Cerca de 50 millones de mujeres han caído en la pobreza
Viernes 26 de Noviembre de 2021 10:34 am
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Cerca de cincuenta millones de mujeres han caído en la
pobreza como consecuencia de la crisis económica originada por la pandemia de
covid-19, según los cálculos de ONU-Mujeres, aseguró hoy la vicedirectora
ejecutiva de esta organización, Anita Bhatia.
ONU-Mujeres publicó ayer un informe sobre la violencia
machista, en aumento por culpa de la pandemia y el confinamiento, todo ello en
víspera del Día Mundial contra la violencia de género que se conmemora hoy, y
aunque el informe se centra específicamente en los casos de violencia, la
ejecutiva de ONU-Mujeres lamenta que la mujer haya resultado víctima por
partida doble, de la pandemia y de la crisis posterior.
Anita Bhatia explica que en los países en desarrollo la
mayoría de mujeres trabajan en el sector informal, que es el que más sufrió por
el confinamiento total o parcial -según los países-, y razona que muchas de
ellas: “que ya se encontraban en los bordes de la pobreza, cayeron en ella”.
Ante la recesión, los gobiernos de todo el mundo prepararon
paquetes de estímulo y recuperación económica post-crisis dirigidos a programas
sociales, o para remediar el desempleo juvenil, o para pagar seguros, pero hay
muy pocos casos de programas de ayuda específica a mujeres.
Se añade a todo esto la cuestión de los cuidados familiares
y las cargas domésticas, que, si ya antes de la pandemia recaían el triple
sobre las mujeres que sobre los hombres, ahora este fenómeno se ha agravado, ya
sea «por estereotipos de género o por cuestiones culturales», y las
responsabilidades domésticas han recaído con más fuerza sobre las mujeres.
Ahora que el mundo vive una situación post-pandémica, esta
situación «ha frenado la capacidad de las mujeres de volver al mercado laboral
o incluso su deseo de hacerlo», y eso explica que en muchos países haya caído
el porcentaje de mujeres asalariadas.
Para Bhatia, las recetas para propiciar un reenganche de las
mujeres en el mundo laboral son claras: hacen falta «políticas públicas y
privadas» que permitan la creación de guarderías infantiles o los menús
escolares, ya que solo con ayudas desde arriba van a conseguir las mujeres
sentirse de algún modo liberadas de los quehaceres domésticos.
Las bajas de paternidad para los hombres, como se practican
en los países nórdicos en Europa, también son herramientas que ayudan a la
inserción laboral de las mujeres, y el plan de estímulo económico recientemente
aprobado por el Congreso estadounidense también recoge iniciativas loables con
el mismo objetivo.
VIOLENCIA EN EL MUNDO PARALELO DE INTERNET
Otra consecuencia negativa que para las mujeres ha traído la
pandemia ha sido el aumento de la violencia en la red, sobre todo en forma de
acoso sexual y amenazas, que a veces saltan a la vida real.
Puso como ejemplo el caso de Australia, donde se detectó un
aumento del 70% de denuncias por violencia de género en el momento en que se
introdujeron medidas de distancia social obligatoria, o porcentajes diez veces
mayores en el estado de Pensilvania, en Estados Unidos.
Al respecto, Anita Bhatia comienza diciendo que «lo primero
de todo es reconocer que existe y nombrar el problema» para ser conscientes de
su importancia, un mensaje que tiene varios destinatarios: las adolescentes
antes que todo, para que sepan que pueden y deben denunciarlo, y los parlamentarios
de todo el mundo, para que legislen y tipifiquen como delito la violencia y el
acoso virtual, algo que en muchos países no se hace.
Con respecto a las iniciativas aparecidas en varios países
para hacer aflorar la violencia de género oculta con una palabra -«mascarilla
19» en el caso de España o Latinoamérica- o una forma particular de levantar la
mano derecha y recoger los dedos, Bhatia reconoció que no ha habido ninguna
inspiración oficial, sino que han surgido desde abajo, y alabó su uso en las distintas
sociedades.
PRÁCTICAS MACHISTAS ASOCIADAS A TRADICIONES
Hay fenómenos profundamente degradantes para las mujeres
-como el matrimonio de menores, los crímenes de honor o la excisión del
clítoris- que no tienen que ver con la pandemia, sino que se arrastran desde
mucho más atrás por estar ampliamente arraigados en sus sociedades, Bhatia dijo
que en estos casos la política de ONU-Mujeres pasa por la persuasión a varios
niveles.
Primero, tratan de asociarse a líderes religiosos y
comunitarios con influencia en la población, para que demuestren que no hay
religión que avale esos comportamientos; segundo, convencer a los padres de que
el mejor lugar para una niña es la escuela y que la educación de una niña «es
una inversión, no un gasto», y por último sumar a estas causas a líderes
masculinos con predicamento.
Entre estos últimos, ONU-Mujeres ha convencido a jefes de
Estado, políticos, deportistas y artistas hombres para que públicamente
muestren su compromiso con la igualdad y los derechos de las mujeres, en el
convencimiento de que las palabras de un líder muy popular tienen mucho más
impacto que decenas de campañas específicas.