Tal vez sería mejor que no volvieras Volver es empezar a atormentarnos a querernos para odiarnos sin principio ni final Esa canción la cantaba mi tío Luis cuando yo era niño, su
recuerdo es tan nítido que no me deja dudas. La seguí escuchando el resto de mi
vida en distintas interpretaciones, la de Luis Miguel la más sonada. Nos hemos hecho tanto, tanto daño Que amor entre nosotros, es martirio Jamás quiso llegar el desengaño Ni el olvido, ni el delirio Seguiremos siempre igual Le puse atención hasta ahora, la letra describe con
exactitud mi personal tragicomedia. Podría haber hecho un poema con esos versos
lapidarios. Prefiero esto que escribir un poema que ya está escrito, ni
siquiera una paráfrasis o parodiarlo me sería satisfactorio. Cariño como el nuestro
es un castigo Que se lleva en el
alma hasta la muerte Mi suerte necesita de tu suerte Y tú me necesitas mucho más Busco entonces redimirme con un texto a propósito del bolero
que compuso un tal Carlos Arturo Briz Bremauntz, del cual jamás había escuchado
nada. Oriundo de Tuxpan, me deja pensando qué tanto influye nacer en tierras
veracruzanas si te vas a dedicar a componer boleros. Por eso no habrá nunca
despedida Ni paz alguna habrá de
consolarnos El paso del dolor ha de encontrarnos De rodillas en la vida Frente a frente y nada más La inspiración se niega conmigo, por eso me apropio de este
canto, me reconozco en sus frases, en su argumentación atormentada que ha
resistido el paso del tiempo y las nuevas corrientes literarias.