Masculinidades débiles: Vestidos de niña, de Pacho Lozano
Los artistas Armando Hernández y Cristóbal Barreto durante la puesta en escena Vestidos de niña.
Carlos Ramírez Vuelvas
Tejabán
Domingo 15 de Agosto de 2021 8:43 pm
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Teatro Rodante reestrenó “Vestidos de niña” con tremenda
dramaturgia de Pacho Lozano, uno de los integrantes del colectivo que entre sus
cofrades suma a Mari Carmen Cortés (en primera línea), a Armando Hernández y,
en ocasiones, a Cristóbal Barreto, entre otros grandes artistas.
El maravilloso equívoco del título de la obra anticipa
las paradojas de la puesta en escena. “Vestidos de niña” cuenta la historia de
dos hermanos pobres que, castigados por su padre, son acicalados con vestimenta
de niñas. Ya mayores, en un flashback
introspectivo y dialogado, mientras se visten para acudir al funeral de su
padre recuerdan con imaginación lúdica, episodios de una infancia hilarante y
juguetona que va de la angustia generada por la violencia paternal al
descubrimiento de la sexualidad.
Aunque en principio las emociones son atrapadas por una
estética entre las clases sociales (el énfasis en la pobreza familiar como
escenografía) y la violencia sexual (el peor castigo para estos niños es
vestirlos como niñas), la pieza contiene otras historias que, sin abandonar las
otras líneas argumentales, condensan un universo singular: la entrañable
relación de dos hermanos y la desgarradora relación con su padre, figura
tutelar presente sólo por sus episodios de furia justificada por su propia
angustia existencial: es el único sostén de la casa (económico, emocional,
formativo…).
En los recuerdos de los hermanos, la madre es una
ausencia notable. El hecho me recuerda una conversación entre dos poetas
latinoamericanos nacidos en la década de los ochenta. Luego de repasar su
infancia noventera evocaban la figura de su madre, y decían con cierta burla:
si Europa escribió la Carta al Padre, nosotros siempre escribiremos las cartas
a la madre. Sólo los mexicanos recordamos lastimosamente al Juan Preciado de
Pedro Páramo de Juan Rulfo.
“Vestidos de niña” cuestiona la debilidad masculina ante
las dificultades de la realidad (¿latinoamericana?). En la afasia emocional que
supone una vida signada por la dificultad social, la respuesta masculina suele
ser un arrebato de cólera que convierte en ironía, burla y castigo, el
significado de la otredad, ese terreno propicio para los frutos del odio. Si la
realidad es ajena, la voluntad débil de una masculinidad enferma responde con
violencia en su aprehensión de esa realidad insoslayable.
En uno de los pasajes más poéticos del texto de Pacho
Lozano, uno de los hermanos está a punto de morir ahogado en las aguas
dulcemente frías de una pila. En su evocación, el ahogado recuerda con colorida
emoción: describe los peces y las sensaciones que hay en el fondo de esa pila,
incluso percibe con ternura la fuerza del padre sobre su cuerpo, y lamenta que
de súbito lo rescataran del mundo onírico de la muerte
por agua.
Hay que estar atentos a las actividades de Teatro Rodante
en el Patio-Taller, donde se presenta “Vestidos de niña”, además de un buen
ciclo de cine debate. Visiten su Facebook y apoyémoslos con un me gusta: www.facebook.com/TeatroRodante.