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Notas sobre Richard Matheson y el cine apocalíptico



Tejabán

Miércoles 13 de Octubre de 2021 9:07 pm

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Para entender, desde la espectacularidad, el campo genealógico de la estética del apocalipsis, se debería comenzar con el análisis de la obra de Richard Matheson. De ninguna manera es el fundador del cine apocalíptico, pero su sensibilidad cruzada por el arte gótico, el vampirismo, la ciencia ficción, el terror y el surrealismo lo posiciona, al menos, como un caso ejemplar del género (y de los géneros aledaños). Matheson es el creador original de las narraciones en las que se basan algunas películas recientes sobre el apocalipsis y sus lindes. Además, su imaginación se extiende, como en los casos de Edgar Allan Poe, H. P. Lovecraft y Stephen King, incluso a los videojuegos. 

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Richard Matheson    

    Por su visión que vincula el mercado con la imaginación mediática, Matheson es el antecedente de la presencia icónica de un Steven Spielberg omnipresente en Hollywood, quien realizó uno de sus primeros rodajes para televisión, Reto a la muerte (1971), basado en uno de los guiones más aclamados de Matheson. El escritor, oriundo de Nueva Jersey, adaptó, escribió y dirigió películas de terror y ciencia ficción como La caída de la casa Husher (1960), El péndulo de la muerte (1961) o En algún lugar del tiempo (1983), además de participar en las series de televisión La hora de Alfred Hitchcock y La dimensión desconocida.

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   Desde 1950 hasta 1970 buena parte de la ciencia ficción y el terror en las pantallas de celuloide o de nitrato fue fruto directo de la cosecha de Matheson; o indirecto, inspirada en la fértil abundancia de sus creaciones. Aún de un periodo de producción fecunda es su propia metáfora del zombi: la historia viviente de la ficción estadounidense en los medios de comunicación, cuando la ciencia ficción ya es otra cosa a la que él conocía. Pero esa modificación se debe, en buena medida, a su trabajo. 
    Animada en su conocimiento de la obra de Edgar Allan Poe, de la que realizó adaptaciones para series de televisión, la sensibilidad de Matheson utilizó la filosofía simbolista del decadente autor de El cuervo para incorporarla a la posmodernidad del siglo XXI, al trasladarla del simbólico papel impreso a la mediatización de su discurso popular. Poe no habría imaginado que su oscuridad creativa se volvería un sensorium para estimular por nostalgia los sentidos a través de la tecnología, uno de los propósitos del cine del apocalipsis. Este purismo, construido por Matheson, es clave para entender la capacidad para crear verosimilitud en las escenas de terror más dispares, para dar mayor relevancia a las características centrales de esta obra cinematográfica: la irrupción de la anormalidad en la realidad, la cotidianidad del miedo y la paranoia, además de la angustia frente a los hechos de la vida, características esenciales de lo maravilloso y lo fantástico.

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    Siempre que se reactiva el tema del apocalipsis (y toda la semántica a la que pertenece), al intentar actualizarlo, se utiliza la estética de Matheson como referencia, ya sea para confirmar o para negar los vínculos. Su último guión, para el filme La caja diabólica (The box, 2009), dirigido por Richard Kelly y protagonizado por Cameron Diaz y Frank Langella, fue vilipendiado por la crítica y pasó de noche por las audiencias. Luego de su periodo de auge durante los setenta y los ochenta, parece que especialistas y público desprecian el poder estético de este creador que aún convoca espíritus en sus cuentos y novelas, clásicos de la literatura de terror. Pero la imaginería pop del Halloween siempre tendrá una vela encendida para Richard Matheson.
 

Carlos Ramírez Vuelvas



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