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No soy una estrella del rock



Julio César Zamora

Tres negaciones inolvidables de Charlie Watts que ilustran su entrañable personalidad

Domingo 29 de Agosto de 2021 2:27 pm

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La diferencia entre tocar jazz en clubes y
tocar rock and roll con los Rolling Stones
era el volumen. Charile Watts.
 
¿Qué pasará con los Rolling Stones? Tras el deceso de Charlie Watts, esa ha sido la pregunta de sus seguidores. En realidad, ya no hay mucho por pasar. La banda de rock ha sido ejemplo de perseverancia, pero justamente la piedra angular era su baterista, quien desde la retaguardia marcaba los ritmos, las propuestas musicales y lideraba a la agrupación.
Charlie era el más grande de edad, pero también el más sensato o, mejor dicho, el único. A diferencia de sus tres compañeros, Mike, Keith y Ronnie, no tuvo los mismos excesos en drogas, ni alcohol, ni sexo. Tuvo una sola mujer desde su juventud hasta la vejez, su esposa Shirley Ann Shephard, con quien tuvo una hija. El resto de músicos se casó varias veces y procreó a diestra y siniestra.
Cuando le preguntaron en una entrevista a Charlie Watts cómo había logrado mantener su matrimonio con éxito durante más de 50 años, él contestó: “Porque en realidad no soy una estrella del rock”. De alguna manera, tenía razón, su amor a la música era mayor que el ego de sus cofrades. Era un melómano de tiempo completo, especialmente del jazz y el blues.
 
No soy tu baterista
 
En su libro Under their thumb, Bill German, editor de un fanzine de los Rolling Stones que siguió de cerca a la banda durante casi dos décadas y logró entrevistas y material inédito, escribió que en los años ochenta, cuando el grupo ya era una celebridad en todos los rincones del planeta, se inició un debate sobre si la banda debía continuar o separarse. Ahí Mick Jagger dijo a Charlie Watts: “nada de esto debería importarte porque tú eres solo mi baterista”.
Watts no le respondió nada. Regresó tranquilo a la habitación del hotel donde se alejaban. Tras ver un poco la televisión, y meditar sobre lo ocurrido, se puso los zapatos, salió del cuarto y fue al de Jagger. Tocó dos veces la puerta. Cuando el cantante le abrió, el baterista le propinó directamente un puñetazo en la mandíbula. “No soy tu baterista, tú eres mi maldito cantante”, le dijo. Se dio la media vuelta y regresó con calma a su habitación.
En la versión del guitarrista Keith Richards, hay algunas variantes sobre el episodio. En su autobiografía publicada escribió que cuando él y Jagger regresaron al hotel de Ámsterdam por la madrugada, tras una noche de fiesta, el cantante quiso entonces llamar a Watts.
“Le dije: 'No le llames, no a esta hora'. Pero lo hizo, y le dijo: '¿Dónde está mi baterista?'. No hubo respuesta, y colgó el teléfono”, se lee en el libro.
Según Richards, 20 minutos después alguien tocó a la puerta de la habitación. Era Charlie Watts, quien lejos de presentarse en pijama a esa hora, lucía perfectamente vestido con traje, corbata y perfume.
“Abrí la puerta y él ni siquiera me miró, pasó directamente a mi lado, se plantó ante Mick y dijo: 'Nunca me vuelvas a llamar tu baterista'. Luego lo agarró por las solapas de la chaqueta y le dio un gancho de derecha”, narró el guitarrista.
 
No soy así
 
Es difícil comprender para muchos fans cómo Charlie fue de alguna manera la antítesis del resto de integrantes de los Rolling Stones, pero para que las piedras rueden no necesitan ser de la misma forma y tamaño.
Aunque prefería alejarse de los reflectores y las entrevistas, el baterista llegó a confesar que tampoco le fue ajeno el infiernillo del rock, también tuvo su breve racha de excesos, pero por fortuna no se enganchó, porque no era su estilo, nunca fue lo suyo.
“Cuando la gente habla de los años 60, nunca creo que fui yo. Pero era yo y estaba en eso, pero nunca me enamoré de todo eso. Se supone que es sexo, drogas y rock and roll y yo no soy así. Realmente nunca he visto a los Rolling Stones como algo especial”.

Julio César Zamora



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