco a poco fueron
desapareciendo los enredos, las blusas de manta dorada y con listones, los
ceñidores y otras prendas denominadas tchapanecos.
"Tenemos
que recuperar la forma de vestir propia, hacerlo como realmente somos los
chontales, no copiándolo de los otros pueblos como de los zapotecos, con
quienes convivimos muy cerca, sino mantenerlo", advierte.
Este trabajo
no ha sido sencillo, pues el joven dice que actualmente en la comunidad ya no
se conserva ni un sólo ejemplo de la vestimenta tradicional, así que él se dio
a la tarea de recuperar fotografías antiguas de las familias y hablar con los
abuelos, para documentar cómo se vestían.
"No hay
ninguno, sólo tenemos uno en fotografía, pero creemos en la memoria de nuestras
abuelas y abuelos. Hemos documentado en video sus testimonios. No tenemos la
tela ideal, pero queremos rescatar el modelo".
Con esa idea
Luis Ángel le entregó a dos señoras de la tercera edad la tela necesaria, con
la cual, a mano y aguja, recrearon las blusas tradicionales, como las que a
ellas les heredaron; mientras que en la búsqueda encontraron una pieza
conservada por otra familia.
Además, como
parte de su labor social, el joven se ha dado tiempo de hacer colectas de
calzado y juguetes por tres años consecutivos y mediante Fondeadora consiguió
fondos para las familias afectadas por el sismo de junio de 2020, que golpeó
principalmente a la Sierra Sur. Con el dinero que juntó, logró comprar cemento,
láminas y armex para reforzar las casas de adobe en distintas comunidades.
Otra de sus
actividades ha sido dotar de ocho instrumentos a una naciente banda de música
que está por arrancar a finales de agosto y que está conformada principalmente
por niñas en una comunidad donde antes no se les permitía acceder a la música.
Así como una biblioteca que nació en 2019; cuenta con 2 mil libros y también se
usa como un espacio para fomentar la
lectura y la lengua.
"La
cultura es todo, la vestimenta, la música, las tradiciones. Cómo se pide la
mano de una mujer, cómo se celebran las bodas o agradecemos a la madre tierra.
Como se han ido perdiendo ciertos rituales, hay muchas cosas que se están
perdiendo, por eso yo estoy contribuyendo a que mi lengua no muera, a que la
identidad siga vigente", dice decidido.
Pese a ello,
Luis Ángel sabe que todos estos esfuerzos podrían llegar tarde para salvar al chontal y que su muerte
es inminente; sin embargo, está convencido de que aún hay algo por hacer.
"El
chontal se va a morir, pero tengo la esperanza de que estamos a tiempo para
hacer algo más, tal vez al menos preservar la oralidad de forma digital. No
podemos quejarnos de que nuestra lengua está en riesgo, cuando nosotros mismos
no la hablamos", finaliza.