El amigo colimense de Sirhan Bishara, asesino de Robert Bob Kennedy
Carlos Ramírez Vuelvas
Tejabán III/IV
Jueves 09 de Septiembre de 2021 8:20 pm
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La mañana del 8 de junio de 1968, asustado
por las noticias que hablaban del crimen cometido por su amigo Sirhan Bishara
en el asesinato de Robert Bob
Kennedy, Crispín Curiel González se entregó en una caseta de policía de Santa
Rosa, California.
Venía huyendo de sus demonios que lo
perseguían desde Los Angeles, un par de días atrás. Se identificó con el alias
de Alejandro Zaldovsqui Zamora y aparentó locura.
Aseguró que era ciudadano americano,
nacido en Ephrata, Washington, casi a 800 millas al norte.
Ninguno de los agentes policiales creyó la historia, les pareció otro
inmigrante alucinado por las drogas. Rápido constataron (y reportaron) su adicción
a la marihuana y al LSD.
Así Crispín Curiel González o Alejandro
Zaldovsqui Zamora comenzó su travesía hacia el Sur. Fue remitido a la Cárcel
Juvenil de Santa Rosa donde fue detenido por un día. Sin saber qué hacer con
él, la Policía de California lo transfirió el 10 de junio a un reclusorio de
Livermore, y un par de días después fue enviado a la cárcel de El Paso, Texas.
El 15 de junio, Crispín Curiel González o
Alejandro Zaldovsqui Zamora fue deportado por la Patrulla Fronteriza de Texas,
que lo entregó a la Policía Estatal de Chihuahua, quien lo remitió como enfermo
mental al pabellón psiquiátrico del Hospital General de la capital de Ciudad
Juárez.
El 2 de julio fue identificado como
posible implicado en el asesinato de Robert Bob
Kennedy. Luego de recibir las indicaciones de la Dirección Federal de
Seguridad, la Policía Estatal de Chihuahua retuvo al sospechoso en el Hospital.
Crispín Curiel aseguró que el día del
asesinato de Roberto Kennedy, él se encontraba en El Paso, Texas. Solicitó una
llamada telefónica, y se comunicó con el Gobernador del Estado de Colima, para
informarle que él mismo había sido asesinado en Nueva York y pidió que así se
lo informaran a sus padres.
La Dirección Federal de Seguridad
recomendó su traslado a un internado juvenil de la Ciudad de México, donde
debía ser tratado por su adicción a las drogas, pero en el pabellón
psiquiátrico de Ciudad Juárez ya se encontraban agentes de seguridad
estadounidense.
El 4 de julio, el FBI reportó un cambio en
el comportamiento de Crispín Curiel González. Para entonces ya nadie le creía
su alias de Alejandro Zaldovsqui Zamora. Al percatarse de la atención en su
persona, admitió que la historia de su participación en el asesinato de Robert
Kennedy y su odio a la familia Kennedy era un engaño. Criticó de ingenuos a la
prensa, a los funcionarios de la administración pública y a los oficiales de
policía. Los llamó incompetentes por creer su historia.
El siguiente reporte del FBI, fechado el 5
de julio, confirmó que durante la noche de un día antes, Crispín Curiel,
aislado en el pabellón psiquiátrico se habría suicidado utilizando las sábanas
de la cama.
Sin embargo, la prensa local informó que
observó que las sábanas de la cama de Crispín Curiel en el pabellón
psiquiátrico de Ciudad Juárez, se encontraban en perfecto estado.
El suicido de Crispín Curiel González fue
el primero de tres que cometieron los involucrados en el asesinato de RFK,
acontecidos de manera misteriosa a lo largo de 1968.