Ganglios en bebés y niños: qué son esos bultitos y qué debemos controlar
Jueves 19 de Agosto de 2021 1:58 pm
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Con cierta frecuencia vienen padres a la consulta, a veces
incluso de urgencia, asustados porque han notado a su bebé o a su hijo/a un
bulto en alguna región del cuerpo. Y, si bien solemos relacionar los bultos con
gravedad, los ganglios suelen estar presentes en niños sanos. A continuación
explicamos qué son, cuáles son normales y en qué casos debemos preocuparnos.
¿QUÉ SON LOS GANGLIOS?
Los ganglios forman parte de nuestro sistema inmunológico y
son elementos de defensa frente a infecciones. En el cuerpo humano hay unos 600
ganglios y en ellos se concentran gran cantidad de células con papel defensivo:
linfocitos, macrófagos, células dendríticas...
Los ganglios también se encargan de filtrar la linfa. La
linfa es un líquido transparente compuesto por diferentes sustancias (glóbulos
blancos, proteínas, grasas...) que se transporta desde los tejidos hasta la
sangre a través de los vasos linfáticos. En los ganglios linfáticos se filtra
la linfa y se eliminan sustancias extrañas como bacterias.
¿Por qué aumentan de tamaño?
En determinadas situaciones, los ganglios se inflaman y
aumentan de tamaño; hablamos entonces de adenopatías. Lo más frecuente es que
suceda por infecciones.
Muchas veces se inflaman los ganglios más próximos; por
ejemplo, en unas anginas aumentarán de tamaño los ganglios del cuello. En las
conjuntivitis puede palparse, en ocasiones, un ganglio delante de la oreja.
Hay otras situaciones en las que el aumento de los ganglios
es generalizado, por ejemplo en la mononucleosis (o enfermedad del beso). De
manera mucho menos habitual, las adenopatías pueden deberse a otra gran
cantidad de procesos: por fármacos, enfermedades autoinmunes, neoplasias,
enfermedades endocrinas...
¿QUÉ ES NORMAL EN NIÑOS?
Tener ganglios palpables es tremendamente frecuente en los
primeros años de vida. Los niños tienen más ganglios y de mayor tamaño. Además,
sufren muchas infecciones a lo largo de la infancia.
Podemos palpar ganglios en más del 30% de los recién nacidos
y en más del 50% de los lactantes. Y hasta el 80-90% de los niños entre 4 y 8
años tienen ganglios palpables en el cuello.
Las localizaciones más frecuentes en niños sanos son el
cuello y las ingles. En los lactantes podemos palpar pequeños ganglios
occipitales y retroauriculares (detrás de las orejas), pero estos son menos
frecuentes en niños mayores. Estos ganglios "normales" suelen ser de
pequeño tamaño, blanditos y que se mueven con facilidad.
Lo que NO es normal
Ya hemos visto que los ganglios en el cuello y en las ingles
son habituales; por el contrario, los ganglios supraclaviculares (justo por
encima de la clavícula) o en el hueco poplíteo (el hueco que se encuentra
detrás de la rodilla, entre el muslo y la pierna) no son normales y suponen un
signo de alarma.
Tampoco son normales los ganglios muy duros o que cuesta
mucho movilizarlos (están como pegados), así como aquellos que aumentan
rápidamente de tamaño.
¿CUANDO DEBEMOS CONSULTAR AL PEDIATRA?
Ya hemos visto que la mayoría de niños tiene ganglios en el
cuello; suelen ser menores de 1cm de diámetro (menores de 0.5 en los
lactantes). Se mueven con facilidad, no le duelen y son blanditos.
Con infecciones víricas leves (por ejemplo, un catarro), es
habitual que se inflamen; suelen tocarse ganglios aumentados en los dos lados
del cuello. Pueden permanecer inflamados mucho tiempo después de haberse curado
la infección.
Si, por el contrario, sólo vemos un ganglio en un lado del
cuello, es de gran tamaño y le duele al tocarlo, conviene que consultemos al
pediatra pues puede tratarse de una infección bacteriana que requiera
tratamiento.
ADEMÁS, CONVIENE CONSULTAR AL PEDIATRA SIEMPRE QUE:
Los ganglios se encuentran en localizaciones poco
frecuentes, especialmente si están justo por encima de la clavícula o en el
hueco poplíteo (corva de la rodilla).
Los ganglios están duros, cuesta moverlos y parece que están
adheridos a la piel o a los tejidos profundos
Aumento rápido del tamaño del ganglio, especialmente si la
zona está roja, caliente o ulcerada
Además de los ganglios, el niño está muy cansado, hemos
notado que ha perdido peso y tiene menos apetito
Si los ganglios persisten más de 3 semanas
Los ganglios han aparecido tras la picadura o mordedura de
un insecto o animal (gatos, garrapatas…).