Crónicas del Cerillazo
Ángel Gaona
Miércoles 01 de Diciembre de 2021 10:02 pm
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Esa
mañana los Cerillazos salieron cabizbajos de las oficinas de “El Hijo del
Cuervo”; sin importar que hubiesen ido desde Colima, les avisaron que el
concierto que darían esa misma noche en el legendario lugar ubicado en pleno
centro de Coyoacán, estaba cancelado. Pero dio en suerte que en el camino de
regreso al hotel, se cruzaran con el secretario de Alejandro Aura –el
propietario del lugar–, quien escuchó atento sus explicaciones al respecto de
la bateada que acababan de darles.
—Ni se preocupen, ahorita yo personalmente arreglo esto.
Y como fue, los llevó de regreso a las oficinas, donde en una acalorada
discusión le exigió a la administradora respetara esa fecha pactada más de tres
meses atrás, argumentando que si los cancelaban habría consecuencias:
—Si quedamos mal con estos muchachos, quedamos mal con todo el estado de
Colima, y eso no le va a parecer al maestro Aura.
Resulta que todo ese desaguisado lo ocasionó un evento agendado de último
momento, se trataba de una fiesta donde estaría la crema y nata del rock
mexicano de los años noventa. El motivo era la presentación de Prohibido, un
disco de Paco Barrios El Mastuerzo, el bataquero de Botellita de
jerez, en solitario. Una producción considerada ahora de verdadero culto entre
los amantes del rock mexicano de la época.
Viendo el malestar del Mastuerzo
al enterarse que tendría que compartir el escenario con ellos, los Cerillazos
propusieron reducir su tiempo a unas cuantas rolas, pero la decisión del
secretario fue tajante, se presentarían tal como había sido planeado, sólo que,
ante un público que jamás habrían imaginado.
En las mesas del lugar, departían figuras señeras como
Guillermo Briseño, Betsy Pecanins, Saúl Hernández y el resto de los Caifanes;
Cecilia Toussaint, Jaime López, los Tacubos y un etcétera de celebridades que
se tuvieron que chutar a los colimotes como entremés musical previo a la
presentación estelar de la noche: el dichoso disco del Mastuerzo.
El Cerillazo es ahora una leyenda entre los amantes del rock
en Colima. Vendrán otros a ocupar un lugar incluso más destacado en el panorama
local o foráneo. Pero ninguno podrá decir que alternaron con Café Tacuba en sus
inicios, o que de las tres tocadas en El Hijo del Cuervo, una de ellas fue para
los santones del rock mexicano, que escucharon atentos sus canciones desde sus
asientos, y validaron con sus aplausos al grupo que creyeron era invitado de su
amigo El Mastuerzo.