Algo sobre un vaquero espacial
Brandon Enciso Alcaraz
Sábado 24 de Julio de 2021 11:48 pm
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Por lo general, no me gusta el
anime. No me malinterpreten, crucifiquen ni anoten en su libreta negra, pero la
verdad es que me cuesta mucho ver uno; la gran mayoría, para mí, pecan de ser
formularios, largos hasta el absurdo, llenos de conveniencias y con un centenar
de personajes innecesarios, los cuatro jinetes de la mala escritura.
Y entonces está Cowboy Bebop.
En algún momento antes de 1998,
Sinichiro Watanabe metió en una licuadora un drama western, le puso algo de ópera
espacial, agregó drama, tintes noir,
una humanidad decadente al tiempo que muy avanzada, existencialismo, vacío,
soledad y el peso del pasado, todo aderezado por un soundtrack que es, por sí
mismo, una obra de arte. ¿Lo dudas? Ve, escucha el intro y vuelves.
Lo que resultó fue una obra magnífica,
un texto animado que siempre voy a recomendar y que hasta ahora, nunca nadie me
ha dicho que terminase disgustado con lo que vio. Cowboy Bebop sabe ser hermoso
desde el primer momento, desde el primer cuadro de su intro, con, una vez más,
una musicalización increíble, texto y subtexto en la pantalla, un fondo que es
el autor hablando directamente de su obra, mientras que sobre ello aparece su
protagonista, encendiendo un cigarro y soltándose.
El primer capítulo es toda una cátedra
de escritura. La primera aparición de dos de nuestros protagonistas nos gritan
cosas sin usar una sola palabra, sus acciones hablan, Watanabe aplica a la
perfección el “muestra, no digas”, y la construcción de todo cae con una
perfección magnífica. En menos de 5 minutos tenemos una enorme cantidad de
construcción de personajes y entorno; vemos dónde estamos y qué reglas los
rigen, sabemos a qué se dedican nuestros personajes, cuál es su conflicto y
cómo van a resolverlo, sabemos incluso detalles del pasado inmediato y todo,
todo, abona. ¿Han escuchado sobre el arma de Chejov? Bueno, este anime da cátedra
de cómo eso se implementa, nada está al aire, todo cumple una función, todo
embona, todo lleva a alguna parte.
Pero la primer sesión va más
allá, es un presagio y un recuerdo, una visión futura de algo que ya pasó, un
escrito que corre en paralelo con algo que iremos descubriendo, porque si hay
algo, si hay una columna vertebral en Cowboy Bebop, es el pasado y cómo lo manejan
sus personajes.
La serie va a sorprenderte, tenlo
por seguro que las cosas que parecen sencillas no lo son tanto. Vaya, hasta el
recurrente cuadro de los personajes fumando al lado de un letrero que
explícitamente lo prohíbe, va tomando sentido conforme más avanzas, y el final,
oh, el final, esos dos últimos capítulos, el cómo se llega a ellos, el cómo
todo culmina, el cómo todos los caminos se cierran, te van a emocionar, te van
a elevar y te van a tirar, te van a dejar ahí pensando, y esta gran obra va a
terminar con un ¡Bang! y contigo cargando ese peso.
Nota personal, el personaje de Ed
nunca me gustó, pero júzguenla ustedes. Serie 100 por ciento recomendable si
son amantes de la música, no sólo, de nuevo, por su magistral soundtrack, sino
también por sus referencias a grandes canciones y grupos.
PD: Netflix trabaja actualmente
en un live action, el cast se ve bien
y la compositora del soundtrack original, Yoko Kanno, está de vuelta. Ya veremos qué pasa, pero sí, no los culpo por abandonar toda
esperanza.