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Colimenses por el mundo; Ima y Coli



Domingo 28 de Noviembre de 2021 7:39 am

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CUATRO mil 554 kilómetros aproximadamente nos separan de Seattle, la ciudad más grande del estado de Washington, ubicada en el estrecho de Puget, al noroeste del Pacífico, rodeada de agua y montañas. Esta localidad es también sede de las gigantes Amazon y Microsoft, y es aquí donde desde hace 19 años reside el protagonista de esta historia.
Alejandro Pérez Cortés es un poeta. Estudió en la Universidad de Colima la carrera en Administración, sin embargo, al escuchar el llamado de las letras, realizó una segunda licenciatura, esta vez en Lengua y Literatura, para después concluir una maestría en Arte, con especialidad en Letras Hispanoamericanas, en la Universidad Estatal de Nuevo México.
Nació en Colima y desde muy chico mostró su amor por la lectura. Libros como La vuelta al mundo en 80 días e Ivanhoe, de Julio Verne y Walter Scott, respectivamente, marcaron su infancia que transcurrió en el barrio de la calle Margarita Maza de Juárez, aquí en el Centro la ciudad de Colima.
Reza el dicho que “lo que se hereda no se hurta”, y quizás sea por eso que Alejandro lleve en su sangre el amor por las letras, mismo que su abuelo Constantino Cortés Osorio mostraba al escribir poemas para su esposa Irene, los cuales repartía entre sus hijos para ser leídos en fechas especiales o como cuando cada año redactaba el Testamento de Judas, un texto hecho con sátira que se convertía en un momento de ocio para los habitantes de Acatitán, rancho en el que vivía. Constantino dejaba ver a su manera, como lo hace hoy Alejandro, un genuino amor y respeto por la creación literaria.
No sé si las letras lo enamoraron a él o si él se enamoró de ellas, pero ha sido esta una relación que inició hace muchos años y que lo introdujo al mundo de la lectura. Juan Rulfo, Jorge Ibarguengoitia y José Emilio Pacheco, lo han acompañado a lo largo de su vida y le han tocado el alma.
Hasta hoy sus poemas y cuentos breves han aparecido en un sinfín de publicaciones, entre las que se encuentra el suplemento cultural Ágora, de Diario de Colima, y algunas de sus producciones fueron incluidas también en la antología Jaula de versos, publicada por el Taller Literario Tablero de ajedrez, coordinado por el poeta local Efrén Rodríguez.
Pulió el oficio de escribir con reconocidos poetas como Verónica Zamora, Víctor Manuel Cárdenas Morales y Sergio Briceño, entre otros. Sus primeros versos en inglés aparecieron en la antología Soundings from the Salish Sea, A Pacific Northwest Poetry Anthology, recientemente por su poemario Ima y Coli son el árbol que nunca fue semilla, fue galardonado con el Premio Paz 2020, organizado por la Feria del Libro de Miami y National Poetry Series.
Cuando habla de Colima, Alejandro lo hace con alegría y nostalgia. Se sabe afortunado de haber pasado sus primeros años en un lugar “en el que todos se conocían, ibas al Centro y por lo menos encontrabas a 20 amigos, caminabas las calles en la madrugada y podías incluso dormir tranquilo sin poner seguro en la puerta”; las tardes, recuerda, no ajustaban para jugar, correr, caerse, volverse a levantar y de pasada perseguir a Capullo, el perro que tenía don Chon, el de la tienda de la esquina; las idas al Parque de la Piedra Lisa a degustar unas ricas doraditas “sencillas” y saborear un delicioso raspado, guardan en su memoria un lugar especial.
Muchos días han pasado desde que concluyó la educación preescolar en la escuelita que estaba dentro de la ex Zona Militar, en la Calzada Galván; su primaria en la emérita República Argentina; sus años de secundaria en la Secundaria Manuel Sandoval Vallarta, la famosa “Ochenta”; y sus años de preparatoria en el Bachillerato Número 1. Hoy la vida le ha regalado poder ver su obra no solamente publicada, sino ser reconocida en un país de lengua inglesa.
“Me ha movido a la humildad”, dice sobre el recibimiento que le dieron hace algunos días cuando llegó a Miami para presentar su poemario Ima y Coli son el árbol que nunca fue semilla, y narra cómo esta experiencia ha sido un bálsamo. A propósito de su obra dice lo siguiente: “Escribí sobre Colima, porque es mi génesis, porque uno escribe de lo que sabe y de lo que conoce, porque ahí está mi familia, porque ahí deje amigos y porque ahí también están mis muertos”.
Alex, como lo llaman sus amigos cercanos, es hijo de Fidencio Pérez Vega y María del Rosario Cortés Rojas, llamada cariñosamente Chayo. Es el hermano mayor de Glenda, y los tres, por azares del destino, salieron de Colima para iniciar sus vidas lejos de nuestras fronteras. Pero él dice: “Un día salí de Colima, pero Colima nunca ha salido de mí”. Anhela regresar y poder presentar su libro entre los suyos y convertir este evento en el pretexto ideal para el reencuentro con la familia y los amigos, y ya estando aquí, poder disfrutar, nuevamente de una tuba, un tejuino y una ida a la playa para recordar viejos tiempos. Por el momento, a través de este espacio hace una invitación para la presentación de su poemario, vía Zoom, que será en el mes de diciembre: https://us06web.zoom.us/webinar/register/WN_299Glm9kQwKyGuvSzL1uiQ.
Además de hacer poesía, Alejandro, quien vive con su esposa Nicole, es profesor en la Escuela North Creek High School, en donde imparte cursos de español avanzado y cultura hispanoamericana.
Aquí otro colimense que nos representa de una manera exquisita a través de la poesía y que lleva el amor por nuestra tierra a miles de kilómetros. Poder compartir esta historia de letras, de amor y desde luego de éxito, me ha dado una muy particular alegría. Estamos orgullosos.
¿Quieres compartir tu historia?, escríbeme: nana_cortes@hotmail.com


ADRIANA CORTÉS ÁLVAREZ



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