Evangelion; yo (no) iba a escribir esta reseña
Brandon Enciso Alcaraz
Domingo 29 de Agosto de 2021 12:23 pm
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¿Recuerda que dije que ya
no iba a hablar de anime? Bueno, pues yo tampoco.
Hace unos días se estrenó
la parte final de uno de los animes más importantes de la historia. Evangelion 3.0+1.0 Thrice upon a time,
pone punto final a una historia que empezó en 1995, cuando Hideaki Anno nos
adentró en este mundo de robots gigantes que no son robots, y de ángeles que
parecen concordar con las descripciones de estos seres que aparecen en el antiguo
testamento.
La serie original, de 26
episodios, es bastante buena; cada personaje que entra en escena es importante,
somos aplastados por cantidades masivas de información de sucesos que ya
ocurrieron en ese mundo, los planes de algunos no se nos terminan de develar,
hay mucho espacio a la interpretación, una analogía a la crueldad de los niños
soldado, el caos envuelto en tabú del descubrimiento de una sexualidad diversa,
las relaciones paternofiliales, la frialdad de la ciencia y el terror a lo desconocido,
y el final es, cuando menos, confuso, aunque se aclara cuando nos detenemos a
pensarlo y ponemos en marcha la experiencia estética.
Este anime recibió más
tarde su primera película, Death and
Rebirth, donde la serie nos es contada nuevamente, pero con una narrativa
desordenada, alternando sucesos con tomas de los personajes en un concierto
introspectivo, y dándonos un nuevo final. Posteriormente vino The end of Evangelion (sí, el titulo
quedó algo desactualizado), la cual recuenta los episodios finales, dándonos un
final “definitivo” que luego sería retomado en Revival of Evangelion, la tercer película que es una suerte de
remix de todo lo visto hasta el momento.
Sin embargo, Evangelion
es una obra de un autor dedicado y un estudio que lo secunda, y cuando la
oportunidad se dio, Hideaki creó Rebuild
of Evangelion, que, como su título lo dice, rehace la serie en una
tetralogía de películas que vuelven a contar la historia, sí, pero lo hacen de
forma totalmente diferente. Las tramas cambian, los personajes se vuelven aún
más complejos, las amenazas varían y, si se quiere, se puede ver estas cuatro
películas primero y no importa, son la historia del autor como el autor la
quería contar. Eso sí, se aprecian más cuando se ha visto la serie antes.
Dejando teorías de lado,
y obviando el hecho de que las primeras tres son buenas, esta cuarta, que viene
a cerrar más de dos décadas de historia, lo hace a la perfección. Los
personajes son llevados a nuevas fronteras, cosas que antes no se habían
explorado, aquí son el foco central, nadie, más que nunca, está seguro, y
mientras que tenemos algunos regresos inesperados, también tenemos partidas que
no vimos venir.
Al final, 3.0+1.0 nos
lleva a la columna vertebral de la historia, esa relación padre e hijo que es
el verdadero génesis de todo lo que estuvimos viendo durante estos años; nos
cuentan lo no contado y, en cierto punto, de forma completamente literal, los
personajes se salen del “set”, no sólo rindiendo un homenaje a las clásicas
películas de kaijus japonesas, sino también mostrándonos lo abstraídos que
están dentro de su propia realidad, que se desmorona en una de las más grandes
batallas que he visto en la animación, una que culmina cuando sus dos
personajes centrales se sinceran, con una serie de analogías preciosas y una
última toma que destruye cualquier muro divisorio entre su realidad y la
nuestra.
Evangelion termina, y por
fin el Neon Génesis del título tiene todo el sentido del mundo. No puedo, no
podría aún si quisiera, imaginar un mejor final a esta historia que me marcó
junto a toda una generación, y que reafirma que una buena narración puede ser
contada en cualquier medio, y no por eso será menos buena.
Sí, recomiendo que vean
las cuatro películas, y si les gustan, vean la serie y todo lo demás, no se van
a arrepentir.