Grafología, la personalidad a través de la escritura
Domingo 07 de Noviembre de 2021 12:00 am
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La Grafología estudia el comportamiento y actitud ante la
vida de las personas, sus capacidades intelectuales y sentimientos. Un texto
firmado puede llegar a ofrecer 5 mil rasgos diferentes de la personalidad de su
autor y ofrecernos pautas en nuestra relación con los demás, además de
ofrecernos la oportunidad de conocernos un poco más a nosotros mismos.
La firma es uno de los rasgos que simboliza el ego del autor
del escrito más que cualquier otra parte de éste. Y su valor radica en la
comparación que puede hacerse entre ella y el cuerpo principal del escrito.
Si el escrito y la firma coinciden en cuanto a su tamaño, su
inclinación, etc. significa que el comportamiento de su autor en privado
coincide exactamente con el que presenta en público. En aquellos escritos en
los que la firma y el texto muestran discrepancias, éstas también se reflejarán
entre la conducta pública y la privada.
LA ILEGIBILIDAD EN LA FIRMA Y EL TEXTO.
Sin embargo, las diferencias debidas a ilegibilidad de la
rúbrica deben analizarse con mucho cuidado, ya que la mayor parte de las firmas
son ilegibles por la rapidez con que el autor del texto lo finaliza, pero, a
medida que pasan los años, la firma suele ser aún más ilegible, debido al
afianzamiento en nuestra personalidad que adquirimos con el tiempo y que hace
que la ilegibilidad de ésta gane en personalidad.
También hay que observar que la ilegibilidad de la firma se
puede producir en mayor o menor medida, especialmente en las de los
profesionales que tienen que firmar muchas veces a lo largo del día.
Aunque siempre hay que tener en cuenta que, si la
ilegibilidad se encuentra tanto en la firma como en el texto, puede ser señal
de una posible duplicidad del autor del mismo.
Las divergencias contenidas entre firma y escrito en lo
relativo al tamaño de las letras son más reveladoras. La firma puede estar
formada por una letra inusualmente pequeña, mientras que ésta aparece grande en
el texto o viceversa.
En ambos casos estas divergencias indican que en la vida
social el papel del autor del escrito no es una expresión genuina de su
carácter y personalidad, por lo tanto, habrá que tener cautela en el trato que
le dispensamos, pues esta persona puede fácilmente decepcionarnos.
Una firma pequeña al pie de un escrito grande simboliza una
infravaloración del ego en relación a la sociedad y, al contrario, una firma
grande al pie de un escrito pequeño simboliza una supervaloración del ego en
relación con los demás.
Estas observaciones relativas a las divergencias de tamaño
son igualmente aplicables a ornamentación/simplificación, presión elevada y
ligera, pastosidad/ finura, etc.
Entre el nombre y el apellido -y las correspondientes
iniciales-, las diferencias de tamaño, anchura, ángulo o sesgo, presión, etc.,
simbolizan la relación que existe entre el firmante y su familia.
Las florituras adicionales deberían interpretarse en
términos de movimientos tendentes a la izquierda y a la derecha en las
distintas zonas. Y, finalmente, la rúbrica y otros adornos realza la
importancia del ego del firmante.
ANÁLISIS PSICOLÓGICO DEL TEXTO.
Pero, además de la firma tenemos que considerar las
características más visibles del texto, que aportará señales para ayudarnos a
vislumbrar la personalidad de su autor.
La distribución del espacio entre las palabras y los
renglones simboliza las capacidades organizativas. Un escrito con amplia
distribución espacial puede interpretarse en un sentido positivo como
formalidad, pensamiento ordenado, generosidad o capacidad creadora.
La escritura se desplaza siempre, tanto sobre el plano
horizontal como sobre el vertical. En el plano horizontal hay tres direcciones:
hacia la izquierda o atrás, derecha o vertical, y hacia la derecha o adelante.
En el plano vertical existen también tres zonas: la
superior, la media y la inferior.
Las letras que contienen trazos superiores que se extienden
por la zona superior son: b, d, h, k, l y t, así como todas las mayúsculas. Las
letras que se limitan a la zona media son: a, c, e, m, n, o, r, s, u, v, w, x,
z. Las letras que contienen trazos inferiores que se extienden por la zona
inferior son: g, j, p, q.
La única letra que ocupa las tres zonas es la f, y todas
ellas ocupan la zona media, tanto las que se extienden por la zona superior
como las que lo hacen por la inferior.
LA ESCRITURA: “EL CAMINO QUE CONDUCE DESDE EL ‘YO’ AL ‘TÚ’”.
Debe recordarse, como coinciden muchos grafólogos, que “la
escritura es el camino que conduce desde el ‘Yo’ al ‘Tú’”. Los freudianos
dirían que simboliza la relación entre el ego y sus objetos (medio).
En consecuencia, cualquier impulso hacia delante o hacia la
derecha del autor de un escrito expresa su deseo de salir de sí mismo, salir
hacia el mundo y hacia la vida, pero cuanto más se aproxime su escritura a la
perpendicular, menos interés tendrá por volcarse al mundo y la vida.
El que escribe con inclinación hacia delante es un
extrovertido que se preocupa del mundo exterior, en el que desea dejar su
huella, tanto en la gente como en las cuestiones de su vida, y el que escribe
con inclinación hacia atrás es un introvertido, preocupado por el mundo
interior de los pensamientos y sentimientos.
Escribir perpendicularmente indica una persona neutral con
grados moderados de extroversión e introversión en su carácter, y si el autor
de un escrito vacila entre la inclinación hacia delante y la inclinación hacia
atrás, estará demostrando actitudes ambivalentes con respecto al mundo y a la
vida; si oscila incluso dentro de una misma palabra, su ambivalencia será
pronunciada.
La escritura inclinada absolutamente hacia delante o hacia
la derecha, carecería totalmente de sentido como comunicación del ‘Yo’ al ‘Tú’.
Y dicha extroversión máxima indicaría la falta de sentido racional y lógico.
Estas observaciones son igualmente aplicables a la escritura
inclinada al máximo hacia atrás o hacia la izquierda, que respondería a la
máxima introversión del individuo.
Grafólogos, como Albert E. Hugues, diplomado en Grafología y
Psicología y autor de varios libros dedicados a esta materia, consideran que:
“hay que indicar también que una escritura enredada o enroscada puede servir
para diagnosticar excitabilidad nerviosa, poca resistencia, indecisión o
histeria”.
Tenemos un claro ejemplo en la firma de Hitler, donde: “las
distintas letras se atropellan unas encimas de las otras hacia la derecha,
intentando de ese modo alcanzar la teórica línea recta de una comunicación sin
significado o sentido”, dejó escrito el grafólogo Albert E. Hughes.